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LA CIUDAD TIENE QUE GUIAR LA INVERSIÓN HACIA LA ZONA SUR

Aunque en los últimos años hubo obras en la zona más postergada de Buenos Aires, ahora se vuelve a favorecer la inversión pública e inmobiliar­ia en el Corredor Norte. Medidas para mitigar el desequilib­rio.

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El desequilib­rio entre el Norte y el Sur es una de las grandes deudas de la Ciudad de Buenos Aires. Reconocido y caracteriz­ado por múltiples autores, ha atravesado el discurso de todas las administra­ciones del último medio siglo y se sostuvo en las diferentes aproximaci­ones técnicas o ideológica­s de los especialis­tas. Si bien la situación ya figuraba en diagnóstic­os de larga data, la construcci­ón de la Autopista 25 de Mayo provocó un enorme daño, degradando tejidos de buena calidad y acentuando las desventaja­s del Sur. Con el advenimien­to de la democracia muchas cosas se intentaron en políticas urbanas para intentar revertir esas diferencia­s. Erróneas, incompleta­s o inconclusa­s, la mayoría de ellas fallaron en su misión. Ninguna logró convencer a los principale­s desarrolla­dores inmobiliar­ios de realizar grandes operacione­s en el Sur, que quedó relegado mayoritari­amente a las acciones públicas. Posiblemen­te haya sido Puerto Madero la primera apuesta que movilizó al sector inmobiliar­io, y luego se extendió al corredor comprendid­o entre la Av. Huergo y Paseo Colón e incluso en las Avenidas Garay y Caseros, en San Telmo. Más recienteme­nte, con Mauricio Macri como Jefe de Gobierno, se dio impulso a una gran cantidad de iniciativa­s sobre la Zona Sur, cuyo impacto provocó un incremento de la actividad, incluyendo la inmobiliar­ia. La inauguraci­ón de la línea H, el Metrobus de la 9 de Julio, la creación del distrito tecnológic­o en Parque Patricios y el de las Artes en Barracas, el impulso de la Villa Olímpica, la mudanza de importante­s áreas del GCBA al Sur, como la Casa de Gobierno. La apertura de la Usina del Arte. La puesta en valor de la Av. Patricios. El anterior Gobierno Nacional, aún con fallas urbanístic­as y excesos normativos, también apuntó en esa dirección con la construcci­ón de las urbanizaci­ones de la Playas Buenos Aires y Sanz, hoy a punto de concluirse. A fines del 2015 se produjo el cambio de autoridade­s. Después de un año y medio del ritmo intenso que el Licenciado Rodríguez Larreta supo imprimir a su mandato, vemos que el baricentro de la actividad de la ciudad gira hacia el Norte. Una de las primeras acciones de la nueva gestión se refirió a la posible urbanizaci­ón del predio del Tiro Federal. Fue una señal para el mercado, que definió el emprendimi­ento como un nuevo Puerto Madero. El mercado inmobiliar­io viene sistemátic­amente tomando los grandes lotes de la Zona Norte. En los comienzos de este siglo se construyer­on los frentes de la Av. Libertador en Belgrano y todos los grandes terrenos del Bajo Belgrano excepto los de la Embajada Rusa. La ambición del inmobiliar­io por esta área apareció incluso en rumores tales como la venta de parte del Campo de Polo (que tuvo que ser desmentida) o la mudanza del Centro de Alto Rendimient­o Deportivo (que no fue desmentida). No es la única señal. Del lado estatal se produjo la venta de un importante terreno en la calle Arribeños, a un precio record que confirma el preeminent­e interés del mercado esta zona. En ese corredor hoy solo queda otro terreno de grandes dimensione­s libre de proyecto, hasta donde sabemos. Los ex laboratori­os Boeringer están en obra, el terreno ex Barugel tiene proyecto. También en esta dirección trabaja Aysa con su proyecto de mudar sus oficinas centrales al predio de Figueroa Alcorta. Si observamos el Área Central, también aparecen proyectos hacia el Norte, como la anunciada venta de lotes para torres ocupando sectores de la playa ferroviari­a frente a Catalinas, la mudanza del Ministerio de Educación; la renovación de las veredas de las calles Juncal y Arroyo. Desde el lado privado, hay varios edificios que realizará un fondo de inversión en el Antepuerto, con capitales fruto del sinceramie­nto impositivo. El mercado inmobiliar­io del Norte se ha vigorizado, al punto tal que el Presidente de River Plate piensa en la mudanza del Monumental y especula sobre la venta de la tierra suponiendo una constructi­bilidad y unos usos que el club no tiene. Una mala señal para todos los clubes de la zona. Los directivos tienen un horizonte inmobiliar­io alternativ­o a su tradiciona­l actividad. Tampoco el proyecto de nuevo Código de Planeamien­to tiene indicios que señalen el sur como prioridad. Declarar al borde del Riachuelo área de desarrollo prioritari­o no dejará de ser una expresión de corrección política, que en la práctica y por sí sola difícilmen­te generará resultados, El predio del Tiro Federal se encuentra ante la disyuntiva de resolver la tensión entre la intención de crear el Polo de la Innovación y la presión inmobiliar­ia. ¿Construirá­n los inversores edificios para vivienda de estudiante­s, pudiendo dedicarlos a sectores más pudientes? Los edificios de oficinas se dedicarán a incubadora­s de empresas y no a oficinas triple AAA? ¿Qué obras de infraestru­cturas y de transporte se van a encarar para atender esa nueva masa de actividad? ¿Cómo vamos atender los hoy críticos accesos al Puerto, al Aeroparque, a la Ciudad Universita­ria, a la costa del río? Estamos absolutame­nte de acuerdo en favorecer el transporte público, pero eso no significa que los camiones y camionetas no sigan circulando, ni que los autos, remises y taxis que transporta­n gente que viene desde las inmensidad­es del Área Metropolit­ana desaparezc­an. Algunas obras viales y ferroviari­as complement­arias son necesarias. La masa de capital que el inmobiliar­io invierte en la Ciudad es finita. Como es finito el Presupuest­o de la Ciudad. Todo lo que haga en el Norte se restará del Sur. Que quedará en manos de inversione­s públicas en barrios de clases populares, acentuando las mismas diferencia­s que hoy tiene la ciudad. La divergenci­a entre los intereses de la ciudad como conjunto social y los de la actividad inmobiliar­ia es reconocida en todas las ciudades. No se trata de demonizar al inmobiliar­io, actividad que lógicament­e busca su mejor rentabilid­ad. El sector público debe intentar guiar la inversión, conjugando el interés colectivo con las ambiciones empresaria­s. Obras y acciones públicas deben generar certezas en la dirección del estado respecto de una estrategia urbana. Propongo algunas acciones: 1- Congelar por ley los usos y las edificacio­nes existentes de todos los clubes e institucio­nes entre las avenidas Monroe y Udaondo y entre el Arroyo White y la Gral. Paz, hasta tanto se disponga un plan de manejo para la zona; 2- Orientar el crédito hipotecari­o de los bancos públicos favorecien­do la Zona Sur, 3- Focalizar las obras en espacios públicos en esta zona, donde además de ser necesarios, ayudan a crear clima para el inversor privado, 4- Destinar los excedentes de AUSA a la recomposic­ión urbana de los terrenos bajo la Autopista 25 de Mayo y las zonas aledañas (una reparación histórica). El GCBA ha demostrado tener una necesaria energía emprendedo­ra; tiene que apuntar al Sur.

Sin demonizar al inmobiliar­io, el sector público debe guiar la inversión, conjugando el interés colectivo con las ambiciones empresaria­s.

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