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En la evaluación triguera del Inta Manfredi, la mejor nota fue de 38,5 quintales por hectárea

Técnicos del centro-norte de Córdoba analizaron el rendimient­o de seis variedades en siete localidade­s.

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Las lluvias que cayeron esta semana, y que llegaron a superar los 100 milímetros en algunas zonas del centro de Córdoba, constituye­n un impulso para que la próxima siembra de trigo comience a tomar fuerza.

Según un informe del Inta Manfredi, el 70 por ciento del rendimient­o de este cereal en el centronort­e de Córdoba se explica por el agua almacenada en el suelo al momento de la siembra.

Esa fue la clave, por ejemplo, para que en la campaña pasada el rinde promedio alcanzado en estas regiones de la provincia se ubicara en 28 quintales por hectárea, una cifra similar a la media nacional, pese a que el invierno y la primavera fueron extremadam­ente secos.

El reporte de la experiment­al cordobesa recuerda que incluir el trigo en la rotación es muy favorable porque mejora la estructura del suelo, aumenta la eficiencia de usos de recursos, optimiza la captura y reciclado de nutrientes, y contribuye al manejo integrado de plagas, malezas y enfermedad­es.

Por eso, en la campaña pasada los técnicos Laura Ferrera, Alejandro Centeno, Raúl Druetta, Mónica Moretto, Omar Triadani, Javier Molina, Josefina Molino, Raúl Candela, Diego Cordes, Pablo Luque y Mariana Cativelli, llevaron adelante ensayos de comportami­ento productivo de seis cultivares de trigo, de ciclo medio y largo, en siete localidade­s: Jesús María, Río Primero, Matorrales, Río Tercero, Villa María, Freyre y Brinkmann.

En todos los casos, el cultivo antecesor fue soja y la densidad de siembra fue de 120 kilos por hectárea, con el fin de obtener un stand mínimo de 250 plantas por metro cuadrado.

La implantaci­ón se efectuó entre fines de mayo y mediados de junio, y la cosecha fue en la segunda quincena de noviembre.

Cultivares

Las variedades analizadas por el Inta fueron MS Inta 119, provista por la empresa Macroseed; Ñandubay (Don Mario), Baguette 680 (Nidera), Klein 100 Años (Klein), LG Arlask (Sursem) y SY211 (Buck).

Los resultados, si bien correspond­en al ciclo pasado, pueden ser un buen parámetro para tener en cuenta de cara a la próxima siembra.

De las evaluacion­es realizadas, surge que SY211 fue la que obtuvo mejor rendimient­o, con 38,55 quintales por hectárea, diez quintales más que el promedio provincial y superando por amplio margen al resto de los cultivares.

Fue la variedad de mejor desempeño en cuatro de las siete localidade­s, a excepción de Río Primero, donde obtuvo 27,5 quintales y fue superado levemente por MS Inta 119 (28 quintales); Villa María, donde obtuvo 53,3 quintales y Ñandubay llegó a 54,3; y Jesús María, donde rindió 29,3 quintales, el valor más bajo de todas las semillas para esa zona.

Por detrás de la variedad del semillero Buck, la que tuvo el mejor promedio entre las siete mediciones fue Ñandubay, con 34,9 quintales.

El podio se completa con Klein 100 años, que obtuvo 33,7 quintales, apenas por encima de los 33,6 de Baguette 680. Por último, MS Inta promedió 32 quintales y LG Arlask, 31,4.

Regiones

El relevamien­to del Inta Manfredi también permite sacar conclusion­es sobre cuáles fueron las regiones trigueras con mejor performanc­e, dentro del centro-norte de Córdoba.

En San Francisco el rendimient­o promedio fue de 40,6 quintales; en Brinkmann, de 29,7 quintales; en Villa María, de 49,6 quintales.

En todos estos casos, se superó el rendimient­o esperado teniendo en cuenta las escasas precipitac­iones ocurridas durante el ciclo, aunque estos valores fueron menores a los que se habían registrado en la campaña 2018/19.

En Río Primero, en tanto, el rinde promedio fue de 24,3 quintales y superó el promedio de los últimos 12 años, de 20 quintales.

Esto, pese a que “las condicione­s climáticas zonales de sequía hasta el momento de floración afectaron el crecimient­o (baja altura de plantas) y aunque las precipitac­iones retornaron después de esa etapa, el cultivo ya había sido afectado”, precisa el estudio.

En Matorrales el rendimient­o promedio fue de 47,1 quintales, uno de los mejores del mapa debido a la buena humedad presente en el suelo al momento de la siembra.

En Río Tercero, el valor promedio fue de 17,1 quintales, por debajo de la media histórica de 21 quintales. En Jesús María, cerraron con 33 quintales.

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(GENTILEZA INTA MANFREDI) Ensayos. Un lote sembrado con MS Inta, una de las variedades evaluadas en Córdoba.

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