Apertura (Argentina)

Cerrar la brecha

Actor del mercado secundario del private

- A. E.

El mercado secundario de private equity no por secundario es chico: las transaccio­nes rondan los US$ 37.000 millones por año –con picos de US$ 40.000 millones en 2014 y 2015–, cuando en 2005 apenas superaban los US$ 8500 millones. Es esa plataforma la que permite la compra venta de participac­iones; es, también, la que alberga a Lexington Partners, firma que desde 1990 ha levantado 19 fondos y conformado nueve grupos de coinversió­n, todo por un capital aproximado de US$ 38.000 millones. En 2016, decidió llegar a terruño chileno con oficina propia, en la que pusieron a cargo a un argentino, José Sosa del Valle, que dejó el paquete condado londinense de M ayfair –donde la firma tiene una de sus oficinas –y abrió el de Las Condes, centro financiero de Santiago de Chile.

Con APERTURA habla personalme­nte desde otro barrio, Retiro, sentado en el living de su amplia habitación de hotel, durante una de sus recurrente­s visitas al país. “La región se ha diversific­ado y hay bloques económicos que comienzan a tomar magnitud y prepondera­ncia dentro de la indust ria del private equity en la región”, dice, y, fiel a la costumbre de cuantifica­r todo, presenta otros datos que, según él, auguran que la decisión de arribar a Amériprima­rio, ca latina fue correcta. “La actividad durante los últimos años se ha multiplica­do significat­ivamente en la cantidad de transaccio­nes que se evalúan. El mercado secundario es difícil de cuantifica­r todavía, pero, si uno mira el agregado de las transaccio­nes revisadas en 2014 y 2015 y lo compara con 2016 y 2017, hay un crecimient­o exponencia­l”, señala. Exceptuand­o a la Argentina, la década del private equity primario en la región fue ganada, con fondos posando oficinas en Brasil, México y Colombia, en muchos casos. No obstante, el mercado secundario, en la teoría capitalist­a, llega 10 años después de un desarrollo consistent­e del primario. Y Lexington llega en tiempo justo: es uno de los pocos que puede ofrecer liquidez en un mercado que carece en gran manera de ella. “Vimos la oportunida­d después de una década”, dice Sosa del Valle. En América latina, Lexington se orienta a dos transaccio­nes: LP’S interests y los GP leds. No obstante, Sosa del Valle también busca pescar parte del mercado con una caña llamada coinversio­nes. “Esa oportunida­d se da en el momento en que el volumen de inversión sobrepasa ampliament­e al capital levantado. Eso se ha potenciado porque la oportunida­d de inversión se percibe como muy atractiva , pero existe un periodo de tiempo hasta que los inversores, tanto regionales como internacio­nales, logran percibirla”, indica.

Sosa del Valle parte de una premisa que no resiste mucha refutación numérica: “Cuando uno compara el monto invertido, que siempre se ha mantenido a pesar de la baja en el fundraisin­g, con los exits –el volumen de salida–, hay un capital en la tierra que sigue, que no ha sido desinve rtido”, explica, y pasa la propaganda: “Y el mercado secundario es una herramient­a para brindar liquidez a los LPS, a raíz de la limitada habilidad para generarla, no solamente porque es América latina sino porque ha pasado por una crisis macro fuerte”. Casi cae en el cliché de la grieta, pero no lo hace. “Alguien tiene que cerrar la brecha”, pregona. Ahí posiciona a Lexington, que siempre que compra una posició n, explica Sosa del Valle, se ubica en una posición pasiva. “Sumamente pasiva”, enfatiza, y agrega: “Nuestro rol es desarrolla­r una relación con gestores de calidad y dejarlos operar. Conocen los mercados, sus compañías”. Cuando coinvierte­n, dicen ser también “minoritari­os y pasivos”, con el 1, 2 o 3 por ciento. “Comúnmente minoritain­ternaciona­les

rios, con el fin de proveer el capital, la certeza de ejecución del gestor, cuando éste necesita capital de coinversió­n”, subraya.

Continúa con la temática tiempo: a diferencia de lo que ocurre en el mercado primario, Lexington se queda, en promedio, menos que una firma tradiciona­l. “Entre tres y cinco años, en una transacció­n estándar”, informa. En ese lapso la firma en la que invirtiero­n debería duplicarse de valor, dice, y va a otros números: “Si uno los mira, los retornos históricos de la industria secundaria, estos se caracteriz­an por tener múltiplo menor a los primarios, dado que la duración de la inversión es menor. Esto se ve mitigado por el descuento al que uno entra”, explica. En contraposi­ción, la tasa interna de retorno (IRR, por sus siglas en inglés) es mayor, por la cantidad de tiempo en la que se desarrolla la inversión es menor. “Y también por el descuento al que uno entra”, agrega.

La Argentina, cree Sosa del Valle, fabrica materia prima más que interesant­e para el futuro próximo del private equity, por varias razones. “Presenta hoy un contexto macroeconó­mico atractivo y al mismo tiempo una demanda de capital de crecimient­o contenida desde hace una década. Está combinació­n fomenta la inversión de capital privado en el país”, cree. Si bien Sosa del Valle se jacta de la diversidad de empresas en las que están –“En nuestro fondo hay 400 fondos y 4000 compañías de múltiples sectores”–, define tres vectores que linearán la estrategia en la Argentina. “El de consumo, agrobusine­ss e IT. Los vemos recurrente­mente en tod o el mundo, con oportunida­des interesant­es. En América latina algunos se replican, pero aparecen también

“Consumo, agrobusine­ss e IT son los tres vectores que vemos en la Argentina con oportunida­des”.

salud y educación. Ambos poseen un componente de riesgo regulatori­o no menor”, detalla. A contramano de lo que plantea la industria –básicament­e: vivos, algunos empresario­s, después de años negros para vender, subieron tanto los precios que terminaron matando a sus propias intencione­s–, Sosa del Valle, viaja do y al tanto de los valores de otros mercados, cree que la Argentina no es cara hoy día. “Desde un punto de vista de percepción de pre- cio, en un contexto global caracteriz­ado por múltiplos de entrada por encima de la media histórica, América latina –y específica­mente la Argentina – representa un mercado donde los múltiplos de entrada son sustancial­mente menores a los del resto del mundo”, dice.

Busca que aquellos interesado­s en vender tengan en cuenta algunas cosas que Lexington mira: “Posicionam­iento de industria atractivo, que tengan bajo nivel de deuda, gestor con sólido track record”. Pero también va más allá de eso. “Buscamos compañías con capacidad de incrementa­r el valor en el período que estamos observ ando y al mismo tiempo visibilida­d en el corto y mediano plazo para la salida. En América latina corrés un riesgo de liquidez muy alto y una dilución de la tasa de retorno”. A pesar de los peligros, cree que los inversores en el mundo, como lo hizo Lexington, están de a poco ganando apetito –“lentamente”, dice– por la región. “Los más corajudos empezaron a entrar nuevamente en Brasil y diría que algunos con foco en la Argentina están demostrand­o que existe un apetito por el país”. Dir á, entonces, la palabra que repite varias veces durante la conversaci­ón APERTURA: vantage. “Pareciera ser que se tiene que probar el país con un vantage antes de recibir capital escalablem­ente mayor”, apunta. Por ahora, no.

Anticipa que pueden ocurrir dos fenómenos en el mercado secundario en el corto plazo. “Será conformado por la combinació­n de fondos regionales y fondos con foco en la Argentina; dad o que así se conforma el mercado primario subyacente”, comenta. Pero, además, considera que se verán transaccio­nes directas. “Podría haberlas en donde portfolios existentes y legados se encuentran en condicione­s de ser adquiridos en una transacció­n secundaria directa y manejados con una estrategia renovada por un periodo de tiempo más largo. Puede ocurrir, eventualme­nte, que una corporació­n decida vender l as cinco, seis, siete compañías que tiene en la Argentina, de una sola vez en una directa. Eso podría ocurrir este año”, augura. El mercado primario, primero. Sabe que su éxito será el de Lexington, más temprano que tarde.

 ?? Foto: Nico Pérez. ?? José Sosa del Valle es ingeniero Industrial del Instituto Tecnológic­o de Buenos Aires y realizó un MBA en Columbia. Antes de unirse a Lexington en 2008, fue Associate en Investment Banking en Goldman Sachs.
Foto: Nico Pérez. José Sosa del Valle es ingeniero Industrial del Instituto Tecnológic­o de Buenos Aires y realizó un MBA en Columbia. Antes de unirse a Lexington en 2008, fue Associate en Investment Banking en Goldman Sachs.
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