ARQUITECTURA PARA LOS FUTUROS URBANITAS
Mañana, 8 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Urbanismo, fecha creada a partir de la iniciativa del urbanista argentino Carlos María della Paolera. La idea es que este día sea una ocasión para reflexionar sobre el estado de nuestras ciudades y para debatir y pensar futuras soluciones para este invento que, como suele decirse, es de los más sofisticados que creó el hombre.
En línea con la celebración, el CPAU presentará el libro “Costas y cuencas de la Región Metropolitana de Buenos Aires: estudios, planes y proyectos”; y la SCA organizó un encuentro donde, entre otras actividades, se presentará una investigación realizada en el marco del Programa de Ciudades de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), sobre la expansión urbana de los grandes aglomerados de la Argentina (pág. 8). Además se entregará un merecido Premio Trayectoria al urbanista Heriberto Allende.
Ambos temas, el de las costas y cuencas y el del crecimiento de la mancha urbana, son gravitantes en un momento que -como ha señalado Joan Clos, del Programa de Naciones Unidas para los Asentamiento Humanos (Onu-habitat)- los humanos nos estamos convirtiendo en urbanitas, dado que para los próximos 30 a 35 años, la población mundial llegará a los 9.000 millones de habitantes y más del 70 por ciento vivirá en ciudades. Y, en consecuencia, aseguraba que en contraposición con la ciudad dispersa, la ciudad densas y compacta será el único modelo sostenible. Ya lo proclamaba Richard Rogers en ese libro que fue manual de cabecera de muchos políticos preocupados por la cuestión urbana. En “Ciudades para un pequeño planeta”, el legendario coautor del Centro Pompidou daba cuenta de la finitud de recursos de la Tierra y de la necesidad de ir por el modelo compacto. La cuestión es cómo hacerlo sin necesidad de vivir amontonados. Cómo lograr, en definitiva, que la ciudad sea un artefacto bien diseñado.
La planificación y el urbanismo deben proponer, encauzar y ordenar los flujos, las infraestructuras y los intereses de los múltiples actores. Pero como asegura Jujo Solsona, “la cualidad edilicia y la cualidad urbana es privativa de los arquitectos”. Sin lugar a dudas, esas han sido unas de las permanentes búsquedas del estudio M/SG/S/S/S a lo largo de sus 50 años de trayectoria (pág. 18). Desde la caja de cristal del Banco Municipal porteño, el Conjunto Acoyte, la Televisora, el “Rulero” y las Torres Mulieris, a las reediciones del Conjunto Rioja (1969) en las Torres Al Río y de las Torres de la Boca, proyectadas con Katzenstein y Peani (1958), en las recientemente terminadas torres Procrear en Estación Buenos Aires.