La carga impositiva, un freno a la productividad del sector
Un panel de especialistas analizó los factores relacionados a los mayores costos que afectan el rendimiento de la construcción.
No tiene sentido tener a una persona cargando bolsas cuando puede ser más productiva operando una máquina revocadora
El sector de la construcción enfrenta el gran desafío de dejar de ser una actividad artesanal para alcanzar una industrialización que le permita crecer en volumen fuertemente. Este aspecto fue desarrollado en una mesa de empresarios de la AEV en el marco de BATEV.
“Tenemos que construir mejor, más rápido, de forma más eficiente y más barato”, arrancó Santiago Tarasido, gerente general de Criba. Y celebró la participación de la UOCRA en un equipo de trabajo recientemente formado en la AEV para evaluar acciones para mejorar los costos en la construcción, ganar productividad y aplicar las nuevas tecnologías. “Gran parte de los temas de productividad tienen que ver con la mano de obra y es importante su aporte”, expresó.
Franco Gallicchio, de Vidogar Construcciones, coincidió con Tarasido en la importancia de la apertura de ese ámbito de discusión, y sumó otro ingrediente al problema. “Todos sabemos que el tema impositivo sobre el sector es lo que más pesa en el balance del negocio,” expresó el constructor. Los empresarios coinciden en que los impuestos son un lastre para la productividad y pesan mucho más en los costos que los beneficios en producción que brindan, por ejemplo, un mejor equipamiento, la planificación de la obra y la reducción del desperdicio. No obstante, Gallicchio valoró que las empresas apuesten a la incorporación de tecnología y a mejorar la curva de aprendizaje de los obreros.
Los panelistas definieron a los años 90 como “un período único” donde hubo reducción de costos: “De golpe nos encontramos usando más grúas, moldes alemanes, o caños plásticos, distintos insumos que nos mostraban que podíamos llegar a un número mejor”, recordó el titular de Vidogar.
Eduardo Spósito, gerenciador y constructor de proyectos en Latinoamérica, aportó una mirada en perspectiva con la región. “Un producto inmobiliario en México, Chile, Colombia o Perú, tiene el mismo precio final que en Argentina y construirlo es un 50% más barato”, dijo. ¿A qué se debe esa distorsión? Según Spósito a los precios de algunos insumos y las dificultades para acceder a la tecnología. “La mano de obra cuesta casi igual, en algunos casos los profesionales cobran más. El problema está en que el hierro en México vale la mitad que en Argentina. En esos lugares hay disponibilidad de equipos que acá no tenemos. Acá es muy difícil comprar máquinas, incluso alquilarlas”, ejemplificó. Y cargó contra la carga impositiva: “Otro desafío que tenemos es el costo impositivo del proyecto. Si se paga ingresos brutos varias veces a lo largo de un proyecto, es un impuesto oculto que sin duda paga el consumidor”.
La AEV ya ha tenido contacto con el Gobierno nacional por ese tema y habría una voluntad por avanzar en una reducción del impacto de ingresos brutos en el sector. Pero se trata de un impuesto provincial y en un país federal el Poder Ejecutivo solo puede sugerir a las provincias que hagan las modificaciones pertinentes y una iniciativa de este tipo las afecta en sus fuentes de recursos.
Otro punto de conflicto son los seguros de accidentes de trabajo. “El costo de las ART representaban hace relativamente pocos años el 2% y hoy están por encima del 7 u 8% sobre el total de la masa de salario bruto que la empresa paga. Es un costo fenomenal”, señaló Tarasido. E insistió en la importancia de alinear los intereses de las partes para alcanzar una efectiva reducción de los costos.
Con las expectativas puestas en la aparición de los créditos intermedios, los desarrolladores agrupados en la AEV abogan por levantar la productividad: “Cada día que se demore una obra es un costo adicional, con lo cual definitivamente vamos a tener que premiar a quienes construyan más rápido.