Incubadora para industrias
El ejercicio planteaba un edificio en Barracas que ofreciera servicios de asesoría y equipamiento específico para pequeñas fábricas “incubadas”. Recibió una mención en el concurso Clarín-sca para estudiantes.
El Hotel Industrial se planteo en una manzana atípica en el barrio de Barracas, Buenos Aires. El programa hacía referencia a un espacio físico-temporal para pequeñas industrias que necesitaran un lugar donde producir, ofreciendo a los “incubados” beneficios como asesoría, equipamiento específico y servicios.
El edificio se diseñó con un área administrativa institucional (sala de reuniones, oficinas, cafetería, biblioteca), un área de investigación, desarrollo y capacitación (aulas, salas con equipamiento específico) y con un área de incubación de empresas (módulos para instalación de emprendedores).
Partiendo de esas necesidades, el equipo de alumnos buscó la integración entre las distintas áreas para potenciar la interacción y participación de los emprendedores; una actividad que podría promover el intercambio de conocimientos y el potencial el desarrollo de interés entre comunes en los diferentes proyectos que podrían llevar a cabo en el edificio.
Para cumplir con este objetivo, se generó un vacío principal donde todos los incubados confluyeran y compartieran conocimientos. Además, se diseñaron espacios con diferentes calidades y escalas a lo largo del “hotel”.
Producto de una reflexión previa, el equipo entendió que el programa productivo se debía encontrar en planta baja para facilitar el abastecimiento diario de las unidades, siendo que estas podrían contar con maquinarias de peso y dimensiones considerables.
Las incubadoras, entendidas como la parte más rígida y repetitiva del programa, se ubican en los bordes que conforman el sector en relación directa con la ciudad para consolidar ese sector y así disponer del programa más público y flexible en relación con el parque.
En el lote triangular se conformó un esquema de catetos rígidos e hipotenusa blanda. Se generó, además, una planta profunda iluminada mediante luz cenital, tomando los conceptos propios de una fábrica típica.
La cubierta reinterpreta estos aspectos y fue un elemento de suma importancia para el desarrollo del proyecto, ya que todo el conjunto se encuentra bajo la misma.
Se partió del estudio de un módulo de 8 por 16 metros que permite cumplir con los aspectos anteriormente mencionados. Esa medida es proporcionada por las dimensiones de los espacios para las incubadoras, y así combinarlas sin apoyos intermedios.
Cada módulo está compuesto por una columna cruciforme y cuatro cerchas metálicas que permiten el desfasaje y entrada de luz cenital, como así también una correcta ventilación.
Se empleó el ladrillo como uno de los materiales tradicionales predominantes debido a su bajo costo y disponibilidad en el medio.
De manera que todos los factores contribuyen al carácter industrial buscado, reinterpretando el modelo de fábrica tradicional y posibilitando el camino al éxito de los emprendedores.
El trabajo recibió una Mención “por su respuesta clara y contundente al tema y al sitio”, según la opinión del jurado.«