LA CIUDAD DE SALTA SE VA QUEDANDO SIN OXÍGENO
La normativa actual aumenta la densidad y reemplaza al pulmón de manzana clásico por un retiro de fondo. Así se limita el suelo forestado y se aumenta la sensación de agobio por la falta de espacios verdes.
En pocos años, una ciudad cómoda y agradable se está convirtiendo en incómoda y agobiante. En el año 2010 se implementó en la ciudad de Salta un nuevo Código de Planeamiento Urbano Ambiental, que prometía mejorar las condiciones de vida en la ciudad. Según Sergio García-doménech: “Muchas variables pueden incidir en que percibamos la ciudad con un ambiente agobiante, exceso de tráfico rodado, ruidos, contaminación (…), embrutecimiento social y un largo etcétera. Pero el origen de estos agobios metropolitanos, posiblemente esté en la ausencia y escasa calidad del espacio público”. En términos generales, la normativa local aumenta la densidad y reemplaza el concepto de pulmón de manzana clásico, que representaba el tercio de la misma, por un retiro de fondo obligatorio, equivalente al tercio de la altura edificable. Esto permite el avance de volúmenes hasta el interior de las manzanas, dejando solo patios entre ellos. Si comparamos, ese espacio libre interno o pulmón conformaba un espacio único a forestar. Hoy, los nuevos retiros de fondo por parcela (9 metros máximos) son dispersos y sin terreno absorbente, ya que permiten estacionamiento. Los pulmones de manzana son espacios comunes en beneficio de toda la manzana. En resumen, un espacio público interno.
Con respecto al uso del suelo. Como el índice FOS (Factor de Ocupación del Suelo) no incluye los subsuelos, el resultado es que todos los edificios se construyen al 100 % del lote para estacionamiento bajo tierra. A esto se suma la superficie libre superior de estos espacios urbanos, que elimina todo suelo absorbente y cualquier posibilidad de forestar dicho reemplazo de
pulmón. En Salta, las zonas de mediana y alta densidad llegan estimativamente a 600 hectáreas de ciudad, que se pueden “macizar” al 100 %.
Calles con entradas y salientes difíciles de forestar. El referido Código también permite construir sobre la línea municipal en la mayoría de las zonas más densas (R1-R2 y NC2) hasta 15 metros de altura (5 niveles) y volar con balcones que invaden la vereda, que generalmente no supera los 3 metros, lo que hace difícil su forestación. Arriba, si se retira solo 4 metros, se puede construir más alto y llegar a los 27 metros (9 niveles), según la zona. De esta forma se arman edificios escalonados. Como ese escalonamiento no es obligatorio, algunos optan por
retirarse esos 4 metros y otros no, lo que genera que unos edificios estén sobre la línea municipal y otros, por detrás. Esto configura agujeros urbanos con medianeras de 15 metros de altura y 4 metros de profundidad, lo que genera un resultado desparejo y a veces caótico en las calles. Una posible solución sería obligar a utilizar dicho retiro y, así, evitar estas medianeras para ampliar las calles y permitir mejor asoleamiento y espacio para forestar. Respecto de este tema se han publicado artículos periodísticos (ver: El Tribuno 10/05/15), que no generaron comentarios de los lectores ni de las instituciones profesionales. Un desinterés absoluto.
Las consecuencias. El impacto de este planeamiento ya se ha visto en otras ciudades, donde la falta de terreno absorbente en estos centros de manzana y la deforestación urbana generan aumento de temperatura e inundaciones ya que las aguas van directo a las calles sin dar tiempo a una efectiva evacuación. Además, la población de estas zonas sufre el agobio urbano al ver, a través de sus ventanas, solo edificios y estacionamientos. El agobio termina siendo una enfermedad que produce tristeza, sofoco, opresión, asfixia y abatimiento (conforme define el diccionario)
Terrazas verdes, una solución costosa. Hoy están muy vigentes las terrazas verdes y jardines verticales, que se implementan en ciudades con graves problemas de calentamiento. Salta tiene la gran posibilidad de aprender de los errores y evitarlos ya que no son tan efectivos como los pulmones, necesitan un mantenimiento intensivo y mucha agua, que es un recurso escaso en la ciudad. Por su parte nada de esto reemplaza una buena forestación en el corazón de las manzanas y el suelo absorbente, que ralentizan la descarga de aguas pluviales a la vía pública y evitan los anegamientos, tan comunes con las tormentas intensas del verano local. Según Elías Díaz Peña, de la ONG Sobrevivencia, “un árbol equivale a más de cien aparatos de aire acondicionado funcionando desde que sale el sol hasta que oscurece”.
Algunas soluciones. Las normas urbanísticas deben ser simples de interpretar de ejecutar y, por lo tanto, de controlar. En ciudades como Santa Fe se han implementado índices obligatorios como el FIS (Factor de Impermeabilización del Suelo), que obliga a tener un porcentaje por parcela de suelo absorbente, en general, no menor a 0,2 (20 %) . Salta podría implementar un índice de este tipo u obligar a que esos retiros de fondo sean con destino de jardín, sin avanzar con los subsuelos, que eliminan toda posibilidad de forestar. Forestar no es solo eliminar ese agobio, sino también bajar la temperatura, evitar inundaciones y, sobre todo, mejorar la vida misma.