La FADU fue una fiesta.
Todo lo que pasó en la 3° Bienal, con la participación de las siete carreras.
Durante cuatro días, innumerables actividades académicas convocaron a alumnos, docentes, profesionales e investigadores de las distintas áreas del Diseño y la Arquitectura a la 3° edición de la Bienal Nacional de Diseño de la FADU-UBA. También llegaron participantes de distintas provincias y países vecinos.
El saldo más destacable de esta edición de la Bienal fue que mostró de manera más clara y abierta por qué en los últimos dos años esta facultad fue rankeada internacionalmente por dos organismos distintos entre las mejores 50 entre miles de escuelas de diseño.
Las exposiciones de productos y performances fueron ciertamente su cara más espectacular y potente. Sin embargo, puertas adentro de los talleres, la experiencia se nutría académicamente y a otro ritmo menos frenético: se presentaron 3 libros, hubo más de 10 conferencias magistrales dictadas por profesores de la casa, profesionales destacados, e invitados del exterior y 250 workshops.
Es verdad que la privilegiada arquitectura de la FADU, con un patio central al que balconean tres pisos de pasillos y aulas, colaboró a la vinculación constante entre las distintas actividades paralelas. Entre los espacios comunes se destacaron eventos como la Feria Emprendis ; el Festival de Cortos, organizado por la carrera de Imagen y Sonido, que tuvo lugar en el nuevo auditorio Simón Feldman; el Desfile de las Cátedras de Diseño de Indumentaria, el concierto de la Banda Sinfónica de Buenos Aires que ejecutó música de películas famosas; y el avance progresivo de murales colectivos de Nazza, San Spiga y Fadu Ilustrada, que reunió el trabajo de 30 reconocidos ilustradores.
Además, en la planta baja se instaló la Feria del Libro, mientras que el primer piso fue ocupado por lasosiciones de las 7 carreras de la FADU: Arquitectura, Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Diseño de Indumentaria, Diseño Textil, Diseño de Imagen y Sonido y la Licenciatura en Diseño del Paisaje, además del CBC.
En este mismo piso también se destacó la expo del “Sello Buen Diseño Argentino” que exhibía los productos certificados por el Ministerio de Producción de la Nación, con objetos de industria nacional como mobiliario en maderas renovables, indumentaria y calzado para deportes de alta competencia o tecnología médica como un ecógrafo portátil.
Las conferencias, mesas redondas y presentaciones de libros lideraron el evento en cuanto a concurrencia, algunas con más de 500 asistentes. Entre ellas estuvo la presentación de “From sketch to sketch”, de Daniel Azerrad. El arquitecto argentino radicado en Israel destacó la importancia de la realización de bocetos como parte del pensar el proyecto y de permitir su evolución.
Otro gran protagonista fue Martín Churba. En su conferencia presentó el proyecto “Noroeste hilado”, que lleva adelante junto a la organización civil de tejedoras “Red Puna¨, el Fondo Nacional de las Artes y la UBA. El taller culminó con una demostración de la técnica de teñido con tintes naturales en el parque exterior de la facultad, a cargo de miembros de la Organización de Comunidades Aborígenes y Campesinas de la Puna y Quebrada de Jujuy.
El artista gráfico Nazza, mundialmente reconocido y docente en la ca-
rrera Diseño Gráfico, brindó a sala llena de la antigua Aula Magna del 3° piso un recorrido por su larga trayectoria y mostró la historia de los inmensos murales que hoy son hitos en ciudades de distintas provincias, el Conurbano y el subte porteño.
La Feria del Libro reunió más de 50 títulos sobre diseño y arquitectura impresos en el país en los últimos cinco años. Fue uno de los espacios más visitados de la Bienal y una sorpresa para muchos, por su alta calidad y porque en muchos casos se trata de tesis doctorales o producciones de cátedras editadas por sellos independientes que no suelen estar disponibles en las grandes librerías y a veces, ni siquiera, en las especializadas. El catálogo incluyó títulos como “Pliegos y Des/pliegos”, de Enrique Longinotti; “Diseñar autos: vida y pasión de Gustavo Fosco”, de Alan Neumarkt y Guillermo Portaluppi; “Diseño y Sistema” de Cecilia Mazzeo; la novena edición del colectivo argentino “Anuario de Ilustradores”; “Sobre la forma en el proyecto de la vestimenta”, de Andrea Saltzman; o “Nuevos Diálogos entre morfología y fabricación digital”, de Patricia Muñoz.
Hubo tres libros que se presentaron en el marco de conferencias. Bajo la consigna de “Diseñarnos o ser diseñados”, el diseñador Sebastián Guerrini, autor del libro “Los Poderes del Diseño”, interpeló a los alumnos a definir su propio perfil y trayectoria profesional. “Hoy como alumnos deben ser muy conscientes de sus fortalezas y carencias. Si las tienen, deben buscar la manera de suplirlas con más saberes, con más experiencias. Es la única manera de conseguir destacarse en un mundo muy formado”, recomendó.
Por su parte, los diseñadores gráficos Rubén Fontana y Daniel Roldán compartieron un interesantísimo panel junto a la bailarina y coreógrafa Fabiana Capriotti para presentar el libro “Conversaciones sobre el diseño y la creatividad”, que reúne 24 testimonios de diseñadores y artistas de la talla de Distéfano, Sanfelippo, Sergio Manela, Marta Zátonyi o Daniel Wolcowicz. “La palabra creatividad siempre me pareció un término ambiguo porque se asocia inmediatamente a la originalidad”, expresó Rubén Fontana en medio de una entrañable bitácora, llena de anécdotas interesantes y lúcidas reflexiones. “Si yo diseño un libro en un caño, la gente va a ver un caño con letras, no un libro. Es la pertinencia y no la creatividad la que nos habilita el sentido a los diseñadores”.
En la sala de Teleconferencias otro trío de notables presentó “Los Directores”, una colección de biografías de grandes directores del cine universal como Bergman, Burton, Favio o Herzog. La mesa redonda estaba formada por la Dra. Marta Zátonyi, directora de la colección, el Dr.roberto Doberti y el diseñador de imagen y sonido Pablo Domínguez. Con la sencilla sagacidad que la caracteriza, Zátonyi explicó que su primera idea sobre la colección fue atraer al mundo del cine conceptual a la mayor cantidad de público posible. “Para ello -dijo- es muy importante el tono exacto, no dejar que ni que el que sepa se aburra; ni que el que no sepa se asuste¨.
Con una concurrencia de 12.000 alumnos, los 250 workshops gratuitos que ofreció la Bienal resultaron en una convergencia, apretada pero funcional, de experiencias en vivo, reflexiones y nuevas enunciaciones. En cuatro horas, la mecánica era indagar primero el tema en profundidad a partir de una exposición audiovisual o mesa redonda y luego proponer a los alumnos (de cualquier carrera asociada al diseño) una aplicación proyectual específica sobre la que trabajar colectivamente.
También hubo talleres que propusieron temas en investigación, como “El gato y la caja”, e incluso nuevas incumbencias. “Aunque el término food desgin nos resulte un poco incómodo, en español ‘comida’ es muy coloquial y ‘alimentación’”, abrió el diseñador industrial Pedro Reissig el workshop sobre Food Design, que ofreció junto a la diseñadora industrial Malena Pasin. “En el mundo, el Food Design abarca desde el diseño de estrategias institucionales y políticas, la regionalización o eficacia en la sustentabilidad y logística de las fuentes, procesamiento, distribución, comercio, almacenamiento y adquisición, hasta algo tan concreto como idear un quiosco universitario saludable, que es lo que vamos a desarrollar en este taller”, explicó Reissig, quien lleva investigando más de cinco años desde la Red Latinoamericana de Food Design.
La perspectiva de género también tuvo su taller y recibió alumnos de distintas carreras e incluso del CBC. “La idea fue generar una gráfica colectiva, que coordinó el colectivo Onaire, a partir de reflexionar sobre las características específicas de las violencias de género en la FADU. Y la vez hubo un intercambio enriquecedor con los participantes, que resignificó la producción gráfica. Entendemos que solamente desde lo colectivo y en la articulación con el otro podemos generar una cultura de la no violencia en la FADU” -concluyó Griselda Flesler, titular de la cátedra de Diseño y Estudios de Género. Otro workshop que se destacó por combinar el trabajo del posgrado, el grado y el hacer profesional fue “Intervenciones Tipográficas”, dictado por Pablo Cosgaya, Marcela Romero y Héctor Gatti. En el taller se presentó y trabajó con la nueva colección “Press Series” de la fundidora tipográfica digital Omnibus Type, hoy disponible online de forma totalmente gratuita.
En el cierre, el ¨Espacio Fanzine”, coordinado por el Arq. Valentino Tignanelli funcionó como workshop gigantesco que ocupó dos pisos en la cabecera del edificio de la FADU. Más de diez talleres, exposiciones y ferias de intercambio mostraron el enorme potencial de este nuevo formato editorial de bajo costo de producción y sin costo de tapa (ya que no se vende sino que se intercambia) y por esto es el formato en investigación en universidades como FADU, institutos y museos alrededor del mundo.
Es claro que esta vez la Bienal FADU funcionó como una usina de proyectos que convergieron en intercambios abiertos, programados o improvisados por los propios docentes y alumnos, por investigadores y profesionales. Las redes sociales cumplieron un importante rol en lo que podríamos llamar la “Post Bienal”, momento en que las innovadoras experiencias académicas dejaron los intramuros para ponerse en acción y vincularse entre sí. Enhorabuena.