Adiós al Elefante Blanco.
El proyecto que convertirá al edificio inconcluso en un espacio amigable.
El Elefante Blanco ya tiene fecha de defunción. El hospital que nunca llegó a ser tal empezará a ser demolido el mes que viene. Dejará su lugar a la plaza de Ciudad Oculta, el barrio que creció a sus espaldas. Además, sobre la avenida Piedra Buena, en un terreno vecino, comenzará a construirse el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad.
El proyecto es más que una demolición y la construcción de un edificio: incluye mejoras urbanas, cloacas, calles, pavimentos y veredas en el barrio. Es más, Álvaro García Resta, subsecretario de Proyectos en el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte que dirige Franco Mocchia, opina que aún el proyecto de arquitectura excede en mucho al edificio: “Es una estrategia liberar el espacio que hoy ocupa el edificio existente para hacer una plaza con los vecinos y construir un edificio bajo que sirva de conexión con el barrio”. Más enfático, Martín Torrado, responsable del área, afirma: “El proyecto es el vacío”.
El edificio de Desarrollo Humano y Hábitat será un prisma de 150 metros de largo, tres pisos de alto y largos aleros, algo sencillo, austero.
En la planta baja funcionarán los programas que hoy existen en el barrio y otros nuevos: un comedor comunitario, un centro cultural y un dispensario. Las dos primeras plantas estarán ocupadas por el personal que hace trabajo de campo, profesionales que entran y salen constante-
mente. Todo el edificio será una construcción flexible, capaz de acomodarse a las funciones más diversas. En el último piso, una terraza vegetal y el restaurante de personal.
En el edificio, el cerramiento perimetral entre aleros será una carpintería normal, con algunos retiros para generar espacios de encuentro exterior. A su vez, el tema del asoleamiento fue resuelto dejando aleros más profundos en las zonas que lo necesitaban, como la orientación norte. Las orientaciones este y oeste, donde el sol llega en forma más horizontal, serán protegidas con sencillos toldos. “Decidimos construir el edificio más sencillo y funcional posible, sin ostentaciones para no dar un mensaje a los vecinos que lo verán nacer. Será una construcción abierta al barrio”, explica García Resta.
Mocchia sostiene que más que un edificio, todo el proyecto se trata de una intervención del espacio público que tiene como premisa la inclusión: “Desde el método de cocreación con los vecinos de los espacios verdes circundantes; hasta la construcción de un edificio abierto y de plantas libres que permita el diálogo con el entorno apuntan a la integración”.
El Elefante Blanco nació como un proyecto para albergar al Instituto de la Tuberculosis en 1923. Las obras comenzaron en 1938 y se paralizaron hasta que en los 40 y 50 se convirtió en el proyecto de hospital más grande de Latinoamérica, pero nunca llegó a terminarse. Después del golpe del 55, la iniciativa se abandonó.
La misma suerte corrió el Albergue Warnes, que fue demolido en 1991 mediante el método de implosión. Por el contrario, la demolición del Elefante Blanco se realizará a mano para evitar el impacto en el barrio. “La estrategia de demolición simultánea a la construcción del Ministerio hizo viable el proyecto”, señala García Resta. Los técnicos de su oficina analizaron todas las variantes posibles antes de optar por un edificio nuevo. “Se evaluó reutilizarlo pero necesitábamos 3 mil metros cuadrados de oficinas y teníamos casi 60 mil en 14 plantas”, explica Torrado.
Los técnicos del Gobierno de la Ciudad también pensaron en demoler una parte del Elefante y conservar otra, pero la estructura solo está en condiciones de resistir hasta el quinto piso y cada planta estaba poblada de columnas. Los costos de las reparaciones necesarias y la funcionalidad determinaron que era mejor construir un edificio nuevo. “A su vez, la demolición libera un lugar clave para la integración del barrio que es la plaza”, explican.
La estrategia es liberar el espacio que hoy ocupa el Elefante Blanco para abrir una plaza y construir un edificio que sirva de conexión con el barrio. El futuro edificio del Ministerio será un prisma de tres pisos de altura y 150 metros de largo, con amplios aleros y una planta sencilla y muy flexible. Para las autoridades, más que un proyecto de arquitectura es una iniciativa de espacio público que tiene como premisa la inclusión física y social del barrio.