Intervenciones de escala variada, con eje en la flexibilidad
Obras nuevas y restauraciones forman parte del plan que lleva adelante la USAL para ampliar y modernizar sus instalaciones. Aprovechamiento de espacios y arquitectura sustentable.
Máxima flexibilidad, sustentabilidad y una fuerte imagen arquitectónica con referencia explícita al conocimiento son los tres rasgos que caracterizan al plan de obras que la Universidad del Salvador (USAL) lleva adelante desde hace siete años. Este conjunto de intervenciones, concebido desde el Instituto de Medio Ambiente y Ecología de la USAL, está compuesto tanto por obras nuevas, así como también por reformas, ampliaciones y puestas en valor de edificios existentes.
El nuevo edificio de la Avenida Córdoba en su intersección con la calle Montevideo es un proyecto que se puede esquematizar en tres áreas: dos subsuelos con espacio para 63 vehículos, con acceso por la calle Montevideo; el basamento y una torre de doce pisos. “El basamento abarca la totalidad del terreno –puntualizan desde Eugenio Lanusse & Hijos, el estudio encargado del proyecto–, ubicando en planta baja dos accesos generales en doble altura, la recepción y área de informes, el salón de actos y el acceso vehicular. El sector se completa con dos núcleos circulatorios verticales y sanitarios”.
En cuanto a la torre en sí, se trata de un edificio de perímetro libre con doce pisos altos (el basamento está compuesto por la planta baja y el primer piso). El programa se compone básicamente de aulas de
dimensiones flexibles, con un núcleo circulatorio y los servicios necesarios. La planta tipo, de 423 m2, tiene capacidad para 211 alumnos. Según “La flexibilidad es un punto central en el diseño, ya que permitirá distintos ordenamientos funcionales a través del tiempo, así como también la reducción de las superficies comunes y la maximización de los espacios útiles.
Otro aspecto fundamental es el carácter sustentable del proyecto, ya que para su diseño se emplearán
estrategias activas y pasivas de cuidado ambiental. “El diseño general será respetuoso del entorno –puntualizan los autores–, con un basamento que define la escala peatonal
y se integra al tejido urbano de inmediato. La torre asegura luminosidad y vistas desde todas las aulas, integrándose al paisaje urbano”.
Distrito tecnológico
Otra de las obras nuevas es la que se proyecta en Parque Patricios, un edificio de seis niveles (cuatro pisos, un subsuelo con 54 cocheras y planta baja). La nueva construcción, que alojará a la Facultad de Ingeniería, se ubica en el centro del lote, con el objeto de obtener la mayor
aislación visual y acústica, ya que se estima una concurrencia promedio de 3.100 alumnos por turno. “El conjunto se compone de tres naves adosadas entre sí. Las dos de los extremos se destinan a módulos flexibles de aulas y salones, en tanto que la nave central es ocupada por las circulaciones verticales que comunican a los distintos niveles, a los jardines y a los sanitarios”.
También en este caso la conformación del edificio por medio de una sumatoria de módulos permite
una gran flexibilidad, dimensionando las aulas, las salas y los servicios de manera más eficiente. “La estructura portante se caracteriza por sus apoyos puntuales, ubicados de acuerdo a la modulación”, sostiene el autor.
Además de la estricta aplicación de las normas LEED –como en todos los edificios que componen el plan–, el edificio se caracteriza por su jardín vertical en fachada. “Así se mejora la calidad del aire, capturando el polvo y las partículas suspendidas, absorbiendo dióxido de carbono y produciendo oxígeno, además de funcionar como excelente aislante térmico y acústico”. El proyecto fue pensado para construirse en etapas: en una primera se completará la estructura y el cerramiento, en tanto que la arquitectura interior se desarrollará en la segunda fase. Criterio de horizontalidad Implantado sobre una parcela de aproximadamente 10.000 m2 en el Campus Universitario de Pilar, el futuro Hospital Veterinario se proyecta como dos tiras vinculadas por un nodo, con una continuidad de la superficie de la planta y de sus sistema circulatorio que supera las rigideces propias de la organización por pabellones. Cada tira alojará, respectivamente, a grupos de animales grandes y pequeños. con un espacio central al aire libre.
Desarrollada en una planta de doble altura, la tira destinada a grandes animales facilita el ingreso y egreso en forma directa, en tanto que la de pequeños animales tiene un ingreso particular para el área de atención. En la planta baja se ubican los consultorios y quirófanos, ambas vinculadas por una circulación técnica y un pasaje público. “La cubierta de losas de hormigón de la circulación central actúa como una terraza que soporta a todos los equipos de acondicionamiento térmico”, destacan los proyectistas.
El nodo que une ambas tiras cumple funciones de acceso y distribuidor del conjunto hospitalario con acceso público en planta baja, mientras que en la segunda planta se proyecta una sala de conferencias para 200 personas, además de aulas, administración, farmacia, laboratorio y depósitos. Puesta en valor Para la volumetría y el diseño original del edificio de nueve pisos de Callao y Viamonte no se proyectaron grandes modificaciones, aunque sus fachadas y patios fueron sometidos a un proceso de limpieza por hidrolavado y una reparación de revoques. Además, en la mansarda se reemplazaron las pizarras en malas condiciones por otras similares. También se mantuvo el diseño y las dimensiones del aventanamiento, en tanto que se reemplazaron los marcos y las hojas de estas carpinterías por otras de doble vidrio y doble contacto.
El edificio destina las áreas educativas a los nueve niveles, ya que la planta baja está ocupada por una sede bancaria con ingreso desde la
Avenida Callao. Así, las vidrieras ocupan los vanos entre las arcadas de la fachada original ubicada en este nivel. En uno de estos escaparates, sobre la calle Viamonte, se ubica el acceso principal. Este ingreso se vincula con el núcleo circulatorio vertical del edificio, compuesto por una escalera y un pasadizo que contiene dos ascensores cuya configuración original también fue conservada. Sí se reemplazaron los antiguos por otros de mayor dimensión y velocidad.
Por su parte, las particiones interiores que definen las áreas funcionales se lograron empleando parte de las divisiones existentes. Otras se completaron con mampostería. “Los pisos actuales también se conservaron –explican los autores–, a excepción de aquellos construidos con enlistonados de madera, que fueron reemplazados por materiales ignífugos”.
Iguales criterios de flexibilidad y sustentabilidad se siguieron para los edificios de Lavalle 1854 –sede de la Facultad de Ingeniería, con seis pisos y azotea entre medianeras– y Marcelo T. de Alvear 1327, la futura Facultad de Psicología y Psicopedagogía, una intervención sobre una estructura existente que conservó algunos muros, y parte de su estructura y fachada.