BUENOS PROYECTOS BUENOS CLIENTES
Hubo fiesta en la FADU. Del miércoles 16 al sábado 20 el Pabellón III de Ciudad Universitaria explotó de gente con exposiciones, conferencias magistrales, performances y unos 250 workshops que reunieron unos 12.000 estudiantes (página 16). Y demostraron, puertas abiertas, por qué la FADU está entre las 50 mejores escuelas de diseño del mundo. El mismo sábado, llegando la noche, culminó con un desfile que derrochó creatividad y aplausos del público.
Berardo Dujovne, quien hoy junto a su estudio comparte estas páginas de ARQ, fue decano por tres períodos de la FADU y uno de los grandes promotores de abrir la Facultad de Arquitectura a los Diseños. Su mujer y socia, Silvia Hirsch, fue un pilar en el ciclo básico de la carrera. Ahora, junto a su hija María, transitan un momento de efervescencia proyectual y constructiva (página 20).
Entre otras obras están haciendo Lin Calel, un conjunto de viviendas en el nuevo Barrio Parque Donado Holmberg; las dos torres de Weik Belgrano, en el arbolado terreno del colegio Nuestra Señora de la Misericordia, que también renovarán; las cuatro torres de lujo de Amarras Center, en el Puerto de Santa Fe y la Trump Tower en Punta del Este, el imponente edificio en La Brava que tiene 10.000 metros cuadrados de amenities.
También comparten estas páginas historias y experiencias universitarias de otra naturaleza y otras procedencias. Son las que viene realizando la FADAU de la Universidad de Morón (página 12). Le proponen a los estudiantes del último año de la carrera de arquitectura un Trabajo Final Integrador que consiste en buscar a lo ancho y largo del país gente, instituciones o comunidades que tengan que resolver problemas de hábitat. Y el trabajo, asistido por Oscar Borrachia, Carlos Sallaberry y Jorge Barroso, consiste en proyectar una solución y luego producirla y construirla en el sitio. Tiempo atrás, en estas páginas, hemos publicado algunas de estas exitosas experiencias como las de una vivienda prototipo en un paraje olvidado de Santiago del Estero o el albergue para estudiantes en San Miguel del Colorado (Jujuy). Ahora se suman otras: un módulo multifuncional en Yacuy (Salta); una sala para jardín de infantes en Concepción del Uruguay, un aula de apoyo escolar en Añatuya o una biblioteca pública en la Reserva Ecológica de Morón, entre otras.
Claro que, como dice en La 0.3 (página 10) Luis Grossman, para que estas experiencias sean exitosas, tanto las de los emprendimientos que proyecta Dujovne-hirsch como los trabajos sociales de estos jóvenes estudiantes, tiene que haber buenos clientes.