Capturar el potencial
El fondo regional compró Eco Minera en 2017 y ya cerró otra transacción. Busca empresas medianas que facturen entre US$ 50 millones y US$ 200 millones.
Nicolas “Nick” Rohatyn conoce a la Argentina bastante más de lo que el país lo conoce a él. Lo escuchó dar el puñado grande de golden boys argentinos del J.P. Morgan de los ‘90, cuando el estadounidense era director de Sales, Trading and Research para todos los mercados emergentes. Y hace no mucho, en septiembre de 2016, lo oyó con atención el auditorio del CCK plagado de hombres de negocios, en el marco del Foro de Inversiones y Negocios. “He visto un montón de subidas y caídas en la Argentina. Y este es un buen momento. Eso no quiere decir ‘sin riesgo’, pero es un muy buen momento”, adelantaba, ya con el traje de fundador de su propio asset manager, The Rohatyn Group (TRG), que conformó en 2002.
Buenos Aires fue la ciudad donde TRG tuvo su primera oficina latina. El partner que lo logró fue Miguel Gutiérrez, conocido de Rohatyn desde sus días en J.P. Morgan, donde el argentino había estado desde 1980 a 2001; lugar en el que también se había responsabilizado del área de Mercados Emergentes. Si bien Gutiérrez –también presidente de YPF– conórdenes tinúa en la firma, quien dirige sus operaciones tanto en la Argentina como en la región es Roberto Chute, ingeniero Industrial del ITBA, MBA de Kellogg y, entre otros puestos, exdirector de Banc of America Equity Partners Latin America.
“El país necesita fondos de private equity y de infraestructura que puedan tener la capacidad de apostar a largo plazo por la Argentina”, sostiene Chute, en diálogo con APERTURA. Que tanto él como sus jefes no hablen nunca con la prensa no quiere decir que no ostenten anuncios: TRG cerró dos transacciones en 2017 y espera culminar otra este año; el capital invertido en esas tres adquisiciones rondará los US$ 250 millones. “La diferencia de valuaciones entre América latina y la Argentina se ha ido achicando en el transcurso de los últimos dos años, pero todavía existe un diferencial, para mí relevante, cuando uno compara con otros países de la región. No solo por el valor sino también porque creo que hay un potencial de crecimiento en varios sectores más grande del que tienen los otros países”, afirma.
Con esa lógica, en abril TRG se hizo con la mayoría de Eco Minera, una de las compañías de servicios mineros más importantes de la Argentina, fundada en 1996. La empresa se especializa en servicios de perforación y movimiento de suelos. Chute, más allá de la formalidad en el comunicado de prensa –“Nos entusiasma impulsar aún más el crecimiento”, dijo–, no brinda información
tanto sobre esa inversión como sobre la nueva, ya cerrada. Pero sí deja entrever qué es lo que quiere en la Argentina. “Nos enfocamos en transacciones que involucran la inversión en empresas de tamaño mediano, con ventas aproximadas de entre US$ 50 millones y US$ 200 millones”, informa. Los sectores, agrega, son diversificados: agroindustrial-alimenticia, seguros, telecomunicaciones o utilities, por citar solo algunos. Él mismo es también generalista cuando habla de ellos: “Sectores en los que la Argentina tiene claras ventajas competitivas sostenibles en el tiempo, sectores que durante la última década no han evolucionado a la par de los principales países de la región y por lo tanto tienen un alto potencial de crecimiento en condiciones normalizadas, y sectores ligados a infraestructura o afines, cuyas inversiones son necesarias para tener un crecimiento económico sostenido en los próximos años en la Argentina”.
Quien quiera llamar la atención de TRG deberá cumplir con ciertos requisitos. “Compañías de tamaño mediano, con sólidos trackrecord operativo y comercial. Una posición competitiva consolidada en su mercado relevante”, cita Chute, entre otras cualidades. Particularmente, considera importante que “los socios mantengan una participación accionaria relevante y que el management continúe involucrado e incentivado”. Buscan la mayoría y, en consecuencia, cambiar cosas. “Además de liderar –o participar activamente cuando se de inversiones en minoría– el directorio de las empresas, TRG colabora activamente con el management de distintas maneras”, destaca. La firma meterá mano, especialmente en el área financiera, donde en algunas ocasiones puede cambiar a la persona encargada. “Ayudamos a las empresas a determinar su óptima estructura de capital”, informa Chute, quien va más allá de los números. “Fundamentalmente, hay un trabajo muy importante en mejorar el proceso de toma de decisiones estratégicas. En la mayoría de las empresas argentinas, durante los últimos años, las gerencias han estado dedicadas en gran medida a administrar el día a día de sus negocios en un contexto de incertidumbre. Con el nuevo escenario macroeconómico argentino, deben volver a pensar estratégicamente y a decidir cómo aprovechar esta oportunidad de crecimiento y reinserción en el mundo”.
Algo parecido decía hace un tiempo su jefe, Nicolas Rohatyn: cuando se preguntaba por qué varios estaban vendiendo, destacaba que se debía a que “las cosas se están poniendo mejores” y a que los empresarios “quieren expandirse”. No obstante, se daba cuenta de que otros escondían diferentes razones, éstas igualmente genuinas. “En pocos casos, vimos gente que había estado trabajando incansablemente para mantener sus negocios a flote en tiempos difíciles y que ahora quiere hacer un poco de cash out”. Chute, por su parte, habla de la generalidad que es la regla que mide el negocio de TRG. “Los inversores en la región buscan retornos promedio de alrededor de 25 por ciento anual, medido en dólares”, explica. Para eso, deberá generarles ganancias a las compañías. “Dado que en ciertos sectores el Ebitda sirve como un parámetro de la valuación de las empresas, en general se espera duplicarlo en un plazo de cuatro, cinco años”. En el asset management no esperan quedarse más, según lo que Nicolas Rohatyn decía en 2016. “Creo que no necesitas pensar en plazos de 10 años aquí. Entre el precio de entrada al que uno entra (…), el crecimiento que está para ser desbloqueado en el país y el lift que uno puede obtener regionalmente, cinco, seis años es mucho para obtener un retorno realmentrata te bueno aquí”, dijo.
Los precios son otra de las variables que Chute mira por estos días. “Entendemos que el país no está caro con respecto a la región en el me rcado privado, tanto en valores relativos como considerando las oportunidades de crecimiento superiores que presenta la Argentina en comparación al resto de América latina”, cree. Para fijar una valuación, trabaja como casi todos. “En general, utilizamos múltiplos de transacciones comparables de los mercados público y privado, así como el análisis de flujo de fondos en base a retornos objetivos”, plantea.
El ejecutivo respira otros aires que rondan por la industria argentina y actual del private equity, que –considera– quedó afuera de un boom latinoamericano durante la última década. “La industria ha crecido significativamente en la región, siguiendo la tendencia mundial. Debido a la incertidumbre que vivió el país durante los últimos años, la Argentina quedó aislada de ese fenómeno expansivo, evidencia ndo el importante potencial de crecimiento en los próximos años por encima de los otros países de la región”. No obstante, Rohatyn, acostumbrado a los emergentes, desarrolló suficiente buen olfato como para no comprar nada en mal estado. Recientemente lo explicaba así: “Si alguien estuviera mostrándome un deal argentino en Nueva York, sería porque muchas personas inteligentes que están aquí dijeron que no antes que yo”.
“Miramos sectores que durante la última década no evolucionaron a la par de la región y pueden crecer”.