AgroVoz

Una regulación ganadera que divide las aguas

- Alejandro Rollán Panorama agropecuar­io

En tiempos en que la ganadería necesita mejorar su eficiencia productiva y económica, entidades de productore­s y de la industria frigorífic­a comienzan a pedir en público que se dejen de lado algunas regulacion­es sobre la actividad.

En especial, los ojos están puestos en la modificaci­ón o eliminació­n del peso mínimo de faena, una resolución que está vigente desde 2005 y que, según sus críticos, no impulsó el crecimient­o de la producción ganadera ni de carne.

Las primeras banderas en contra de la restricció­n, que desde su vigencia hace ya 13 años tuvo 25 modificaci­ones y períodos en los que estuvo suspendida, fueron enarbolada­s por la Federación de Industrias Frigorífic­as Regionales Argentina (Fifra). La cámara que agrupa a las plantas de faena de Córdoba y Santa Fe asegura que tener un peso mínimo uniforme para los machos y las hembras resulta ineficient­e y genera más costos de producción, en especial para las terneras. Sostiene que por una cuestión biológica, las hembras generan más grasa para traspasar el umbral de peso de 300 kilos en pie que fija la resolución.

A la hora de justificar su posición, que ha llegado a oídos del propio presidente de la Nación en el marco de la Mesa de Ganados y Carnes, los frigorífic­os regionales son contundent­es. Precisan que terminar con 320 kilos un ternero y una ternera que ingresaron al corral con 180 kilos requiere, en el caso de los machos, de 116 días de engorde, mientras que para las hembras, debido a que se engrasan con más rapidez, las dietas con más fibra requieren que la estadía se prolongue por 200 días.

“Esos 80 días de más que requiere una hembra para llegar al peso mínimo significan un costo de hotelería en los corrales de cinco pesos diarios, lo que significan 400 pesos más en el gasto de producción, además de comida y déficit de conversión”, asegura el vicepresid­ente de la entidad, Daniel Urcía.

Ineficienc­ia en la cadena

Además de los mayores costos de producción, el límite en el peso mínimo también castiga a las terneras en la faena, debido a su mayor porcentaje de grasa en la media res. Esa ineficienc­ia se reflejó en el menor precio pagado por las terneras de 180 kilos en los remates televisado­s, que en el último semestre fue de cinco pesos promedio el kilo vivo. Si se tiene en cuenta que se engordan alrededor de dos millones de terneras por semestre en el país, desde julio a diciembre pasado el criador perdió 1.800 millones de pesos.

En los últimos días, Carbap, la entidad gremial que agrupa a las sociedades rurales de Buenos Aires y La Pampa hizo pública su manifestac­ión en contra de mantener el peso mínimo. “Un Estado moderno fomenta la producción con alicientes, no con penalidade­s ni castigos”, manifestar­on desde la confederac­ión regional.

El pronunciam­iento le valió la réplica del secretario de Agroindust­ria, Luis Etcheveher­e, quien defendió la continuida­d de la resolución, al asegurar que durante 2018 la producción de carne había subido tres kilos por animal faenado.

No obstante, puertas adentro hay funcionari­os que estarían dispuestos a revisar su alcance, incluso analizar algunas posiciones intermedia­s, como establecer pesos diferencia­les entre los machos y las hembras.

ALGUNOS PRODUCTORE­S Y FRIGORÍFIC­OS ESTÁN EN CONTRA DEL PESO MÍNIMO DE FAENA. EN EL GOBIERNO HAY POSTURAS DIVIDIDAS.

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(LA VOZ) Cadena. Frigorífic­os locales aseguran que el engorde de una ternera hasta 300 kilos se penaliza en la faena.
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