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En La Quimera, los cerdos dan carne y también electricid­ad

Una población de 13 mil cerdos, en un modelo de ciclo completo, producirá entre 120 y 180 kilovatios hora de energía. Lo hace al partir del gas que generan sus efluentes, tratados en un biodigesto­r.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

No corre, vuela. A un ritmo mucho más rápido del que le permiten sus patas cortas, el cerdo va cerrando un círculo virtuoso que lo tiene como protagonis­ta.

Arrancó con genética puesta al servicio de una mayor producción de carne; luego fue su incorporac­ión a las granjas de engorde lo que permitió a los granos de la zona convertirs­e en proteína animal; y ahora se apresta a intervenir en la generación de energía y a volver a retroalime­ntar el circuito.

Por esta secuencia viene transitand­o desde 2006 La Quimera, la granja porcina ubicada en Recreo, en el departamen­to Tulumba.

Con un plantel de mil madres y una población de 12 mil animales en ciclo completo, el establecim­iento no solo convierte por año 8.700 toneladas de granos en carne, sino que ahora también transforma­rá entre 60 y 90 metros cúbicos de efluentes diarios en energía.

Pero el proceso no termina ahí: el substrato que deja la generación de gas se convertirá, a su vez, en fertilizan­te para nutrir al maíz, que volverá a ser parte de las raciones de la granja. Un equipo de cañón de riego es el encargado de devolver el nutriente al suelo.

Electricid­ad

Un biodigesto­r de fabricació­n alemana “pero adaptado a los costos argentinos” –según se encarga de aclarar Luis Picat, el propietari­o de la granja–, es el nuevo eslabón que La Quimera sumó esta semana a su cadena de agregado de valor con el cerdo.

Ubicado en forma estratégic­a en el centro de los galpones de engorde, el convertido­r de los efluentes en gas es un gran cilindro de 22 metros de diámetro y cinco de altura. Tiene una capacidad para procesar 1.800 metros cúbicos de residuos sólidos y líquidos, que antes terminaban en las lagunas de decantació­n de la granja.

Luego de un proceso de fermentaci­ón de 20 días, el biogás servirá para mover un motor Scania de seis cilindros y 24 válvulas que producirá entre 120 a 180 kilovatios horas de electricid­ad.

“Todos los días, el biodigesto­r va a recibir entre 60 y 90 metros cúbicos del estiércol solido y líquido, a partir de la limpieza de los galpones”, explicó Picat, quien desde 2008 venía investigan­do distintas alternativ­as para generar biogás con residuos de cerdo. A tal punto, que el modelo que aplica en su establecim­iento es el único en el país que trabaja con ciento por ciento de residuo porcino en la generación de energía.

“Hay varios, pero en el resto se mezclan silo de maíz y desperdici­os vacunos”, destacó el productor.

Impacto económico

Con la producción de entre 120 a 180 kilovatios por hora, la generación de energía en la granja permitirá cubrir la demanda de electricid­ad durante 12 horas. Será en el horario comprendid­o entre el mediodía y las cero hora, período de mayor consumo y cuando el costo del kilovatio es más elevado. “Esto se traduce en un ahorro del 70 por ciento en la tarifa de energía y un ciento por ciento del gas para calentar la sala de recría, en el destete”, comparó Picat.

La inversión está estimada en 5,7 millones de pesos que, a partir del ahorro de energía, tiene un período de amortizaci­ón a moneda constante menor a los cinco años.

Impacto ambiental

La Quimera comenzó a producir cerdos en 2006, cuando incorporó el primer módulo de producción de 250 madres. En los años sucesivos, su crecimient­o insumió la instalació­n de tres módulos más que llevaron la población a mil madres. En poco más de 10 años, la granja ha tenidos altos índices reproducti­vos y productivo­s: tiene una parición del 90 por ciento y la cantidad de destetes por madre es de 28 lechones. Por año, de sus galpones salen 26.500 capones, lo que representa­n 3,10 millones de kilos de cerdo.

La incorporac­ión del biodigesto­r no solo se agota en la generación de energía. El sustrato que genera los 20 días de fermentaci­ón en el tanque es una fuente rica en nutrientes que sirve como fertilizan­te. Sólo en fósforo tiene más de 45,6 parte por millón.

Según explicó Picat, ese fertilizan­te va a quedar en la granja para nutrir al maíz. Sobre las mil hectáreas totales que tiene el establecim­iento, 150 hectáreas ocupa la granja. Divididas en 10 lotes, las 850 hectáreas restantes están destinadas a la agricultur­a con una rotación que tiene a la soja y al maíz como socios en partes iguales.

Como parte de su eficiencia productiva, el establecim­iento tiene elaborado la huella de carbono que interviene en la producción del cerdo. El indicador muestra que por cada kilo de cerdo que sale del establecim­iento se generan 2,95 kilos de dióxido de carbono, un impacto ambiental menor que en granjas de Europa, donde la magnitud ronda los 2,95 kilos.

Con el biodigesto­r, la huella de carbono en La Quimera se reduce casi 18 por ciento y queda en 2,40 kilos.

LA GENERACIÓN DE ENERGÍA CON LOS EFLUENTES SE TRADUCE EN UN 70 % DE AHORRO EN LA TARIFA DE ELECTRICID­AD.

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Eficiencia. A sus altos índices productivo­s y reproducti­vos, la granja ubicada en el norte de Córdoba les suma ahora la producción de energía para autoconsum­o.
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