El mirador milanés, con fachada vidriada y ondulante
Con 209 metros y 50 pisos, es el punto más alto del nuevo polo urbano que descomprime el centro de Milán.
A la composición internacional del equipo de primera (Zaha era iraquí, radicada en Londres, Libeskind es polaco con ciudadanía estadounidense), se suma la dupla del italiano Andrea Maffei y el japonés Arata Isozaki. Juntos desarrollaron la torre Allianz, un mega proyecto que insumió horas de Skype, y que marca el punto más alto de la Plaza de las Tres Torres, en el corazón del distrito City Life.
“Decidimos reinterpretar el formato del archipiélago, que asociamos con la idea de un rascacielos sin límite, una especie de torre sin fin”, señala Andrea Maffei sobre el conjunto de 85 mil metros cuadrados.
En la aspiración de máxima verticalidad y tensión hacia el cielo, los autores aplicaron el concepto de un sistema modular que se puede repetir de forma infinita, sin límites.
Con sus 209 metros de altura, presenta una estructura innovadora de concreto y acero. El basamento de la torre, totalmente realizado en hormigón armado, tiene un empalizado variable de 2,5 a 3,5m de altura, y está enganchado en 52 postes barrenados. Así logra elevar las ocho velas de cristal y acero que revisten las 50 plantas del rascacielos.
El esquema está configurado a partir de un núcleo, que contiene los servicios primarios en el centro de la planimetría, y que separa el espacio de cada planta. A los lados de la torre se concentran simétricamente otros servicios como las escaleras y los ascensores presurizados de última generación. El interiorismo del lobby, de doble altura, refuerza el concepto de amplitud a partir de una paleta blanca, el acero de las escaleras mecánicas , el cielo raso con vidrios espejados y los amplios ventanales.
Cada módulo está compuesto por 6 plantas de oficinas con un plan largo y delgado de 24 x 61.5 m. La elección de estas proporciones radica en generar un volumen delgado para enfatizar la verticalidad y lograr una estructura provocativa.
En tanto, la fachada está compuesta por una unidad de triple vidrio ligeramente curvada hacia el exterior. La resolución de la envolvente incluye persianas interiores, dispuestas como protección y control del reflejo. Tienen láminas de aluminio microperforado y están motorizadas. En la planta baja, la pared de vidrio de gran altura gana transparencia debido a la adopción de un sistema de fachada sin marco. El cerramiento está soportado por montantes de vidrio estructural de 4 capas. A su vez, el vestíbulo posee un techo de vidrio que sobresale con respecto al plano de la fachada y se conecta con un tensor a la altura del primer piso.
El diseño de la fachada incluye un sistema de limpieza y mantenimiento constituido por una plataforma de trabajo dispuesta en la cima y equipada con un brazo telescópico. El equipo puede descender para cubrir toda la superficie externa.
La idea de la torre sin fin, según los proyectistas, está inspirada por la obra del artista Constantin Brancusi que, en 1937, instaló una de sus interminables columnas del parque Targu-jiu para crear sistemas que se repiten hacia el infinito. Cuando se le preguntó sobre los motivos de esta idea, Brancusi respondió: “Necesitamos apoyar la bóveda del cielo”.
La fachada espejada contrasta con los interiores, en blanco absoluto. El acero y el vidrio son los protagonistas de la paleta de materiales.