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Vida social.

En un barrio de las afueras de la ciudad de Córdoba, una casa propone espacios intermedio­s para ampliar las posibilida­des de disfrute de una familia. El predominio del hormigón, un elemento que suma carácter a la obra.

- Inés Álvarez ialvarez@clarin. com

Con predominio del hormigón, la casa CG apuesta al desarrollo de espacios intermedio­s.

La relación comenzó a la distancia. El comitente había visto las Casa Eguia y Patiño, de Adolfo Mondejar, y se decidió a contratarl­o. “La primera referencia fue hacer una casa noble, sin revestimie­ntos, recuerda el arquitecto, quien tomo el encargó junto a Francisco Figueroa Astrain.

Los propietari­os son una pareja joven, “y muy abiertos a las ideas nuevas”, con un hijo pequeño. Sumado esto a la voluntad de los profesiona­les de involucrar a los dueños “para que vayan conociendo su casa antes de vivirla”, el resultado fue un trabajo a cuatro manos, de intercambi­os enriqueced­ores que comenzaron con el objetivo de dar con una determinad­a dimensión, más que con una tipología determinad­a. Mondejar explica: “Entre nosotros y los propietari­os empezamos a tejer una lógica que, en realidad, parte de sus propios planteos, pero que les cuesta definir formalment­e. Así decidimos, por ejemplo, que la casa no tenga hall ni puerta de acceso”.

La vivienda se implanta en un barrio pericentra­l de la ciudad de Córdoba. La propuesta toma los límites y la geometría del terreno, ubicando todos los ambientes de la casa orien- tados al Norte, otorgándol­e el mejor asoleamien­to y una vinculació­n permanente con el patio. Éste fue uno de los principale­s retos para los proyectist­as. “Nos costó bastante hasta encontrar una propuesta que estuviera en relación a la geometría del terreno y por otro lado, que esté bien orientada. Decidimos ubicarla al fondo del lote como hicimos en su momento con otra obra nuestra, la Casa Parra, que está tirada en el fondo del terreno. La idea es que ingreses por el parque y la casa te reciba”.

Se propuso contener todo el programa de la vivienda debajo de una única gran losa y galería de cuatro metros de altura en voladizo, a partir de un esfuerzo estructura­l que busca generar una marcada horizontal­idad que, a su vez, define al proyecto. La morfología saca el máximo provecho a la implantaci­ón y transforma al patio en el lugar protagonis­ta de la casa: punto de contacto, acceso, recorrido y expansión de todos los ambientes.

Para preservar aún más la visión de los planos, se diseñaron tres cajas interiores revestidas en madera de quebracho que componen los tres volúmenes de la casa. La decisión propone una lectura de los tres materiales utilizados en el exterior- interior, un bloque de baños, uno de servicios

y otro de dormitorio­s.

Según detallan los autores, la casa intenta recuperar los ámbitos diurnos de vida social, con una particular­idad: se evitó la generación de circulacio­nes. Sólo una escalera de hormigón lleva a un espacio de terraza para eventos.

El programa incorpora espacios intermedio­s con mucha expectativ­a de uso de la familia, como la galería y la expansión de los dormitorio­s. En el caso del cuarto principal se resolvió con verde y con agua para asegurar la climatizac­ión necesaria y refrescar los ambientes cubiertos más cercanos.

También en la sala de estar se genera un ámbito semicubier­to de expansión, previsto con enredadera­s que refrescan desde el Sur los ambientes interiores de la vivienda y proponen un nuevo lugar para el fuego y el encuentro.

Desde el Sur la vivienda se presenta más cerrada. De este modo, toman expresión las cajas de madera y se deja espacio para servicios de distinto tipo.

La estructura de la losa es modular y solo varía para que la casa se adapte a los límites del terreno. Se resuelve con vigas invertidas que al lle- gar a la galería se convierten en grandes voladizos para el armado de las losas.

La elección de los materiales es central en la definición del carácter de la casa. Siguiendo la línea de otras casas de los mismos autores, el protagonis­mo es del hormigón. Alisado en los pisos de todos los ambientes y visto en los muros, se combina con la madera de los interiores. Se recurrió a distintas texturas por sus encofrados ( de tablas, con fenólicos etcétera) y también por los martelinad­os. Estos se perciben en las partes posteriore­s y en el interior del dormitorio principal.

Los baños fueron concebidos solamente con venecitas y a cada uno se le dio un color distinto, referido a su identidad y a su lugar, planteado en relación al resto de los ambientes.

Para Mondejar, “la mayor virtud de la casa es no esconder los defectos. El hormigón no es de gran factura pero es lo que finalmente le dio un carácter, esa es su belleza”. Y confiesa: “En un momento pensamos en ‘ curarla’ pero cuando la volvimos a ver y evaluamos la pretensión que tenía en cuanto al espacio; y cómo se iba a ver el cambio en el interior, decidimos no hacer nada”.

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GONZALO VIRAMONTE EN EL TERRENO. La casa se adapta a la forma trapezoida­l del lote y se orienta al Norte para recibir un buen asoleamien­to. SIGUE EN P. 6
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GALERÍA. Una losa en voladizo genera un espacio semiabiert­o de 4 metros de altura.

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