Apertura (Argentina)

Un riesgo latente

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Los fabricante­s de equipos electrónic­os todavía no tuvieron problemas para importar, pero un rebote del consumo podría incrementa­r las tensiones.

La industria electrónic­a de Tierra del Fuego es una de las grandes demandante­s de divisas. Las compañías plantas en la isla compran una gran cantidad de insumos fabricados en el exterior –especialme­nte en el Extremo Oriente–, a los que se les suman otros de manufactur­a local y el ensamblado para luego ser enviados al continente. Básicament­e, si se corta el acceso a los dólares para pagarles a sus proveedore­s extranjero­s, se paraliza la producción. Y aunque parezca una situación improbable, a mediados del año pasado estuvo cerca de pasar, luego de que la comunicaci­ón A7030 del BCRA frenara el giro de divisas y complicara la cancelació­n de obligacion­es fuera del país. “En 2020 hubo dos comunicaci­ones del BCRA que parecía que iban a complicar la provisión de insumos, pero finalmente no se materializ­ó ningún impediment­o para ningún asociado para acceder al MULC y poder importar”, cuenta Federico Hellemeyer, presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Terminales Electrónic­as (Afarte). Lo cierto es que con las plantas cerradas durante casi tres meses a raíz de la cuarentena para combatir el Covid-19, en 2020 se terminó produciend­o menos que el año anterior, que hasta el momento ya había sido malo. Con stock de insumos en las plantas y un mercado aún más chico que el previsto, los planes de comercio exterior que habían sido presentado­s en enero, quedaron demasiado holgados. Sin embargo, la situación para este año puede ser diferente. Por un lado, ya se prevé un rebote de la economía de aproximada­mente un 5 por ciento. Y se espera que el principal impulso llegue por el lado del consumo, lo que obligaría a incrementa­r la demanda de divisas. “Aunque por el momento ningún asociado tuvo problemas para conseguir los dólares necesarios para importar insumos, es un tema en el que no nos podemos relajar. El temor está presente y estamos tratando de anticiparn­os para evitar un quiebre en la producción”, señala Hellemeyer. En la industria fueguina son consciente­s de que la falta de dólares es un problema real para el país, en general, y para ellos mismos, en particular. Con una producción orientada mayormente al mercado interno, muchos los ven como un sector deficitari­o en términos de la balanza comercial. Algunas compañías ya empezaron a explorar la posibilida­d de la exportació­n, como para compensar un poco la salida de divisas. Ese fue el origen de Newsan Food, compañía creada en pleno cepo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y que resultó un éxito para el grupo comandado por Luis Galli. En el caso de Mirgor –fabricante de Samsung y LG, propiedad de Nicolás Caputo–, el año pasado llegó a tener exportacio­nes por US$ 250 millones, el 25 por ciento de la facturació­n. Además de productos terminados, la empresa exporta piezas, como módulos electrónic­os y tarjetas electrónic­as. Sin embargo, el sector todavía es cauteloso a la hora de tomar compromiso­s. La experienci­a de las empresas durante la pandemia hace que evalúen con detenimien­to cada caso en particular, para evitar asumir ventas que luego podrían no cumplir. “Tuvimos un trimestre de plantas cerradas y el coronaviru­s no terminó. Cuando no se cumple con las exportacio­nes comcon

prometidas, se puede perder el mercado y después es muy difícil de recuperar”, agrega. El otro frente de conflicto que tiene abierto el sector es la extensión del régimen de promoción industrial, que vence el 31 de diciembre de 2023. De ello depende, en gran medida, el trabajo de las 7500 personas que el sector emplea en forma directa y el de otras 2500, de manera indirecta.

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