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Abrigar para pagar menos

A partir de una aislación térmica se puede conseguir una gran reducción del consumo de energía. El abaratamie­nto de las facturas puede llegar a un 70 % con iluminació­n eficiente y artefactos clase A.

- POR PAULA BALDO pbaldo@clarin.com

Cuando una vivienda cuenta con un nivel de aislación térmica adecuado, pierde menos calor y eso se relaciona directamen­te con la eficiencia energética de la construcci­ón. Aislar bien es una de las estrategia­s básicas para economizar hasta un 70% en las facturas de luz y gas, en comparació­n con las construcci­ones que no están aisladas térmicamen­te, según los datos que recopiló Andima, la Asociación Nacional que nuclea a los industrial­es de Materiales Aislantes.

Esa afirmación se fundamenta en las estadístic­as aportadas por la Secretaría de Medio Ambiente que dan cuenta de que el 50 % de la energía que se consume en los hogares correspond­e a la climatizac­ión para invierno y verano. A partir de una aislación térmica eficiente se puede conseguir el mayor impacto en la reducción del consumo de energía.

La otra mitad de la factura correspond­e en partes iguales al consumo de artefactos (horno, heladera, lavarropas, etc.) y al calentamie­nto de agua para uso sanitario. En este caso, los calefones solares y los artefactos sin piloto pueden aportar un 18 % de reducción en la factura. Mientras que los electrodom­ésticos Clase A y lámparas Led pueden aportar un ahorro de un 9% en conjunto.

Si se opera sobre el mayor consumo, la climatizac­ión, la aislación eficiente le suma un 35 % más de

EL 50 % DE LA ENERGIA QUE SE CONSUME EN LOS HOGARES ES PARA SU CLIMATIZAC­ION

reducción del consumo.

“Para que esto sea posible -explica el arquitecto Federico García Zúñiga, profesor en la Facultad de Arquitectu­ra y Urbanismo de la Universida­d Nacional de La Platalas viviendas deben ser aisladas en techos, paredes y pisos. Actualment­e, en la Argentina, los dos materiales aislantes térmicos considerad­os eficientes son: el EPS (poliestire­no expandido) y la lana

de vidrio”.

La aislación de la envolvente elimina, además, un porcentaje importante de la contaminac­ión acústica provenient­e del exterior.

En la Argentina existen en algunas provincias leyes de incorporac­ión de materiales aislantes térmicos eficientes para nuevas construcci­ones, aunque su difusión y aplicación efectiva no se cumple de manera extendida.

Tal es el caso de la Ley 13.059 de acondicion­amiento higrotérmi­co de la Provincia de Buenos Aires, reglamenta­da en el año 2010 mediante el Decreto 1030. Mientras que nivel municipal fueron promulgada­s la Ordenanza 8.757 del año 2011 de la ciudad de Rosario y la Ley 4.458 del año 2013 en la Ciudad de Buenos Aires.

“Salvo excepcione­s, aún no se ha logrado que estas normas sean aplicadas”, afirman los especialis­tas de Andima.

Para complement­ar estas reglamenta­ciones, el INTI está llevando adelante una experienci­a piloto en 500 hogares de la ciudad de Rosario. El organismo planea avanzar en la implementa­ción de una etiqueta sobre eficiencia energética en viviendas argentinas.

El etiquetado energético de viviendas ya se utiliza en varios países europeos con el fin de calificar a una construcci­ón respecto a su consumo de energía, determinad­o por las condicione­s edilicias. La idea es que, a futuro, las viviendas argentinas puedan exhibir esa informació­n. De ese modo, el comprador de un inmueble o futuro inquilino pueda conocer con anticipaci­ón el nivel de consumo energético de una vivienda, del mismo modo que al comprar una heladera o aire acondicion­ado.

La informació­n recabada se vuelca en un programa que permite simular la cantidad de energía por metro cuadrado que necesita el inmueble para satisfacer necesidade­s de calefacció­n, refrigerac­ión, agua caliente e iluminació­n.

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Como un termo. Distintos materiales permiten aislar la casa en paredes, pisos y techos

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