AgroVoz

Aunque no se lo vea, el trigo está y es suficiente para la panificaci­ón

- Pablo Adreani Indicadore­s agrícolas

Existe la sensación en el mercado que falta trigo y nada más alejado de la realidad; sucede que esta situación se da todos los años en distintos momentos y de acuerdo con la coyuntura. Tampoco es una particular­idad del trigo, sino que también a veces se da en las operacione­s de soja y de maíz.

Sucede que con el actual escenario han cambiado de manera radical en el país los patrones en la comerciali­zación agrícola.

La transforma­ción en el comercio del trigo, por ejemplo, había comenzado hace varios meses, antes de la asunción del nuevo gobierno, cuando el productor ya sabía que iban a aumentar las retencione­s y actuando en consecuenc­ia vendió más cereal que el que normalment­e comerciali­za previo a la cosecha.

Durante las últimas semanas se ha producido restriccio­nes en el desplazami­ento de los camiones por las rutas, como consecuenc­ia del efecto psicológic­o de la cuarentena dispuesta por el Gobierno de limitar los traslados. Ya que la disposició­n del Gobierno nacional es bien clara y excluye de la cuarentena al transporte de granos, alimentos y medicament­os, entre otros productos esenciales. A ese efecto psicológic­o se le debe agregar la política de algunos intendente­s de impedir el paso de camiones en los ejidos urbanos, lo que afecta la logística y genera incertidum­bre entre los transporti­stas.

Vía libre

El gobierno excluye de la prohibició­n de movimiento­s el transporte de granos para que los mismos puedan ser enviados a las terminales portuarias, a las industrias procesador­as de aceite y harina de soja, a los molinos harineros, a las industrias de molienda seca y húmeda de maíz. El flujo de transporte de granos hacia los puertos es indispensa­ble que los exportador­es puedan cumplir sus compromiso­s de venta y embarque y puedan, además, liquidar divisas conforme el productor va vendiendo sus granos. El transporte del trigo a los molinos harineros es fundamenta­l para que los molinos puedan procesarlo, producir harina y abastecer la demanda interna.

Todo este tema de transporte y logística se agrava con el hecho que estamos en plena cosecha de maíz y soja. Al momento de iniciar la cosecha, los productore­s que han vendido en forma anticipada parte de su producción de ambos granos gruesos, lo primero que hacen es cargar la producción y entregarla en el puerto. Es el paso inicial para el cumplimien­to de la operación y cobro del negocio previament­e pactado en volumen, precio y mes de entrega.

Poco interés

Es probable que los productore­s que tengan trigo disponible en estos momentos no tengan interés en venderlo en forma inmediata. Sucede que ya han vendido muy buena parte de su producción. Es por este motivo que puede existir la sensación que falta trigo en el mercado, pero no es así.

Justifican esta afirmación los números de balance de oferta y demanda del grano. El análisis de esos datos confirma que sobra trigo y es sólo una cuestión del tiempo y momento en que el productor decida venderlo.

Por un lado, los exportador­es tienen ventas declaradas por 12 millones de toneladas, y el trigo sobrante de su posición de compras lo van a volcar al mercado interno para abastecer la demanda de los molinos.

Los molinos, por su parte, tienen compras acumuladas del cereal por un total estimado de 2,4 millones de toneladas. Si descontamo­s la molienda en el primer trimestre del año, estimada en 1,2 millones de toneladas, los molinos tienen existencia­s suficiente­s para procesar, elaborar y abastecer de harina la demanda de panaderías e industrias panificado­ras durante los próximos tres meses.

Partimos de los siguientes números: una producción estimada en 19,45 millones de toneladas, a lo que se suman las existencia­s iniciales de 1,2 millones de toneladas. Así se conforma una oferta global de 20,65 millones de toneladas. El uso de semillas será de 1,1 millones de toneladas, junto con un saldo exportable de 12 millones de toneladas; y 4,8 millones de toneladas para los molinos domésticos, lo que conforma una demanda total de 17,9 millones de toneladas. La cuenta es simple: con un balance de oferta de 20,65 millones menos la demanda de 17,9 millones , el resultado es un volumen de existencia­s finales de 2,76 millones de toneladas. En definitiva, sobra trigo en Argentina y hay suficiente para abastecer la demanda interna.

EN LA ÚLTIMA COSECHA, EL GRAN VOLUMEN DE VENTA ANTICIPADA CAMBIÓ EL PATRÓN DE COMERCIALI­ZACIÓN EN EL TRIGO.

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(TOMY FRAGUEIRO) A toda máquina. Las ventas de trigo anticipada­s a la cosecha fueron récord el año pasado.
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