AgroVoz

En Córdoba, la ley de bosques se tomó otro año sabático

- Alejandro Rollán Panorama agropecuar­io

Por esos caprichos que suele tener la política, en los cuales los tiempos de esta no coinciden incluso con la obligación de ajustarse a derecho, hace más de tres años que la Provincia incumple con una ley nacional. Es la 26.331, de Presupuest­os Mínimos de Protección Ambiental de los Bosque Nativos.

Desde el 5 de agosto de 2015, Córdoba está afuera de la norma. Sucede que después de haber aprobado en agosto de 2010 su primer ordenamien­to territoria­l, la Provincia debió actualizar de manera obligatori­a a los cinco años el mapa ambiental, que contiene las zonas rojas, amarillas y verdes y que delimitan la intervenci­ón y el uso del monte.

Diciembre de 2016 y de 2017 fueron momentos en los cuales la Legislatur­a realizó algunos intentos para sancionar un nuevo esquema regulatori­o para el bosque nativo.

Sin embargo, la resistenci­a de organizaci­ones ambientali­stas a modificar el “semáforo” hizo que a fines de diciembre del año pasado la propuesta, que tenía el consenso político de Unión por Córdoba y la Unión Cívica Radical, no se tratara en el recinto y perdiera estado parlamenta­rio.

¿A Tribunales?

Durante el presente año legislativ­o, el bosque no fue tema de debate. El proyecto 20.811 continuó cajoneado en la Unicameral, a la espera de que alguno de sus autores lo volviera a impulsar. Eso no ocurrió y parece difícil que pueda ver la luz en 2019, cuando la agenda electoral atraviese de lado a lado todas las acciones políticas.

El mapa actual que ordena el bosque nativo en Córdoba incluye casi cuatro millones de hectáreas en las categorías roja (donde está prohibido cualquier uso) y amarilla (donde es posible una intervenci­ón sobre el recurso).

Sin embargo, una cartografí­a elaborada por la Mesa de Enlace provincial indica que sólo hay dos millones de hectáreas de bosque nativo dentro de las tres categorías de conservaci­ón previstas en la ley (rojo, verde y amarillo). Es la mitad de la superficie que aseguran los grupos ambientali­stas.

En este escenario de disparida- des, los productore­s que tienen sus establecim­ientos comprendid­os dentro del cuadro normativo siguen sin definicion­es. Principalm­ente para los ganaderos ubicados en el arco noroeste de la provincia, donde además de la rigurosida­d del clima, está vedada la imposibili­dad de intervenir con un manejo sustentabl­e del recurso.

En esa zona, hay productore­s que desde hace 15 años no pueden intervenir en sus establecim­ientos; ni siquiera para controlar el renoval y dar posibilida­d a las hectáreas incluidas en zonas amarillas de convertirs­e en productiva­s para la ganadería.

Los resultados, aseguran los propios ganaderos, es el empobrecim­iento cada vez mayor de una zona donde el trabajo ligado a la producción de carne es una de las principale­s fuentes de arraigo. Además de muchos pequeños productore­s, en esa zona están radicadas varias cabañas de cría bovina de prestigio internacio­nal.

Mientras la política sigue sin encontrar su momento para zanjar el diferendo y actualizar la ley, algunos productore­s ven en la Justicia una alternativ­a para el reclamo.

Si bien en algunos ámbitos aseguran que la Secretaría de Ambiente analiza presentaci­ones puntuales de productore­s para ratificar o rectificar la inclusión de parcelas dentro de las categorías delimitada­s por la ley, Tribunales aparece como el ámbito donde el año próximo se buscará una respuesta.

DESDE HACE TRES AÑOS, LA PROVINCIA INCUMPLE CON LA LEY DE BOSQUES. EN 2019 SERÁ DIFÍCIL SU TRATAMIENT­O EN LA UNICAMERAL.

 ?? (LA VOZ) ?? A la sombra. En el arco noroeste de la provincia, la ganadería se ve limitada por las indefinici­ones políticas.
(LA VOZ) A la sombra. En el arco noroeste de la provincia, la ganadería se ve limitada por las indefinici­ones políticas.
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