ENCENDIDO HOMENAJE
Como homenaje a Fabrizio De André, Renzo Piano diseñó una instalación de doce velas marítimas en una plaza pública que lleva el nombre del fallecido cantautor genovés.
Voz grave, poeta incansable, un ícono de la canción italiana. Fabrizio De André, cantautor genovés que murió en 1999, ya tiene una plaza pública que lleva su nombre. El homenaje a “Faber” (así le decían) es el resultado de la idea que tuvo su amigo Renzo Piano, que sumó al estudio Alvisi Kirimoto para diseñar las velas de colores que alegran la plaza del pueblo Tempio Pausania, un suburbio de 14 mil habitantes en la región mediterránea de Cerdeña.
Rodeada de edificios de piedra y granito que datan del 1700, la plaza cobró color gracias a esta instalación de doce velas que se pliegan y despliegan, generando un juego de sombras triangulares.
Piano (Pritzker 1998) convocó a los italianos Massimo Alvisi y Junko Kirimoto para darle forma a la telaraña de hilos de acero y tramas textiles que fluctúan en el cielo y se mueven con el viento.
Las velas fluctúan en el cielo, como llevadas por el viento y finalmente descansan en un equilibrio inestable sobre la red de cables de acero anclados en las paredes.
De André hablaba de rebeldes y marginados en sus canciones. Y era fanático de los lápices Faber Castell. De ahí su particular apodo, que Renzo Piano retoma a la hora de diseñar la plaza del ex mercado. “Esta intervención, ligera y vital, nos permitió investigar los pequeños espacios públicos, a partir de la idea de Piano de capturar los rayos de la luz y sus colores”, señala el arquitecto Massimo Alvisi.
El objetivo del equipo fue forzar a los peatones a levantar la vista, mirar más allá de los techos para “trascender los ángulos y los márgenes de las velas”, agrega Alvisi, que colaboró en proyectos de Piano, Fuksas y Niemeyer hasta que en 2002 fundó su propio estudio junto a Junko Kirimoto (Ver Una dupla ... pág. 23)
Cada uno de los vértices de estos triángulos suspendidos es el punto de partida para las siguientes varillas, que configuran un sistema
motorizado, similar al que se utiliza en la navegación. El dispositivo permite que las 12 velas, de dimensiones variables, se puedan enrollar y desplegar a gusto, en forma individual o agrupadas, ya que están controladas desde un panel instalado en el edificio principal de la plaza. Este panel también mide la humedad y el viento y, en caso de lluvias fuertes, las velas se enrollan automáticamente.
Abiertas, las telas de polyester generan sombras en la plaza de 375 metros cuadrados. Y cerradas, dejan al descubierto el intrincado sistema de cables, la telaraña de tensores de acero, “como si fueran lápices de colores”, agrega Alvisi.
La configuración de velas abiertas también está destinada a albergar proyecciones en el marco de eventos culturales. Durante la inauguración, por ejemplo, el estudio de diseño Azzurro realizó una instalación multimedia al ritmo de la balada I Tarocchi, un clásico de Fabrizio “Faber“De André, que eligió esta zona de Cerdeña para pasar sus últimos años.