UN ESPACIO DE PLACER Y SOBRIEDAD
La Sala de Baño de Feller-herc combina un clima relajado con la resolución tecnológica de su equipamiento.
Las arquitectas Carolina Feller y Melisa Herc diseñaron una sala de baño a la que definen como “un sitio disfrutable, cálido y cómodo, estéticamente placentero y muy funcional”. El concepto que rige el diseño se puede entender como el de una caja contenedora para la cual las proyectistas conservaron la espacialidad y altura originales; y una grilla metálica dentro de esta caja, a modo de layer, que organiza las distintas funciones del baño.
Para eso, eligieron por un lado texturas y colores que invitan al relax y remiten a la naturaleza: la tierra y el mar; mientras que para el equipamiento apostaron por el minimalismo, la eficiencia y un toque industrial que suma modernidad al clima relajado del ambiente. “Todo es bien finito, permeable, transparente, con la estructura a la vista”, cuentan.
Trabajaron el techo como si fuera “un capuchón de color que se fusiona con el porcellanato de las paredes”, y buscaron que no exista un corte rotundo entre las distintas superficies sino un juego de bordes que suben y bajan por todo el perímetro. “Todo se integra como un rompecabezas donde no se sabe si el cielorraso desciende o las paredes ascienden”, explican.
Adentro de la caja, todas las funciones y necesidades de colgado, apoyo, guardado e iluminación, se disponen a través de una única estructura liviana de tubos metálicos superpuesta al revestimiento de las paredes y cielorraso. “Es un objeto que envuelve al espacio y le otorga identidad”, explican las arquitectas.
Esta grilla está resuelta con un perfil de sección cuadrada de dos por dos centímetros (“lo más fino que pudimos”, aclaran), y en su recorrido contiene los accesorios de baño, como la cortina de la bañera, el toallero, las bandejas de apoyo y los artefactos de luz. Del mismo modo, enmarca la mesada con su bacha –que están tomadas de la pared mediante ménsulas- y el espejo retroiluminado, montado en la misma estructura.
“Gracias a esta solución conseguimos también que se vea todo, que nada quede oculto y se sepa dónde apoya cada cosa”, agregan. Por otra parte, las autoras cuentan que este baño, bien moderno en todas sus prestaciones y su resolución, también dialoga con elementos “rústicos”.
Para eso, incluyeron en el diseño del espacio mantas, productos de cestería y objetos diversos hechos por mujeres Pilagá, un pueblo originario de Formosa, con materiales y técnicas autóctonas. Aclaran que, por este motivo, cada pieza es única; y concluyen que el desafío consistió en “mezclar lo moderno con lo ancestral y conseguir que todo conviviera en armonía”.