Cómo resistir a la moda
Se han puesto de moda las cajas, los volúmenes, los entrepisos, lo que sea, apilados y levemente desplazados. Lo vimos en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, de SANAA, también en las imponentes torres Rotterdam de Koolhaas en la nueva urbanización de Kop van Zuid, Holanda. Y en el proyecto de la 56 Leonard Street en Nueva York de Herzog y De Meuron, como también en cantidad de proyectos publicados y aún no materializados. Ahora, la onda “levemente deslazada” llegó a México DF de la mano del estudio Space, de los arquitectos Juan Carlos Baumgartner y Ramiro Pulido, con la Torre Patriotismo (pág. 14). Antes -y no hace tanto- estuvieron de moda las cintas continuas a lo Koolhaas, como las del Educatorium en Utrech, Holanda. Las grandes losas superpuestas (a veces alabeadas) y agujereadas, nuevamente a lo SANAA. Las casas “desordenadamente” apiladas como las Vitrahaus de Herzog & de Meuron. O su célebre colección de sofisticadas e ingeniosas pieles que para muchos aparentemente simplificaron la ecuación “fachada”. Alejandro Aravena se preguntaba hace unos años en uno de los conversatorios de la gira America(no) del Sud: ¿Qué tanto puede resistir nuestra arquitectura al paso del tiempo? ¿Qué tanto puede resistir a la moda? Que no la veamos al poco tiempo como una bobada. El 31 de enero cumple 40 años el Pompidou. Un edifico que hizo de la tecnología su expresión. Hoy se parece más a un auto antiguo en el que se expresan sus elementos –faroles, paragolpes, botaguas, manijas, capot, baúl y guardabarros– que a un último modelo alta gama que sintetiza todos estos elementos en una sola línea. Lo que sí no ha pasado de moda en el Pompidou es el concepto del edificio concebido por Piano y Rogers, aunque no haya funcionado del todo. Por un lado, el emplazamiento, creando esa generosa plaza a la manera de un clásico palacio renacentista; por otro, un edificio con una estructura de grandes luces con entrepisos que puedan desplazarse para adaptarse, como decía la semana pasada, a las necesidades imprevisibles del arte y la cultura contemporáneas.