Adiós al blanco y bienvenidos los muros cortina
Richard Meier proyecta una gran torre de cristal negro que será el edificio más alto que haya construido en la Gran Manzana.
Para Richard Meier, la luz natural es la principal materia prima para proyectar y construir. Tres de sus obras más recientes son rascacielos cuyo diseño se basa en ese gran principio que rige la concepción del Pritzker. Incluso la flamante 685 First Avenue en Manhattan, una gran “torre negra” de más de 140 metros de altura que se convertirá en el edificio más alto de los dieciséis que Meier tiene en la Gran Manzana.
La torre 685 First Avenue se levantará entre las calles East 39th y East 40th, del lado Oeste de First Avenue, justo por detrás de la sede de Naciones Unidades y con vistas francas al East River. “Este es un proyecto hito para el estudio -señala Meier-, ya que es nuestro primer edificio de paneles de vidrio y metal totalmente negro y, además, la torre más alta en Nueva York con proyecto completo de Richard Meier & Partners que, además, incluye arquitectura e interiores”. Según explica el autor, su diseño predominantemente vidriado evidencia una especial consideración por la materialidad, la liviandad, la transparencia y el orden.
El muro cortina de la 685 First Avenue parece cincelado con subdivisiones modulares y articulado con paneles metálicos que revisten y le dan forma a los balcones, las marquesinas y las esquinas del edificio. Una característica distintiva del edificio es un recorte arquitectónico que se produce en los pisos 27 y 28, y se hace perceptible aún desde la orilla opuesta del East River.
“Es verdad que el courtain wall negro se aleja de nuestra clásica paleta que sólo apela a lo blancos -explica Dukho Yeon, socio de Meier en lo referente al diseño-, pero eso no es obstáculo para mantener nuestros principios básicos, como la distinción en escala, la proporción, la luz y la alusión al poder. Ese es el legado de nuestros edificios de vidrio blanco y transparente, y 685 celebra esos mismos
elementos”. A nivel de calle, el proyecto está diseñado para promover la actividad urbana y generar nuevos espacios comerciales en la First Avenue. Y el acristalamiento expansivo del gran vestíbulo residencial de doble altura permitirá una conexión visual y física directa con el entorno.
Los habitantes de las 408 unidades y los 148 condominios tendrán acceso directo al conjunto de amenities ubicados en el segundo piso, inclusive a la piscina cubierta. Muy al contrario que el exterior del edificio y sus espacios comunes, estas áreas se caracterizarán por una rica paleta de colores, texturas y materialidades.
En cuanto a los interiores, la gama de colores blancos, grises y tonos tierra complementan las superficies lisas y texturadas de la madera, el yeso y el vidrio.
Por su parte, los compartimientos y módulos de ventanas se desarrollan de piso a techo, eliminando la mayor cantidad posible de sombras horizontales o verticales. Cada uno de estos módulos se subdivide proporcional y geométricamente en un sistema de paneles que permiten mantener la fachada abierta.
“El cristal negro unifica la fachada -reflexiona Meier-, brinda privacidad y modula los reflejos del contexto. Pero cabe la pregunta acerca de si las ideas formales y la filosofía de liviandad, transparencia, relación entre luz natural y sombra que mantenemos en el estudio, no pueden reiterpretarse en el sentido opuesto, siendo el blanco todos los colores y el negro la ausencia del color”.