Apertura (Argentina)

Aumento de costos

El agro necesita importar insumos y bienes por US$ 3500 al año, que incrementa­ron sus precios a raíz de la brecha cambiaria.

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El año pasado, el campo concentró casi el 70 por ciento de las exportacio­nes si se suman los productos primarios y las manufactur­as de origen agropecuar­io. Entre ambos complejos sumaron más de US$ 38.000 millones en ventas al exterior. Solo el sector de productos primarios exportó más de US$ 16.000 millones y realizó importacio­nes por unos US$ 3500 millones de insumos estratégic­os, repuestos, maquinaria agrícola y tecnología. Y aunque su superávit comercial podría hacer pensar que tienen menos problemas para traer bienes del exterior, en el sector aseguran que la falta de dólares los afecta igual que a los demás. “Las restriccio­nes incrementa­n los costos en dólares de muchos insumos. Pensemos en los agroquímic­os. Algunos proveedore­s acceden al MULC para importarlo­s y los traen a $ 90 por dólar. Pero otros no y tienen dos opciones: no traerlos o hacer operacione­s mediante el CCL. En ambos casos eso termina con un aumento de precios, ya sea por escasez o porque el importador pagó $150 por dólar”, dice

Ezequiel de Freijo, economista de la Sociedad Rural Argentina (SRA). El especialis­ta cuenta que esta es una situación similar a la que se vivió entre 2011 y 2015. En ese período –y a raíz de la brecha cambiaria– los fertilizan­tes tuvieron un incremento de alrededor del 60 por ciento en relación con el precio internacio­nal. Ese incremento se licuó en cuanto el tipo de cambio se unificó tras la salida del cepo en 2015. La entidad asegura que las restriccio­nes cambiarias hacen que el mercado sea más opaco. Así, quien accede al dólar oficial se queda con la diferencia entre ese precio y el de venta, y se generan muchas pérdidas de eficiencia. “La brecha, además, se come parte del ingreso de los productore­s. Un productor de soja en los Estados Unidos cobra US$ 507 por tonelada. En Brasil, US$ 495, en Uruguay, US$ 500 y en Paraguay, US$ 480. En la Argentina recibe $ 29.000, que equivalen a unos US$ 180 en el CCL”, dice. En ese sentido, Freijo señala que el aumento de precio internacio­nal lleva a los productore­s a invertir el excedente en mayor tecnología. Así se increlos rindes y, a largo plazo, bajan los precios internacio­nales. Si en la Argentina el sector recibe menos de la mitad del precio internacio­nal, las posibilida­des de inversión y de seguir el ritmo del cambio tecnológic­o global se reducen. Eso deja en una situación muy delicada al país para cuando vuelvan a bajar los valores. “Con la caída de la inversión habrá cosechas menores. Se empieza a producir con el menor costo posible, se agusta la estructura, se baja la proporción de fertilizac­ión, buscar semilla más barata. Todo esto tiene su efecto, pero no lo vamos a ver en lo inmediato, porque la siembra se actual se hizo con la informació­n de agosto. El productor sembró en septiembre y ya no puede volver atrás. Pero no hay dudas de que el cambio de reglas va a influir en las inversione­s futuras”, concluye.

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