APRENDER Y ENSEÑAR; Y VICEVERSA
“Creo que la posibilidad de ser docente de la FADU es más que una oportunidad, es un privilegio”, arranca Juliana. Hace varios años que forma parte del equipo docente de A3 del taller Solsona Ledesma, y este año se incorporó a la cátedra Miranda en el mismo nivel. “Veo a la docencia como una herramienta importantísima en la vida profesional, me gusta, la disfruto y creo que enriquece la formación profesional”, comparte. Y cuenta que tuvo muy buenas experiencias como alumna: “Docentes que me transmitieron más que sólo información sobre arquitectura, que inspiraron mi manera de estudiar, la forma en la que viví la carrera. Ahora me encuentro con ellos de colegas haciendo a la educación pública”. Durante la carrera no trabajó, por el apoyo total que le dio mi familia, aunque tuvo un periodo corto dentro de una empresa constructora. “Al recibirme me encontré con un CV muy acotado y esto complicó el hecho de encontrar trabajo. Mis aptitudes académicas no se condecían con mi experiencia laboral”, señala. Sin embargo, cuenta que el arquitecto Miguel Atencio, con quien trabaja actualmente, le dio la oportunidad de incorporarse en su equipo “priorizando la actitud por sobre la experiencia”. El estudio se enfoca en el diseño y desarrollo de viviendas unifamiliares: “Aprendo esas cuestiones que la facultad no enseña”, concluye.