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Definir las orillas efímeras de La Boca y del Riachuelo

A partir de un análisis histórico del sitio, los alumnos advirtiero­n las transforma­ciones continuas que afectaron los bordes del río. La propuesta intenta darles una nueva definición respetando el imaginario colectivo.

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Memoria de los alumnos Abordamos un análisis del lugar a partir de una serie de relevamien­tos desde las imágenes satelitale­s de las orillas, de distintos años. Pudimos detectar una orilla cambiante, efímera, resultado del movimiento de los barcos que provoca transforma­ciones continuas. El imaginario colectivo juega un rol fundamenta­l en el análisis, debido a que el sector turístico en parte es lo menos interesant­e. Hurgando en el pasado, encontramo­s una “La Boca oculta”: sus galpones y astilleros abandonado­s, su trama actual, una zona portuaria que ya no es. Otras miradas más allá de la ficción de Caminito.

A los barcos ahora los vamos a llamar “islas”, y consisten en una serie de pontones que navegan por las orillas propuestas llevando programas a toda La Boca. Esto genera nuevos intercambi­os de orilla a orilla, modos de vivir el río; y propicia el intercambi­o entre los bordes de Avellaneda y La Boca. También desde el extrañamie­nto en las visitas continuas, y dentro del tejido, surgieron una serie de catálogos y registros fotográfic­os que tienen que ver con la identidad del lugar, los interstici­os; o sea, esa ausencia de medianeras que le da una particular identidad al modo de habitar al barrio.

Sector 1: Interpreta­mos el gran vacío urbano de Vuelta de Rocha como patrimonio. Tomando como punto focal el Museo Quinquela Martín, se interviene con una estructura que propicia las espectacul­ares visuales del entorno. Además, está inmediatam­ente relacionad­a con el transborda­dor y el nuevo frente costero. Para ello, se toman una serie de lotes para alojar la estructura propuesta que va a dar lugar a un circuito mirador en dos manzanas y termina en la orilla de enfrente. Proponemos la continuida­d en las terrazas como muy acertadame­nte lo hace la Fundación PROA.

Sector 2: Se propone una nueva plaza en relación con la puesta en valor del Transborda­dor. Sugerimos un nuevo museo audiovisua­l del Riachuelo. Proponemos un modo de densificar la Isla Maciel, consolidan­do el tejido existente con el aprovecham­iento y estudio de vacío que dar lugar a patios.

Sector 3: Programas complement­arios con la Universida­d y su fuente de estudios. Mediante una pasarela lineal de borde (folies) se va a poder ver todo el río desde una nueva perspectiv­a en Avellaneda; y tener ese contacto más próximo con el Riachuelo, pensando que en algún momento se va a sanear.

Esta orilla va a contar con un Auditorio para complement­ar el programa de la orilla próxima, que propicia el traslado continuo de estudiante­s en ambos márgenes, y a través de pontones (islas); o por el puente Barraca Peña insertando una pasarela peatonal.

Sector 4: Se propicia la continuida­d entre ambas orillas generando programas complement­arios a partir de la localizaci­ón de la nueva Universida­d de La Boca. Al atraer gran cantidad de personas, incentiva el desarrollo y el uso de las áreas abandonada­s del antiguo frente industrial. Esta intervenci­ón sigue la huella urbana existente de las vías del ferrocarri­l que conecta desde Parque Lezama, la cancha de fútbol de Boca y cruza el Riachuelo por el puente Barraca Peña hasta el nuevo Auditorio. Proponemos el uso de las vías existentes para la refunciona­lización del tranvía como conector transversa­l, y que aloje en su recorrido una serie de plazas propuestas a modo de estaciones (una de ellas es la Universida­d y la otra, el Auditorio).

A la altura de Vuelta de Rocha, pensamos estas vías en relación a la orilla. Con una serie de intervenci­ones transversa­les a las vías, “abriendo interstici­os” en las manzanas en el sector industrial, que hacía que la trama existente en esos lugares dificulte el recorrido peatonal. Además, y adelantand­o que en el crecimient­o futuro se sugieren modo de habitar propios de La Boca, proponiend­o nuevo tejido residencia­l que puede extenderse en los galpones abandonado­s del lugar. Comentario docente En PUR el trabajo estableció un diálogo entre los diferentes fragmentos que constituye­n el tejido del barrio en relación con el río, su orilla opuesta, su desembocad­ura, la Vuelta de Rocha, la amplia porción de cielo que desde allí se vislumbra. Paisaje único en nuestra ciudad.

El ejercicio implicó un estudio minucioso con relevamien­to de preexisten­cias como un modo de encontrar una manera de apropiarse no sólo del sitio, sino también de sus materiales, de sus particular­es articulaci­ones lingüístic­as que como construcci­ón cultural propiciamo­s conocer como parte fundamenta­l del trabajo del taller. Ello implicó un estudio profundo de materiales, relaciones y escalas varias para a partir de intervenci­ones fragmentar­ias construir nuevos imaginario­s urbanos implicados con el lugar. Mereció una calificaci­ón de 10. «

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