Transferencias de alto vuelo generan apoyo interno
Si los US$ 2500 millones gastados en comprar clubes europeos en los últimos tres años capturaron titulares internacionales, la inversión en la liga nacional de China no ha sido menos espectacular. Los magnates inyectaron varios miles de millones de dólares en la Súper Liga China (SLC) en respuesta al llamado del presidente Xi Jinping de transformar el juego y contrataron a jugadores destacados como Carlos Tévez junto con técnicos como Luiz Felipe Scolari.
Sin embargo, a comienzos de 2017, las autoridades deportivas pusieron los frenos y pidieron a los clubes que dejaran de “quemar dinero” en “transferencias irracionales”, luego de que los equipos de la SLC gastaran en 2016 unos US$ 450 millones en honorarios por transferencias, más del doble de la cifra de algunas ligas europeas, como la de Francia. También introdujeron límites en la cantidad de jugadores extranjeros que puedan jugar por partido para dar más oportunidades a los futbolistas chinos. La asistencia promedio subió en un 60 por ciento desde 2010 hasta casi 25.000 personas en 2017 y más gente concurre hoy a partidos corrientes de la SLC que a cotejos de alto nivel en las ligas de Francia u Holanda. En 2016, Sky Sports, la cadena británica que transformó el fútbol inglés al elevar el valor de los derechos de televisión, empezó a transmitir la SLC, una señal del creciente interés mundial impulsado, en parte, por la contratación de estrellas.
Pero su trayectoria futura podría ser lenta y constante. Nicky Wong, vicepresidente del club Guangzhou R&F de la SLC, advierte que el “entusiasmo por el fútbol impulsado por el gobierno no es sustentable” porque en la actualidad todos los clubes de la SLC dan pérdida. Dragan Stojkovic, técnico del R&F, dice que China tendrá que ser paciente porque formar una cultura futbolística demanda décadas. Su estrategia de desarrollar jugadores jóvenes y escoger oportunidades en el mercado mundial de transferencias ha dado resultados y el R&F terminó quinto en la temporada del año pasado, a pesar de tener un presupuesto mucho más reducido que sus rivales.