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Las restricciones para la circulación y para las actividades presenciales también dispararon en el agro el uso de herramientas virtuales. Cuáles son las ventajas de esta nueva ola digital.
Durante los últimos siete días de cada mes, los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Crea) viven lo que se denomina la “Semana Crea”: una serie de reuniones que se extienden de manera transversal a toda la organización. El cuerpo directivo, las comisiones de cada sector y los más de 200 grupos distribuidos por todo el país tienen encuentros en los que debaten los pasos a seguir.
En febrero, los meetings (reuniones) fueron como siempre: presenciales y con los asociados viajando largos trayectos para asistir. En marzo, forzados por las medidas preventivas tomadas para combatir la pandemia de coronavirus, fueron 100 por ciento virtuales, con resultados sorprendentes.
“Crea es una organización de reuniones y esta situación, en un principio, nos puso en jaque. Tuvimos que virtualizar todo. Sabíamos que era posible, pero nos daba miedo hacerlo. Y tuvo un resultado bárbaro”, señala Federico Bert, director de Investigación y Desarrollo de Crea.
Desde su punto de vista, si bien la tecnologización del agro venía creciendo, había aspectos como las reuniones o el asesoramiento a distancia en los que el ingreso al mundo virtual era “tímido”. Un ejemplo de los beneficios que trae es el ahorro en logística y viáticos: aún no hicieron el cálculo, pero desde Crea son conscientes que evitar estas reuniones presenciales constituye una importante reducción de costos.
Bert también es copropietario de Agroconsultas, una plataforma que permite hacer preguntas técnicas a expertos y que ofrece videos virtuales con recomendaciones. “La demanda de transmisiones que tuvimos en el último mes fue el triple que el año pasado, por muchas empresas que tenían sus jornadas preparadas y no pudieron hacerlas presenciales, pero sí virtuales”, comenta.
Más digitales
Bajo este panorama, Bert considera que pasada esta coyuntura, seguramente las dinámicas de trabajo van a cambiar. “Yo como productor comencé a monitorear con más frecuencia los lotes; lo lógico es que esto dispare el uso de herramientas digitales que te ahorran un viaje al campo”, indica.
Jairo Trad, CEO de Kilimo –aplicación cordobesa que recomienda estrategias de riego– define a esta coyuntura como una “neodigitalización forzada”.
“En nuestro último webinar (seminario web) tuvimos récord de asistentes. Estamos reemplazando el ‘nos vemos en el campo la semana que viene’, por ‘hablemos mañana por videollamada’. Se aceleran las negociaciones, ya no necesitamos juntarnos en un establecimiento para que yo muestre el valor agregado que genera mi servicio”, resume.
Y agrega, en tono jocoso: “La gente no quiere moverse, para cuidarse, y está aprendiendo a digitalizarse. La oportunidad está, el volumen de consultas creció, al cambio de demanda lo vemos claro. Tal vez porque ahora tienen más tiempo para leer los e-mails”.
Optiagro es otra app fundada por emprendedores cordobeses que, para aprovechar las necesidades del productor por más información “a distancia” y difundir los beneficios de sus productos, decidieron regalar el servicio de monitoreo satelital.
“Lo que nos está sucediendo es que muchos nos preguntan: ¿cuánto nos va a salir después de que pase esto? Y cuando le decimos el precio, nos contestan que si lo hubieran sabido, lo hubieran comprado hace mucho”, asegura Matías Carrera, CEO de Optiagro.
Esta startup también ofrece un servicio de monitoreo permanente de la maquinaria agrícola. “Nos pasa lo mismo: muchos que se lamentan de no haberlo adquirido antes. Estoy en un grupo de agrónomos y están los que ven los tractores desde su casa y les hacen bullying a los que no pueden hacerlo”, grafica.
Para Carrera, el beneficio es que este “momento límite” permite ver el valor que tienen estos desarrollos. Desde el Inta Manfredi, el especialista en maquinaria agrícola y agricultura de precisión, Juan Pablo Vélez, coincide. “En estos escenarios, cuando aprieta la necesidad es cuando realmente se advierte la ventaja de la digitalización y el manejo remoto de todas las variables posibles”, remarca.
Asesoramiento y formación
Según Vélez, no sólo se está generando la inquietud entre quienes no usan tecnologías, sino también que quienes ya las venían implementando las están utilizando mejor. Además, también el asesoramiento a través de expertos se está tecnologizando.
“No sólo el usuario lo está entendiendo. En la otra punta, los técnicos también están cada vez más accesibles a aportar información de manera digital. Los sudafricanos nos dicen que les ayudamos a mejorar mil kilos el rendimiento de la soja gracias al WhatsApp”, comenta Vélez.
Con su oferta de capacitación, la Bolsa de Cereales de Córdoba viene experimentando algo similar.
“En las ‘BCCBA Talks’ (charlas de la Bolsa), tenemos un cupo de 100 personas que estamos completando en apenas 15 minutos. Cuando son presenciales, nos cuesta muchísimo alcanzar esa cantidad. Estamos teniendo un poder de llegada y de convocatoria muchísimo mayor”, admite Ana Clara Rhó, representante del área de asuntos institucionales de la entidad.
Según Rhó, un aspecto clave que incide es que gran parte del público es del interior y le cuesta viajar a Córdoba para participar de un encuentro. “Esto ofrece la posibilidad de parar sólo 30 minutos, conectarse, escuchar y seguir trabajando. Por eso, pasada esta situación excepcional, seguramente se seguirá haciendo porque ha tenido mucha repercusión”, completa.
CUANDO APRIETA LA NECESIDAD, ES CUANDO SE ADVIERTEN LAS VENTAJAS DE UNA MAYOR DIGITALIZACIÓN.
Juan Pablo Vélez, Inta Manfredi
CON LAS CHARLAS ON LINE ESTAMOS COMPLETANDO CUPOS DE 100 PERSONAS EN APENAS 15 MINUTOS.
Ana Clara Rhó, Bolsa de Cereales
YA NO HACE FALTA JUNTARSE EN UN CAMPO PARA DEMOSTRAR EL VALOR AGREGADO QUE TIENE MI SERVICIO.
Jairo Trad, CEO de Kilimo