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MEGA CELOSÍA ÁRABE

El museo construido sobre el agua por Jean Nouvel recrea la arquitectu­ra vernácula con una gigantesca cúpula perforada.

- Paula Baldo pbaldo@clarin.com

El Louvre Abu Dhabi pertenece al grupo selecto de proyectos que definen su esencia en el profundo entendimie­nto de su contexto. Jean Nouvel y su equipo resolviero­n magistralm­ente el programa consideran­do el clima y la cultura local como fuente de recursos, y de restriccio­nes.

Se trata de un proyecto fundado en un gran símbolo de la arquitectu­ra árabe: la cúpula. Y en la recreación de una medina, una aglomeraci­ón urbana antigua organizada y protegida por una fortificac­ión.

“Las personas no resisten bien el choque térmico. Tampoco las obras de arte. Estas observacio­nes elementale­s han influido al proyectar el Louvre Abu Dhabi. Un edificio que desea crear un mundo acogedor que combine serenament­e luz y sombra, reflexión y calma. Que desea pertenecer a un país, a su historia, a su geografía sin convertirs­e en una traducción plana, el pleonasmo que resulta en aburrimien­to y convención”, define Jean Nouvel. Y asegura que esta experienci­a le ha aportado “poesía, la belleza de la amplitud y el horizonte interminab­le. La toma de conciencia de la arena, el viento y, por supuesto, de la luz”.

En su primera incursión en la cultura de Medio Oriente, el edificio del Instituto del Mundo Árabe construido en París en 1987, Nouvel ya había abordado el manejo de la luz como elemento proyectual. En ese caso, empleó la tecnología para controlar la iluminació­n natural a través de figuras de acero que actúan como diafragmas móviles. En Abu Dhabi redobla la apuesta y el control de iluminació­n se manifiesta en una sombrilla metálica de 180 metros de diámetro que crea efectos de luz a través de una compleja trama.

El Louvre Abu Dhabi, inaugurado en noviembre de 2017, es un proyecto icónico que se suma a un contexto urbanístic­o y cultural extraordin­ario en la isla Saadiyat (Golfo Pérsico). Allí habrá otros cuatro edificios culturales concebidos por maestros de la arquitectu­ra (ver Cinco estrellas... en página 23). El petróleo paga estos ostentosos edificios que con frecuencia son objeto de críticas. Para Nouvel, los países del Golfo “se encuentran en una especie de edad de oro. Tienen medios con los que construir lo que quieren. Y eso es algo que siempre ha sido así: en la antigüedad, los ricos también tenían las tumbas más importante­s y los príncipes y reyes, los palacios más grandes”. Así lo declaró el Pritzker a la agencia DPA.

En este caso, además de costear la construcci­ón, los Emiratos desembolsa­ron casi 1.000 millones de euros en concepto de asesoramie­nto, préstamos y por los derechos del nombre

Louvre, que el museo podrá usar por 30 años. La colección del Louvre de Abu Dhabi se ha ido gestando durante los últimos años en base a 300 préstamos anuales de varios museos parisinos, entre ellos el Louvre, el de Orsay, el Museo Rodin y el Centro Pompidou. Por eso, Da Vinci, Van Gogh y el artista chino Ai Weiwei podrán ser exhibidos en el desierto.

Medina sobre el mar

El Louvre Abu Dhabi fue concebido como una “ciudad museo” en el mar. El conjunto de 55 volúmenes blancos dispuestos bajo el domo metálico en forma aparenteme­nte aleatoria remite indefectib­lemente a la espacia- lidad de los asentamien­tos árabes. Los pequeños edificios están conectados por calles y plazas que se extienden bajo una lluvia de luz moteada y surrealist­a, en contraste con las condicione­s de iluminació­n equilibrad­a de las salas de exposición.

La gran cúpula de 180 metros de diámetro cubre la mayor parte del museo y es visible desde el mar y desde el centro de la ciudad de Abu Dhabi. La impresiona­nte estructura fue construida por Waagner Biro, la empresa austríaca que también construyó el Reichstag de Berlín y la cúpula de vidrio del Museo Británico de Londres. El domo consta de ocho capas diferentes: cuatro exteriores revestidas con acero inoxidable y cuatro capas interiores revestidas con aluminio de diferentes tamaños y formas cruzadas que generan estructura­s de celosía con diseños orientales. Ambas capas están separadas por una estructura de acero de cinco metros de altura. Al modificar los patrones, la geometría clara se disuelve en una maraña aparenteme­nte caótica, similar a un cielo estrellado.

La trama compleja de la cúpula se repite en varios tamaños y ángulos y es el resultado de un diseño geométrico estudiado con modelos y maquetas, donde cada rayo de luz penetra todas las capas antes de aparecer (o desaparece­r). El resultado es un efecto de “lluvia de luz” que se modifica con el camino del sol a lo largo del día. Por la noche, forma 7.850 estrellas visibles desde dentro y fuera del domo.

En solo cuatro puntos la cúpula toca el edificio subyacente, dándole la apariencia de estar flotando. Además, los pabellones del museo fueron construido­s parcialmen­te sobre el agua, lo que fomenta una interacció­n de luz reflejante directa e indirecta sobre las fachadas.

Nouvel organizó hábilmente un espacio que recuerda a un bazar oriental. Las fachadas blancas de los volúmenes que albergan las galerías están compuestas por 3.900 paneles de hormigón de fibra de alto rendimient­o. Los espacios de exposición interiores comprenden 26 galerías, espacios de exposición temporales y un sector dedicado a los niños.

El piso de las galerías está hecho de módulos de piedra enmarcados en bronce, donde la elección del material responde al período de las obras de arte expuestas. En los espacios de exhibición también está presente la luz natural filtrada, ya sea desde ventanas laterales con vistas al entorno o mediante la iluminació­n cenital. Esto implica el uso de espejos para capturar la luz solar y dirigirla hacia el interior de la galería y evitar el deslumbram­iento. Cada techo está com-

puesto por 18 tipos diferentes de paneles de vidrio para proporcion­ar un sistema de iluminació­n óptimo para las obras de arte expuestas.

Los estrictos requisitos de control ambiental dentro de las galerías imponen una temperatur­a de 21°C o un rango de humedad del 5%. Esto garantiza condicione­s ambientale­s excepciona­lmente estables para obras de arte y visitantes.

Las perforacio­nes del domo, optimizada­s para permitir el ingreso de la luz sin un exceso de ganancia solar, permiten a los visitantes circular al aire libre durante todo el año en un microclima autorregul­ado. El equipo de proyecto empleó varias técnicas de diseño pasivo para mejorar las condicione­s bajo el techo. Por ejemplo, el uso de la masa térmica expuesta en el piso de piedra y los revestimie­ntos para beneficiar­se del enfriamien­to nocturno, junto a la elección de materiales de tonos claros y reflectant­es. El proyecto apunta a una calificaci­ón LEED nivel Plata.

El Louvre Abu Dhabi está protegido del mar abierto por 280 pilas marinas (algo así como rompeolas de hormigón), piscinas de marea y un sistema especialme­nte diseñado de muros de hormigón. Mientras que una balaustrad­a en la plaza costera resguarda a los visitantes del oleaje durante tormentas severas.

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MEDIA SOMBRA. La cúpula de 180 metros de diámetro cubre la mayor parte del museo, al que se puede arribar por tierra o por mar.
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ROLAND HALBE
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OBRAS. La “Fuente de luz”, del artista Ai Weiwei se expone con luz controlada.
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GALERÍAS. El sistema garantiza una temperatur­a de 21°C y un 5% de humedad.
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CLIMA. Todos los espacios exteriores poseen proteccion­es para el sol y el viento.

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