REFORMA UNIVERSITARIA Y VANGUARDIA ARQUITECTÓNICA
Dentro del movimiento cordobés de 1918 fue vital el papel de Enrique Barros, quien realizó una fallida gestión en Alemania para traer al país a Bruno Taut, con la idea de que enseñara en el Instituto de Arquitectura.
Aunque el movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba en 1918 trascendió más allá de los recintos académicos y se propagó a buena parte del continente americano, no por ello postergó la búsqueda de una superación de los niveles pedagógicos que se encontraban seriamente afectados por las endogamias familiares y profesionales de la sociedad cordobesa. En este sentido que el paso que había dado inicialmente Joaquín V. González con la creación de la universidad platense, con cierta autonomía de la Ley Avellaneda y con innovaciones como el Museo y su apertura cultural, vendría a ratificar la línea de acción que los reformistas de Córdoba articulaban a programas de Extensión Universitaria.
Dentro del movimiento cordobés de 1918 fue singular el papel que desempeñó Enrique Barros, dirigente estudiantil de Medicina, de clara filiación radical, quien asumiría la negociación con el poder central y con el propio presidente Yrigoyen. Hacia fines de 1920, después de consagrado el triunfo reformista, Barros viajó becado a especializarse en neurología en la ciudad de Friburgo y encontró en la posguerra la disponibilidad de muchos científicos alemanes dispuestos a radicarse en nuestro país. Dentro del núcleo reformista estaba la idea de crear un Instituto de Arquitectura como carrera propia, ya que los ingenieros habían suprimido el título de Ingeniero Arquitecto en 1918. Sin embargo, el Congreso Nacional que los reformistas realizaron en Córdoba propició la carrera de Arquitectura afirmando que “La Universidad debe orientar la enseñanza artística del país encausándola según su sentido nacional y contribuyendo a la creación de un arte propio que utilice los elementos de nuestro suelo”. ( Núñez, María Victoria. “Un momento arquitectónico en Córdoba: 1916- 1926”. Síntesis N° 6. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba. 2015, pág. 225) Barros realizó una gestión en Alemania para dar forma al Instituto y buscó para ello a un representante de la vanguardia alemana, el arquitecto Bruno Taut ( 1880- 1938), a quien interesó en el proyecto y remitió los lineamientos de su propuesta. Cosa que, sin embargo, no cuajaría, pues las autoridades posreformistas resolvieron “llamar a un incógnito que no presentara el peligro de ser auspiciado por los hombres del 18”.
En 1924, lamentando la ineficacia, Barros narraba en un acto que: “Nosotros conseguimos para el Instituto de Arquitectura que habíamos propuesto la colaboración de Bruno Taut, el genial artista y erudito alemán, la fama de cuyas arquitecturas alpinas ha traspasado las fronteras de su patria. Decidido a alejarse de su país por la paralización consecutiva a la situación económica, Taut aceptaba hasta el concurso con quienquiera de otra nación” . ( Barros, Enrique. “Universidad, ciencia y contrarreforma” ( 1924). En Del Mazo, Gabriel. La Reforma Universitaria. Tomo III. La Plata. 1941, pág. 107) Barros concretaría finalmente la venida de Alfons Goldschmidt, profesor de Economía Política; y de Georg Nicolai, profesor de Fisiología.
Taut había tenido un éxito notable con su libro de “Arquitectura Alpina”, realizado en 1918 en plena Guerra como contribución pacifista y socialista. Se trataba de un álbum de 30 láminas de casas construidas en cristal que proponía una utopía superadora de la crisis europea, donde habría que buscar una solución externa a lo político cargada de un sentido humanista y religioso, exteriorizado en la luz, como había hecho su cúpula de cristal en el Pabellón para la Exposición de Colonia en 1914. Barros probablemente contactó con Taut en Magdeburgo, donde residió como Arquitecto Municipal entre 1921 y 1923, pero al fracasar su posible traslado a la Argentina, en 1924 fue contra- tado por una empresa privada de viviendas y realizó importantes conjuntos en Berlín. Entre 1932 y 1933 estuvo trabajando en la Unión Soviética y al regresar a Alemania percibió su inviabilidad política en la nueva situación y se exilió en Suiza, de allí viajó al Japón y en 1936 a Turquía, donde realizó edificios universitarios. Falleció en Estambul en 1938.
Esta insólita iniciativa había partido del Consejero Ingeniero Julio de Tezanos Pinto, quien en Sesión del Consejo Directivo de abril de 1922 anunció la presentación de un proyecto para restablecer la carrera de Ingeniero- Arquitecto, suprimida en 1918 por sugerencia del Ingeniero Allende Posse, “… para cuya escuela propondrá sea contratado en Europa un especialista.” ( Acta de la Sesión Ordinaria del Honorable Consejo Directivo de la Fac. de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, del 24 de abril de 1922) Al mismo tiempo, junto a los ingenieros Antonio Medina Allende y Victorio Urciolo, se presentó el proyecto “de creación de un Instituto Libre de conferencias de extensión universitaria”. ( Acta de la Sesión Ordinaria del H. C. D. de la Fac. de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, del 3 al 17 de mayo de 1922.” Así, una vez implementado en julio de 1922, tendría un rol relevante el húngaro Johannes Kronfuss, radicado en Córdoba desde 1915 y notable difusor de una arquitectura alternativa de pretendida identidad nacional, basada en sus estudios de la arquitectura colonial. Merece destacarse la figura del entrerriano Tezanos Pinto, por su visión progresista y su activa participación en la vida universitaria cordobesa, tanto como Consejero y luego Decano y Vicerrector de la Universidad.
Haciendo un poco de historia respecto al dificultoso proceso de especialización disciplinar en Córdoba, el título de IngenieroArquitecto se expedía desde 1892 en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, subordinado a la Ingeniería Civil y luego suspendido hasta la creación de la Escuela de Arquitectura en 1924 en el ámbito de dicha Facultad, para lograr su autonomía recién en 1955.
Retomando la fallida propuesta efectuada a Taut, el arquitecto alemán envió al entonces rector Francisco de la Torre, en febrero de 1923, una extensa carta que incluía su biografía, un listado de sus obras ejecutadas y una amplia exposición sobre el Instituto de Arquitectura que postulaba. En la misma fundamentaba conceptualmente el programa de la carrera explicitando sus contenidos curriculares por nivel y sus formas operativas. Sin embargo, el Consejo Superior rechazó el proyecto, que fuera apoyado por la propia Facultad, lo que privó al país del aporte de un arquitecto vanguardista del prestigio de Bruno Taut. «