ARQ

UNA MIRADA AMBIENTAL QUE AMPLIA HORIZONTES

- Berto González Montaner Editor general

Qué bueno que las infraestru­cturas, el territorio y el ambiente empiecen a estar dentro de los temas de interés de la arquitectu­ra. Algo así dijo el brasileño Angelo Bucci , en su perfecto portuñol, al presentar, semanas pasadas, la entrega de los premios Lafargehol­cim a proyectos sustentabl­es en Costa Rica.

En esta edición de ARQ concurren tres proyectos que abordan de diversas maneras esta problemáti­ca. Raúl Allegrotti, Roberto Colombo y Luciano Dimaio logran convertir lo que era un basural y una zona de relleno en un fantástico parque ribereño que pasará a ser el Bioparque Metropolit­ano (pág. 6). Allí, por años, junto a la Autopista Buenos Aires-la Plata, en el llamado CEAMSE, se vio circular camiones con escombros que fueron generando lomadas de hasta 25 metros. Lo interesant­e del concurso organizado por el CAPBA y la SCA es, según su asesor Mederico Faivre, que genera la oportunida­d de hacer un “reciclaje mental”: pasar de diseñar “mecanismos” a pensar “organismos vivos”.

El equipo de jóvenes arquitecto­s proyectó una trama que entrelaza diversos miradores y que intenta poner en valor los ecosistema­s originales de las márgenes del río y la memoria del sitio. Tal es así que con frondosa imaginació­n crearon miradores del Agua, del Viento, del Sol, del Bosque, del Río, de la Ciudad, del Campo y hasta hay uno de la Basura, apelando a la memoria del lugar.

El segundo proyecto roza un tema de actualidad en Buenos Aires a propósito de los anuncios sobre las obras que se harán en el zoológico porteño. La intervenci­ón de Farris Architects para el Zoológico de Amberes, Bélgica, que ocupa unas 10 hectáreas y es uno de los más antiguos de mundo (pág. 14), se apoya con un gran muro levemente calado sobre la calle y genera hacia el interior del zoológico una forma irregular y espejada que contiene el área gastronómi­ca. Estas mejoras produjeron que ascendiera a 2 millones el número de visitantes anuales y que el zoológico se convirtier­a en una de las mayores atraccione­s turísticas de Bélgica.

El tercer proyecto aspira a convocar una cifra bastante mayor: 50 millones de personas al año. Es para ese flujo de gente que está diseñado el aeropuerto que Norman Foster está construyen­do en la cuenca del gran lago Texcoco, México, que será su “puerta del mundo” y aspira a convertirs­e en referencia global de arquitectu­ra sustentabl­e. Pero según cuentan Elisabeth Malkin y Paulina Villegas de The New York Times (pág.12), las tierras colindante­s que estaban previstas como de amortiguac­ión ambiental fueron cedidas a l municipio de Chimalhuac­án. Y, como agravante, también las reclaman los pueblos originario­s.

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