Entrevista con Ronan Bouroullec
Un mano a mano con el diseñador francés Ronan Bouroullec, el mayor de los hermanos diseñadores. Quién toma las decisiones y cómo es su particular relación.
» El mayor de los hermanos diseñadores cuenta su dinámica de trabajo, anticipa proyectos y reflexiona sobre el uso de la tecnología hoy.
Juntos pero no revueltos. Los hermanos Ronan y Erwan Bouroullec prefieren dar entrevistas por separado, entre otras actividades que encara cada uno por su lado.
Cara a cara, Ronan, el mayor de los dos, le contó a ARQ cómo es la particular dinámica de trabajo puertas adentro del estudio que comparten en París.
La dupla de diseñadores franceses que desarrolla proyectos de arquitectura e interiorismo, colecciones de luminarias, sistemas textiles e intervenciones artísticas lleva más de 20 años en carrera. Mientras que a mucha gente le puede parecer fascinante, a Ronan (49) le resulta bastante tedioso trabajar en el Distrito 10, a la orilla derecha del río Sena. En el atelier que comparte con su hermano menor, Erwan (41), también trabaja un equipo de 10 personas, que le da forma a detalles y terminaciones de excelencia, los que buscan firmas como Vitra, Alessi, Kartell, Flos, Magis y Nanimarquina, entre otras. “Tenemos muchas discusiones con Erwan, peleas que a veces no podemos resolver. En términos generales, impongo mi punto de vista. Soy el hermano mayor, el que toma las decisiones. Y ese es un aspecto global”, sentencia Ronan sin que se le mueva una pestaña.
De París, lo único que le atrae es que el estudio queda justo enfrente del colegio de su hija de 9 años, bastante cómodo para moverse lo indispensable. Ronan asume que Internet es una “herramienta” y por eso, prefiere que la nena no tenga mucho contacto con la tecnología. “Prefiero que se vincule con aspectos de la vida real, ya va a tener tiempo de adquirir la inteligencia para usarla”, explica.
Por el resto, a su rutina la califica como “aburrida” y confiesa que su escritorio está “lleno de basura y cosas desordenadas”, según el coautor de piezas que se exhiben en el Museo de Arte Decorativo de París, el MOMA de Nueva York y el Museo de Diseño de Londres.
Todo arrancó en 1997, cuando Giulio Cappellini le pidió a los hermanos el primer proyecto de diseño industrial. Y desde entonces, no pararon. “Encontramos nuestro punto de equilibrio, tampoco es que estamos a los gritos todo el día, tratamos de acordar”, aclara Ronan. Y se mete de lleno en temáticas más afines al diseño que a su vida privada.
“Estamos en un momento interesante, transitando el nuevo milenio. Tenemos que ser más críticos cuando hablamos desde el campo del diseño. Porque estamos rodeados de diseño y eso genera un impacto. El diseño debería ser un adjetivo”, proclama Ronan. Y asume que la movida artística los sacude del letargo, lo estimula y les genera “pensamiento crítico”. En esta sintonía, el estudio exhibió una retrospectiva de más de 100 piezas en un “kiosco” de la ciudad de Rennes diseñado por ellos. “Fue el broche ideal, colgamos nuestros objetos y diseños en un módulo particular”, señala Ronan, durante la presentación de la silla Officina, que la firma Magis lanzó en la última edición del Salón del Mueble de Milán.
El sello Bouroullec, para Ronan, es la capacidad de convocatoria que tienen: “Nos gusta que nos llamen y nos reconozcan para todo tipo de propuestas. Pero siempre pensamos a quién tenemos enfrente, no trabajamos pensando en qué sino en quién. Prefiero la idea del link o el estilo que nos permite ser elegidos para dar lo mejor, en todo. Veo la producción de diseño como una gran paleta de materiales”, concluye el diseñador francés.
EL GRAN PODER DE CONVOCATORIA ES EL SELLO DE LOS HERMANOS BOUROULLEC «