Cumpleaños.
El colectivo Doma cumple 20 años y lo festeja con buenas noticias: extiende el cierre de la expo en el Centro Cultural Recoleta, participa de Art Basel y llega a la Bienal de Arte Urbano de Moscú.
El colectivo Doma festeja sus dos décadas extendiendo su muestra en el Centro Cultural Recoleta.
El trabajo en la escena urbana que desarrolla el colectivo artístico Doma desde 1998 cumple 20 años de coherencia: crítica social, ironía, humor y reflexiones sobre el comportamiento humano. Hace diez años que no presentaban novedades. Pero desde que la expo Naturaleza Muerta llegó a la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, el público ratificó que la espera valió para cambiar de status: de objeto de culto a una experiencia inmersiva, participativa, libre y gratuita. Y masiva.
La instalación convoca a la acción. Intervenir, mirar y dejarse llevar por el recorrido lúdico que propone la expo ( hasta el 12 de setiembre) y que desde la entrada convoca a poner el cuerpo: atravesar los ataúdes o caminar por la alfombra roja al tiempo que se disparan cientos de flashes fotográficos requiere cierta disposición.
Los esqueletos, muñecas articula- das y dispositivos que integran la expo llamaron la atención de los organizadores de la Bienal Artmossphere, de arte urbano, que les pidieron una obra para sumar al despliegue de propuestas que se ubican en la antigua bodega de Winzavod, en Moscú.
Además, los autores destacan que Naturaleza Muerta formará parte de Art Basel Buenos Aires ( arranca este jueves), en el marco de una entrevista pública que brindará el curador, Rodrigo Alonso, en el Recoleta.
Julián Manzelli, uno de los integrantes del colectivo que ahora integra junto a Orilo Blandini, reflexiona acerca de una de las actitudes que más se replican en la sala Cronopios: grandes y chicos se sacan fotos dentro de los ataúdes, las comparten en redes y esperan por los codiciados “me gusta”. Frente a esta compulsión, los artistas reflexionan: “Como un gran bucle del mal, estamos más ocupados en el diseño de la vida que mostraremos a los demás que en sentir y registrar historias, marcas, recuerdos, dolores y sensaciones de nues-
tra propia identidad. La imagen de lo que somos - esa necesidad de competir por más likes-, - se ubica por encima de nuestras vivencias”.
Una de las primeras acciones del grupo fue la intervención de señaléticas en el espacio urbano, modificando su sentido. Las sendas peatonales amanecían pintadas con vaquitas, realizadas con stencil. O los tachos de basura resignificaban el clásico ícono pero en versiones ridículas. El diseño gráfico y el espacio público como escenario fueron el punto de partida. Luego llegarían cortos animados, clases en universidades públicas y más intervenciones: muñecos gi- gantes que se desplomaban en la calle, abatidos por la crisis de 2001; o El Coloso, instalado en Tecnópolis en 2012. Las intervenciones dieron lugar a la expo actual, que revalida la vocación crítica y de denuncia. “El cóctel fatal que implica encontrarnos en este capitalismo avanzado termina separando y generando divisiones entre grupos con distintas identificaciones políticas, étnicas y religiosas, es decir, entre quienes se saben distintos”. La grieta, el consumo, el patriarcado, la violencia y el sexo. Doma volvió recargado.
Las distintas intervenciones del grupo a lo largo de 20 años dieron lugar a la exposición actual, que revalida su vocación crítica y de denuncia.