Las oficinas de Mulesoft y Mondelez en Argentinaexpresan los cambios en el mundo laboral.
INTERIORISMO SEDES DE MULESOFT Y MONDELEZ El diseño se adapta a las nuevas formas de trabajo con espacios abiertos y flexibles que fomentan la creatividad y la interacción entre los empleados. No hay paredes ni tabiques y se usan divisores bajos.
¿ Cuánto influyen el entorno y el equipamiento en la manera de trabajar? ¿Los cambios en las relaciones laborales se traducen en un cambio del diseño de los espacios, o es al revés? Tal vez todavía no haya respuestas certeras para estas preguntas, pero lo concreto es que las empresas globales están modificando sus oficinas, también en la Argentina.
A fines del año pasado, Mulesoft, una desarrolladora de productos de software (de las llamadas empresas “Unicornio”, con un valor de mercado de más de US$ 1.000 millones), que tiene su centro de innovación en Buenos Aires, inauguró sus nuevas oficinas en el 6° piso de una torre de Puerto Madero.
A los horarios flexibles sumaron espacios flexibles: sillones y pufs para trabajar con laptops o tablets y áreas de relax. Todo acorde a la premisa de la compañía de alentar el trabajo colaborativo y la interacción entre los empleados.
El proyecto fue realizado por la firma Contract Workplaces sobre una planta de 2.400 metros cuadrados y se basó en una distribución democrática del espacio sin despachos privados, ni siquiera para el gerente general. “Los puestos de trabajo se organizaron en ‘open plan’ sobre el perímetro de la planta reservando las zonas interiores para ubicar de forma aleatoria las salas de reuniones, las áreas de encuentro informal, los ‘meeting boxes’ (cabinas abiertas para mantener conversaciones), el sector de copiado y los lockers”, explican.
Para separar las estaciones de trabajo se utilizaron divisores bajos y frentes vidriados en las áreas cerradas, con lo cual se aprovecha al máximo la luz natural y las visuales al río y al Puente de la Mujer.
Además, hay dos cocinas completas y un comedor para 125 personas sentadas que puede convertirse en auditorio para 200. El comedor, ubicado en uno de los laterales, es un es-
pacio multifuncional que tiene un área de juegos: metegol, ping-pong y play station y hasta una mesa donde lucen enormes legos de la Guerra de las Galaxias para disfrute de los empleados.
En cuanto a la estética, los proyectistas se inspiraron en la cultura hipster, con diferentes texturas y tonalidades (con predominio del verde y el azul), sumadas a piezas gráficas que hacen a la identidad de la firma.
Las salas de reuniones, bautizadas con nombres de personalidades de las ciencias, están equipadas con pizarras, pantallas y Apple tv.
El nuevo lay out ya dio sus frutos: Mulesoft quedó en el Top 5 del ránking Great Place to Work para la Argentina, edición 2017.
Con un concepto similar, la firma Mondelez (ex Kraft Foods) se mudó a unas nuevas oficinas en San Isidro, proyectadas bajo el modelo llamado “One Mondelez Workplace”, una suerte de manual (play book) que la corporación aplica en sus sedes de 165 países. Y redujeron su espacio de 5 mil metros cuadrados en dos plantas (la sede anterior) a estas instalaciones dispuestas en 2 mil metros cuadrados. Las oficinas albergan a 200 empleados en forma permanente, pero pueden llegar a 400 si se hacen presentes colaboradores que trabajan con el sistema homeoffice.
Joaquín Petroni, gerente de Legales de la empresa que trabajó como líder de proyecto en la transformación, explica que hubo que pasar del modelo tradicional, con oficinas para directores y boxes para gerentes, a un lugar sin paredes ni tabiques, con espacios abiertos, libres y compartidos.
“Estamos frente a un nueva forma de trabajar -asegura- donde se busca mayor colaboración y flexibilidad. El homeoffice lo maneja cada equipo con su jefe, por lo cual no tenemos espacios de trabajo asignados, sino ‘free seating’, porque si no habría espacios vacíos y desaprovechados. El personal de ventas no viene todos los días y hay quienes trabajan aquí unas horas a la mañana. Del total de empleados tenemos un 60 % de estaciones de trabajo (tablas de trabajo, sin cajoneras) y un 70% de espacios colaborativos. Los empleados traen sus laptops y otros elementos de escritorio y se los llevan a sus casas cuando se van, o los guardan en lockers”.
Petroni agrega que al principio habían diseñado una suerte de “barrios”, donde se agrupaba el personal de las distintas áreas (marketing, ventas, administración). Pero sólo fue “un paliativo transitorio”, porque en realidad queremos que todos interactúen con todos: sólo sabiendo qué hace cada uno podés incluirlo en tus proyectos”.
Sin embargo, Petroni admite que es un cambio cultural y a algunas personas les cuesta más. “Hubo un período de adaptación y trabajamos mucho en los tonos de voz, en los niveles de ruido, en el respeto por el otro, porque con esta disposición la distancia entre las personas es más chica. Por caso, para hablar por teléfono me voy a una cabina (phone booth) . O de repente estoy trabajando en una mesa y me muevo a otra y de ahí paso a una sala de reunión. Los espacios flexibles buscan eso: crear en la gente más flexibilidad y dinamismo.” Una transformación que recién comienza.