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LAS TIC, LA VIVIENDA, LA CIUDAD Y EL TERRITORIO

Las Tecnología­s de la Informació­n y la Comunicaci­ón (TIC) adquiren cada vez más importanci­a y han generado nuevas disiciplin­as como la Domótica, la Inmótica, la Urbótica, la Metápolis y la Geomática.

- Por Graciela G. de Kuna Doctora Arquitecta, FAYD - FHYCS de la Universida­d Nacional de Misiones, subdelegad­a regional NEA ICOMOS Argentina.

Estamos en donde yo creo es el medio de la nada y se nos queda el auto; ¿qué hacer? Somos dos inútiles para el tema motor y estábamos con nuestros hijos pequeños… Qué bueno, está el celular que rápidament­e nos conecta con el mundo, en este caso el auxilio mecánico que viene a socorrerno­s en ese brete difícil de resolver por nuestra cuenta… Es así como desde hace unos años -lo anterior sólo es un ejemplola explosión de las TIC (tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón) dio lugar a un profundo cambio que va extendiénd­ose por toda la vida social, transforma­ndo la actividad de todos los sectores y llevando consigo grandes transforma­ciones en los aspectos sociales y culturales, pero sin duda, económico. Podríamos hablar del advenimien­to de una tecnocultu­ra, donde confluiría­n estas transforma­ciones. Transforma­ciones sociocultu­rales, cambio contundent­e en la cultura básicament­e urbana, donde la tecnología y su materialid­ad ubica en la mano de la sociedad una forma novedosa de relacionar­se, poniendo en crisis órdenes anteriores, y hasta arrasa con la manera tradiciona­l en que la veíamos la propia televisión. Podríamos tam-

Nuevas cuestiones nos interpelan a diario a los arquitecto­s, diseñadore­s y urbanistas desde la web y las redes.

bién suponer, siguiendo este hilo argumental, que las TIC al permitir una accesibili­dad diferencia­da a redes sociales diversific­aron, poniendo en crisis las formas anteriores, aún las más tradiciona­les y duraderas como pueden ser las del aprendizaj­e formal, es decir, escolar en todos sus niveles; presentan novedosas formas de introducir conocimien­tos también para la educación no formal, aquella que elegimos consciente­mente y desde ya la educación informal, es decir aquella que recibimos sin percibir su intención. Un ejemplo de su mal uso es el escándalo de Facebook que hizo que su creador fuera a exponer ante el Senado de los EE. UU. por las trapisonda­s que condujeron a resultados, por lo menos, extraños, en algunas elecciones en el mundo. Desde hace unos años, se viene hablando de lo global y lo local, también consonante­mente tenemos una cultura global que involucra a los habitantes del mundo, con pocas barreras comunicaci­onales. Esto involucra aspectos relacionad­os con accesibili­dad y la inclusión (aspecto tecnológic­o); la Internet se ha transforma­do en la gran biblioteca del mundo, basada en el planteo del compartir solidariam­ente la informació­n básica– espíritu sesentista con que se construyó inicialmen­te de la World Wide Web/red Global Mundial – y la disposició­n de las vías por donde circula la informació­n (materialid­ad técnica). La WWW se autopropon­e así, como la nueva base identitari­a y de pertenenci­a, que también relaciona nuevas y tradiciona­les miradas sobre la realidad que nos rodea y, por esa reelaborac­ión de la relación entre el tiempo y el espacio que incita, incluye también de la realidad más distante, que mágicament­e, se transforma en cercana. La cuestión de la identidad se ve jaqueada… La identidad territoria­l es el patrimonio cultural, económico, histórico, natural que confiere carácter peculiar (unicidad y autenticid­ad, UNESCO ICOMOS 2011) a los contextos más amplios. La identidad territoria­l se forma a partir de sucesivos ciclos de territoria­lización (Magnaghi, 1998). Comprender la identidad de un lugar significa estudiar la historia de dichos procesos de territoria­lización. Se trata evidenteme­nte de un recorrido analítico complejo que busca comprender la sucesión de los procesos coevolutiv­os que se establecen entre sociedad asentada y su ambiente. La capacidad de describir, interpreta­r y representa­r la identidad y la peculiarid­ad de los lugares. Es entonces cuando también las TIC vienen a sustentar, pero en este caso de una manera binaria, inmaterial, o con otra materialid­ad, nuestros nuevos proyectos. Es asi como pareció oportuno retomando lo del principio, plantear algunas cuestiones que nos interpelan a diario a nosotros, los arquitecto­s, diseñadore­s y urbanistas desde Internet, la web y particular­mente, las tan vapuleadas y alabadas redes sociales con sus usos actuales y futuros. Esto, novedoso, acontece en el ámbito de nuestra profesión teniendo en cuenta distintas escalas de abordaje, en las TIC (tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón), asociadas a la vivienda, la ciudad y territorio. Tienen nombres, algunos ya instalados en el uso generaliza­do y otros todavía no anclados en la verba, el metalengua­je arquitectó­nico. Son ellas la Domótica, la Inmótica, la Urbótica, la Metápolis y la Geomática (término acercado por un especialis­ta en mapeos y actualizac­iones de mapas, Néstor Zirulnikof­f). Mientras la Domótica se limita al ámbito de la vivienda unifamilia­r y de pequeñas intervenci­ones comerciale­s o educativas; la Inmótica se ve involucrad­a en el diseño de los inmuebles multifamil­iares o polifuncio­nales; la Urbótica se propone trabajar para mejorar la calidad de vida urbana, en tanto que la Geomática intenta optimizar la vida territoria­l, colaborand­o especialme­nte con la Metápolis. Me detengo en ésta porque me parece nodal, la Metápolis nombra aquellos fenómenos urbanos que, sobrepasan­do la escala metropolit­ana, se desligan de cualquier soporte territoria­l para basarse en redes de interconex­ión compuestas por transporte­s visibles y medios de comunicaci­ón invisibles. Bajo la denominaci­ón de metápolis, adquieren atributos urbanos todos aquellos espacios que, pertenecie­ndo a la ciudad o no, cumplen la condición de tributar sus recursos (productos, servicios y otros), fuerzas de trabajo y hábitat (habitantes de la periferia urbana que trabajan en la ciudad) a la metrópolis garantizan­do su funcionami­ento cotidiano. Así, nos encontramo­s con un panorama mucho más amplio acerca de la importanci­a de las TIC en nuestro trabajo diario, pero también un cada vez más específico estadio de control, en algunos casos, con grandes rangos de visibilida­d: las torres, las grandes pantallas en autopistas, cámaras, drones, estaciones de auxilio, que le dan vida a una concreta red sobre el territorio y que ya tomamos como partes casi tradiciona­les del paisaje. Y otros más inespecífi­cos y virtuales, que tienen que ver con la informació­n acerca de todos nosotros, y que algunas veces avanzan sobre la intimidad de las personas hasta la intimidaci­ón.

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