Simplicidad. En la localidad de Caseros, Moarqs diseñó una nave industrial de gran funcionalidad.
En Caseros, Provincia de Buenos Aires, Moarqs creó un prisma simple de imagen contundente que logra iluminación natural en sus espacios interiores.
Recuperar la tradición industrial del país -especialmente la que caracterizó al Conurbano Bonaerense por décadas es un dominio de las políticas públicas. Pero, trabajar una estética que la evoque puede estar en manos de la arquitectura. Así lo demuestra esta pequeña pero singular obra de infraestructura desarrollada por el estudio Moarqs en un terreno ubicado en la localidad de Caseros, partido de Tres de Febrero.
“Nos interesa fomentar una arquitectura sin apariencias que surja de la disposición de unos materiales concretos en un cierto orden”, sostiene Ignacio Montaldo, titular de Moarqs. El arquitecto asegura que esta fórmula se complementa o conjuga con arte, “consiguiendo una poética intensa a través de una economía de recursos”.
El galpón industrial se construyó en un solar de características particulares dentro de la trama urbana, ya que debe su forma a su ubicación en una de las seis esquinas conformadas por la intersección de dos avenidas (Alvear y Bartolomé Mitre) y tres calles (Ayacucho, Puán y Castelli).
Sobre ese terreno de forma casi triangular se desarrolla un prisma de apaisado cuya volumetría se ajusta a la reglamentación sobre el uso del suelo vigente el partido de Tres de Febrero. “Este ordenamiento -explica Montaldo- determina que se debe conservar el 40% del terreno sin construir como suelo absorbente. Así, el volumen construido se desarrolla sobre una de las avenidas, liberando un patio triangular sobre otra de las calles”.
La nave fue concebida a partir de una estructura unidireccional, conformada por siete pórticos metálicos de perfiles normales de acero laminados, distanciados cada 5,17 metros. Una chapa pre pintada color negro tipo sinusoidal conforma el cerramiento exterior del galpón.
Los espacios interiores están ter-
minados a partir de una aislación térmica de lana de vidrio con la inclusión de polipropileno de color blanco. “Este material actúa también como barrera de vapor, ya que está colocada entre la estructura metálica y la cubierta de chapa”, señala el autor.
Los testeros -o piezas frontales del edificio- fueron resueltos de dos maneras: por un lado, a través de la medianera existente conformada por mampostería de ladrillos macizos comunes (de 30 cm de espesor); por el otro, mediante la resolución de la esquina a través del giro de la estructura con tres medios pórticos que rotan en el eje del edificio. “Así se resuelve el volumen de manera continua con el cerco que delimita el terreno y el patio. Una claraboya lineal generada en la sección de la nave garantiza la iluminación natural y la ventilación de todo el espacio interior”.
El galpón se caracteriza por su extrema simpleza y despojo de cualquier agregado u ornamento innecesario, un concepto clave en la arquitectura del estudio. “Promulgamos una forma de trabajar con respuestas simples a preguntas complejas a partir de la lectura exhaustiva de condicionantes tangibles e intangibles. No damos nada por supuesto y buscamos conseguir más con menos. Como decía Bucho Baliero: la belleza de lo necesario, nada más”. «