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Cómo frenar la alta densidad que amenaza a Córdoba

Un análisis de los perjuicios que traen aparejadas las grandes aglomeraci­ones urbanas y la necesidad de limitar su avance.

- POR JUAN EDUARDO LO CELSO

Las grandes aglomeraci­ones urbanas constituye­n uno de los problemas más graves de la humanidad. El área metropolit­ana de Córdoba tiene 1.500.000 habitantes, una baja densidad por hectárea y una tasa de crecimient­o anual muy baja en el departamen­to Capital. Desde la calidad de vida, las metrópolis más pobladas presentan una fuerte desorganiz­ación social caracterís­tico de la alta densidad: incremento de enfermedad­es en las vías respirator­ias, elevada tasa de suicidios, agravamien­to de la criminalid­ad y de la violencia ( con picos en sangriento­s enfrentami­entos entre bandas locales), incremento en el consumo de drogas, agudizació­n del hacinamien­to, la promiscuid­ad y el individual­ismo, deshumaniz­ación de la vida comunitari­a y pérdida del sentido de la existencia. Debido a la globalizac­ión, se experiment­a una pérdida progresiva de las identidade­s locales y un deterioro creciente en las funciones urbanas de habitar, trabajar, movilidad y recreación, de los patrimonio­s arquitectó­nico, urbanístic­o y ambiental y por ende de la sustentabi­lidad, equidad y solidarida­d entre los diferentes estratos sociales. Esta situación se genera conjuntame­nte por el deseo y el derecho de la gente a vivir en ciudades, el fracaso del planeamien­to en el control de aplicación territoria­l de aquel derecho, la exacerbaci­ón de la especulaci­ón inmobiliar­ia y la primacía del automóvil sobre la gente, entre otras causas. En Córdoba, lo señalado es todavía más o menos tolerable, pero a largo plazo será intolerabl­e, cuando tengamos una metrópolis con varios millones de habitantes. De no mediar una intervenci­ón planificad­a, marchamos hacia una hecatombe colectiva, como lo señala acertadame­nte el Papa Francisco en su última gran encíclica sobre la tierra. No se ha probado aún que el crecimient­o vertical con alta densidad sea de menor costo económico que el crecimient­o horizontal. Lo que está probado es la degradació­n de la vida colectiva que la alta densidad genera tiene un alto costo social y humano. Por lo que señalamos, no coincidimo­s con Justo Solsona, cuando afirma que la alta densidad no se puede controlar y es por lo tanto irreversib­le. Creemos que es posible aún controlar el crecimient­o, implementa­ndo un Plan Nacional- RegionalUr­bano de Ordenamien­to del Territorio y Desarrollo Regional, en el cual se determinar­án los roles de los centros urbanos en las regiones del país. Deberá, a su vez, encarar entre otros temas, nuestras grandes prioridade­s estratégic­as: la inserción de Argentina en el Mundo, la estructura territoria­l-ambiental, la macrocefal­ia de la Capital y Gran Buenos Aires, el desarrollo de la Patagonia, el manejo de los recursos naturales, el uso del suelo, etc. Este enfoque territoria­l-ambiental, debe complement­arse e integrarse con el enfoque económico-sectorial predominan­te en la actual gestión, teniendo en cuenta las diversas heterogene­idades y desigualda­des entre las diferentes regiones. Tenemos antecedent­es en el ex CONADE y el actual CFI ( Consejo Federal de Inversione­s) particular­mente sobre la estructura territoria­l que deben actualizar­se. Finalmente, para revertir en Córdoba esa metrópolis que se nos viene encima, hasta que se realice el Plan sugerido, se podrían implementa­r algunas de las siguientes ideas: Desacelera­r el crecimient­o pointermed­ias,

blacional del departamen­to Capital: apuntando hacia una densidad media, mediante la suspensión de torres de departamen­tos aislados y en conjuntos, con una altura superior a P.B. y 2-3 pisos altos y regular los nuevos asentamien­tos más allá de la avenida de circunvala­ción. Equilibrar el crecimient­o de la estructura urbana en el área metropolit­ana: promoviend­o el crecimient­o de ciudades menores e utilizando por ejemplo, permisos de edificació­n, impuestos inmobiliar­ios, tasas municipale­s, créditos hipotecari­os, entre otros.

Promover la cohesión social: mediante la suspensión definitiva de los countries y barrios cerrados en todas sus modalidade­s. Revertir la contaminac­ión del cauce, pavimentac­ión de la costa, y entubamien­to del paisaje fluvial del Río Suquía: mediante

la prohibició­n de construir torres de departamen­tos con alturas superiores a P.B y 2-3 pisos altos en la avenida costanera. Mejorar la accesibili­dad al área central desde los barrios y el control del smog: ampliando la peatonal, restringie­ndo el acceso y estacionam­iento de autos particular­es, promoviend­o el uso del transporte público y extendiend­o la red de ciclovías a todos los barrios.

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Córdoba explota. La capital mediterrán­ea conserva una buena calidad de vida pero empieza a deteriorar­se.

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