Palacios habaneros.
La Oficina del Historiador de La Habana es el organismo al frente de la restauración del Centro Histórico. El Palacio del Segundo Cabo y la Plaza de la Marqueta obtuvieron sendos premios Gubbio.
La restauración de dos edificios patrimoniales, reconocida con un premio Gubbio.
de la Oficina del Historiador de La Habana, el organismo autofinanciado a cargo del rescate de más de 600 conjuntos. La ingeniera Tatiana Fernández de los Santos y la arquitecta Kenia Díaz Santos trabajan en este búnker que convoca a más de 10 mil profesionales interdisciplinarios, entre arqueólogos, historiadores y arquitectos. “La Habana Vieja se convirtió en una zona compleja socialmente y difícil de mantener, por cuestiones de recursos. Pero la estructura urbana está intacta, entonces se logró armar un plan de conservación. Gracias al director, doctor Eusebio Leal, quien vio una oportunidad sostenible”, destacan las expertas. El mecanismo que implementan consiste en la redistribución de los ingresos: “El gobierno permite construcciones hoteleras y gastronómicas a cambio de que las ganancias se reinviertan Este jueves, la ciudad de La Habana cumple 498 años de pie. La emblemática capital de Cuba, que superó embates de piratas, corsarios y le dio batalla a Irma, el último huracán, se prepara para un festejo especial. De cara al 2019, cuando se celebren 500 años del día en que colonizadores españoles fundaron San Cristóbal de La Habana, el trabajo de restauración patrimonial acaba de obtener dos premios Gubbio. El certamen, que reconoce a las obras que revitalizan y ponen en valor el patrimonio de distintos centros históricos de América Latina y el Caribe, seleccionó al Palacio del Segundo Cabo y la Plaza de la Marqueta entre los ganadores. Por eso viajaron a Buenos Aires dos integrantes
Para reactivar la circulación interna en el Casco Histórico se implementaron circuitos y programas culturales. Y se dan clases en los museos.
en el centro histórico y el mantenimiento de escuelas”, explican. Un círculo en sí mismo que genera recursos y convoca cada vez a más jóvenes a incorporarse al proyecto. “Antes los cubanos no iban a la Habana Vieja. Pero a partir de la implementación de circuitos arquitectónicos y guías para fomentar el turismo interno se revirtió la situación y hoy no dan abasto. Además, los museos son muy concurridos por chicos, sobre todo cuando las escuelas entran en restauración, porque las clases se trasladan a estos sitios patrimoniales con el fin de acercarlos a los procesos culturales, y así generar pertenencia”, agregan.
Los profesionales de la Oficina se capacitan en Europa y cuentan con apoyo de organismos internacionales para facilitar técnicas y novedades. “La actualización es permanente y toda experiencia es compartida”, subrayan las especialistas. Y explican que una de las preocupaciones reside en las nuevas tecnologías: “No podemos acceder a lo último, pero estamos adelantados con los cursos de formación profesional; el perfeccionamiento es continuo”.
Con respecto a los premios, las profesionales se manifiestan orgullosas. “El Palacio del Segundo Cabo es un caso de una sobria y monumental edificación de finales del siglo XVIII, considerada uno de los mayores exponentes del Barroco cubano”, dicen sobre el edificio construido inicialmente para la Real Casa de Correos. Ubicado en la Plaza de Armas, hoy cumple una función cultural. “Ofrece una novedosa propuesta museográfica apoyada en la tecnología. Este centro cultural interactivo pone a disposición de todos un conocimiento más amplio, instructivo y ameno de la historia y la cultura”, sostienen.
En tanto, la Plaza de la Marqueta corresponde a la restauración y reutilización de la antigua Plaza del Mercado de la ciudad de Holguín, establecida en la primera mitad del siglo XIX y reconocida en su momento como un aporte modernizador en el crecimiento urbano. Es una de las 12 plazas que distinguen a este centro urbano, conocido como la Ciudad de los Parques. “La rehabilitación de este espacio público tuvo un impacto social y cultural, que se expande al entorno circundante, devolviendo a la ciudad un espacio para el comercio y la cultura, donde confluyen y se entremezclan diversas actividades que mejoran la calidad de vida”, señalan Kenia y Tatiana. Y concluyen: “Este plan se concibe como una carta de navegación, una sumatoria de gestión participativa e instrumentos de planificación que hagan eficiente la conducción del proceso en su integralidad”.