Viviendas sistematizadas, un modelo para replicar
El Estudio Borrachia desarrolló un sistema modular “híbrido” de montaje en seco para reducir el tiempo de obra y terminaciones de ladrillo.
“Desarrollamos el proyecto para una familia típica, de clase media, con uno o dos hijos, estudiando su modo de habitar en estos paisajes controlados que son los barrios cerrados del Gran Buenos Aires”, explica el arquitecto Alejandro Borrachia. El cliente, un pequeño grupo de inversores, le pidió proyectar una vivienda en Canning con la idea de venderla. Para lograrlo, y preocupados por la velocidad de armado, los proyectistas adoptaron un híbrido tecnológico que puede, si este emprendimiento prospera, transformarse en un sistema de repetición.
“Toda la estructura es metálica, al igual que la cubierta y el ladrillo, utilizado como material expresivo y de cerramiento. Se introduce en un marco de hierro construido previamente, para pasar a ser parte de un elemento al que podemos describir como liviano en esta conjunción”, describe Borrachia.
Para desarrollar la superficie mí- nima exigida por el barrio (150 m2) y no sobrecargar el presupuesto, que era muy acotado, los autores propusieron una planta funcionalmente muy eficiente, que incluye semicubiertos y un patio central. “Así llegamos a la superficie requerida con espacios que se disfrutan y que tienen un costo muy bajo por m2”, destaca.
La planta de la casa responde a un módulo de 3,50 por 3,50 metros. Esa medida permite resolver un dormitorio por módulo, o un espacio de servicio más un pasillo, sin sumar superficie innecesaria.
La grilla principal fue materializada con perfiles tipo C, que aportan la rigidez necesaria para la estructura. Además, permiten apoyar la pared de ladrillo que cumple la función de cerramiento en algunos módulos. “Usamos el ladrillo común para sumar un material que está en el imaginario de las personas y, además, el mismo sistema resuelve la vista”, señala Borrachia. Y explica que en el estudio usualmente desarrollan y eligen el sistema estructural y la materialidad para que la arquitectura se conforme y se exprese solo con esos elementos.
La estructura está levemente elevada del suelo, asentada sobre pilotines y unas vigas de encadenado. Dos herreros armaron la estructura metálica en una semana. Para las vigas menores se emplearon perfiles de acero galvanizado, que fueron revestidos con fenólico (piso) y chapa (techo). Los marcos metálicos conformaron la guía, el plomo y el nivel, simplificando la tarea de los albañiles que debían levantar las paredes exteriores de ladrillo. Hacia el interior, el muro se completa “en seco” con un aislante y placas de yeso.