AgroVoz

La bajante del río Paraná ralentiza las exportacio­nes

-

Con la cosecha récord, el año pasado la cadena industrial que ocupa más de 60 kilómetros en las márgenes del río Paraná, al norte y al sur de Rosario, mostró todo su potencial como uno de los polos agroexport­adores más grandes del mundo.

Entre otros datos sobre el desafío logístico que esto representa, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que 2.632 buques se acercaron hasta los puertos de Timbúes, San Lorenzo y otras localidade­s santafesin­as para cargar granos y subproduct­os. Fueron 500 más que en 2018.

Este año, aunque no se repetirán los números excepciona­les de la última campaña, las previsione­s indican que la producción de granos estará entre las más altas de la historia. Pero es posible que este flujo hidrovial no pueda repetirse por una razón que escapa a las decisiones humanas: la falta de lluvias en la cuenca del Paraná.

En las últimas horas, la altura del río se ubicó por debajo de un metro a la altura de Rosario: es el valor más bajo desde 1989 y es menos de un tercio del promedio para abril (3,6 metros).

Los complejos de soja, de maíz y de trigo aportan uno de cada tres dólares que ingresan a la Argentina por exportacio­nes y más del 70 por ciento del comercio exterior de estos productos; parte desde los puertos del Gran Rosario.

La Bolsa rosarina advierte que, por esta bajante histórica, “los embarques previstos para abril y mayo podrían ralentizar­se y generar problemas de saturación en la capacidad de almacenaje de granos dentro de los puertos”.

Por eso, esta situación significa una de las mayores preocupaci­ones que tienen por estas horas en la cadena comercial agropecuar­ia, tal como lo reconocier­on fuentes de acopios y de cooperativ­as de Córdoba (ver página 2).

Impacto

Según el informe de la BCR, los barcos de mayor envergadur­a que llegan hasta Rosario navegan a una profundida­d de 34 pies, que la empresa encargada del dragado del Paraná está obligada a garantizar cuando el río tiene una altura mínima de 2,47 metros. Hoy eso es imposible, por lo que cada buque navega como máximo a 30 pies.

El cálculo promedio es que cada pie perdido significan entre 1.500 y dos mil toneladas menos embarcadas. Los buques más grandes son los Panamax con una capacidad de hasta 65 mil toneladas que, al perder entre tres y cuatro pies de profundida­d, parten con seis mil a ocho mil toneladas menos.

Después siguen los Handymax, que cargan hasta 40 mil toneladas y normalment­e viajan a 32 pies, por lo que ahora estarían llevando entre dos mil y cuatro mil toneladas menos.

Alfredo Sesé, economista experto en logística de la entidad rosarina, asegura que es muy difícil estimar el impacto diario que está teniendo esta situación en las exportacio­nes agroindust­riales. Ya que su magnitud depende de los programas de carga de los buques y qué mercadería llevan.

“No es lo mismo granos, que pesan más, que harinas o aceites, que cubican más y pesan menos”, aclara el especialis­ta.

De todos modos, Sesé admite que “se va a ralentizar la cadena logística y va a tener más costos”. Por ejemplo, este contexto obliga a los pilotos de los buques a mayor prudencia en los movimiento­s.

“Esta bajante hace que todo el proceso de carga sea más lento y las instalacio­nes portuarias tarden más en vaciarse. Por ejemplo, soja y maíz no se pueden mezclar en los silos, entonces si no se manejan bien los stocks puede suceder que algún espacio quede medio vacío y puede ser un desperdici­o. Es un desafío logístico muy importante para toda la cadena”, explica Sesé.

Pese a esta situación, el investigad­or sostiene que el mensaje debe ser de tranquilid­ad, sobre todo para los mercados que le com

pran a la Argentina. “Puede parecer que no vamos a poder cumplir los contratos, y eso no es algo que esté en riesgo”, menciona.

Y también cita el problema adicional de la demora de las barcazas que provienen de Paraguay, con soja que se mezcla con la local para elevar los niveles de proteína.

¿Cuando se normaliza?

El actual contexto obedece a la falta de lluvias que prevalece en la región sur sureste de Brasil, donde justamente nace el río Paraná de la confluenci­a del río Grande y el río Paranaíba.

“El ‘corte’ en las precipitac­iones se da principalm­ente en la región comprendid­a por los estados de São Paulo, Minas Gerais y Mato Grosso do Sul a partir del mes de enero, profundizá­ndose en enero y marzo”, sostienen los meteorólog­os José Luis Aiello y Marcelo Matías Gil, a través de un informe para la Bolsa rosarina.

¿Cuándo volvería la normalidad en las lluvias? Si bien a partir del 15 de abril se pronostica­ban lluvias en la zona de Minas Gerais y Mato Grosso do Sul con picos de hasta 200 milímetros, Aiello y Gil admiten que no es inmediata la respuesta sobre el nivel del Paraná. Por lo que consideran que el regreso a la normalidad es poco alentador hasta bien entrada la segunda quincena de abril.

SI BIEN SE ESPERAN LLUVIAS EN EL SUDESTE DE BRASIL, DONDE NACE EL PARANÁ, LA NORMALIDAD LLEGARÍA A ROSARIO HACIA FINALES DE ABRIL.

 ?? (GENTILEZA BCR) ?? Se empantana. Un banco de arena en el medio del Paraná.
(GENTILEZA BCR) Se empantana. Un banco de arena en el medio del Paraná.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina