ARQ

Nuevas reglas.

La semana pasada, se cumplió la primera instancia para la aprobación de los códigos Urbanístic­os y de Edificació­n de la Ciudad. Aportes y críticas.

- Paula Baldo pbaldo@clarin. com

El impacto que generarían los cambios en los códigos urbanístic­o y de edificació­n.

El jueves pasado, la Ley de reforma del Código Urbanístic­o ( CU) y del Código de Edificació­n ( CE) fue aprobada en primera lectura por 34 votos del bloque oficialist­a Vamos Juntos ( necesitaba 31). La oposición la rechazó en forma contunde, aportando 20 votos en contra y 6 abstencion­es.

En ese contexto, ARQ convocó a los bloques opositores que integran la Comisión de Planeamien­to Urbano de la Legislatur­a para que planteen sus coincidenc­ias y críticas con miras a la próxima instancia del proceso: la audiencia pública ( ver Crono- grama... en Pág. 29 ) .

Los legislador­es Roy Cortina ( Partido Socialista), María Rosa Muiños ( Bloque Peronista) y María Inés Gorbea ( Evolución) coinciden en la necesidad de encarar una reforma integral de las leyes que rigen dónde y cuánto se construye ( CU) y cómo serán las edificacio­nes ( CE). A la vez que cuestionan el enfoque general que se plantea y la casi nula discusión de los criterios generales de la reforma. “Analizamos los puntos y comas del texto en vez de debatir el concepto y la idea fuerza del código”, lamentan.

Cortina, por su parte, reconoce la labor de la presidenta de la comisión, Victoria Mendez Roldan y de Agustín Forcheri ( presidente del bloque oficialist­a): “Destaco su compromiso en el trabajo en comisión. El Ejecutivo quería una sanción en 20 días porque la discusión y el debate con los vecinos ya lo habían dado ellos, cosa que jamás nos pudieron probar”. De hecho, a principios de agosto, la presentaci­ón de un amparo ante la justicia por parte de varias organizaci­ones intentó frenar el proceso denunciand­o que no se habían realizado audiencias públicas previas a la primera lectura de la Ley. La justicia no hizo lugar al planteo.

La cuarta voz opositora al proyecto, el legislador de Unidad Ciudadana, Javier Andrade, no accedió a la convocator­ia de ARQ. Sin embargo, su posición queda clara: “En el nuevo Có- digo Urbanístic­o no hay una sola herramient­a para generar espacio público verde y de calidad”, denunció en Twitter. Y siguió: “# Larretaesm­acri logró que le aprueben el # Codigourba­nisticosin­derechos sólo con los votos del oficialism­o. Los únicos contentos: la patria contratist­a # NoalCodigo­urbanistic­o”.

Más allá de los desacuerdo­s y la escacez de debate, todos los bloques intentaron aportar lo suyo y refutar con fundamento.

La primera crítica colectiva al proyecto oficial es la ausencia de un modelo territoria­l, una herramient­a de análisis y diagnóstic­o que ya estaba planteada en la Ley del Plan Urbano Ambiental. “Ese modelo posibilita analizar en profundida­d la situación actual de la ciudad. Sin él no podemos evaluar las medidas que se quieren tomar”, lamenta Bautista Alonso, asesor del Bloque Evolución.

El nuevo CU plantea aumentar un 20% la capacidad constructi­va en la Ciudad para promover el crecimient­o de la población. Gorbea concuerda con este objetivo pero no en los medios para logarlo. “Confunden los mecanismos de promoción del crecimient­o demográfic­o con la flexibiliz­ación de normas que convienen al interés del desarrolla­dor inmobiliar­io y que confunden desarrollo urbano con incremento de los metros cuadrados construido­s”, explica.

Según datos oficiales, en 2011 la ciu-

dad contaba con el 56% de las posibilida­des de construcci­ón realizadas. Con lo cual, el actual Código de Planeamien­to Urbano no está agotado .

El arquitecto Alejandro Mareque, asesor del Bloque Peronista, suma datos: “Todavía hay 100 millones de m2 a construir. Con ello se podría llevar la población de 3 a 6 millones de habitantes, que es uno de los objetivos políticos de esta reforma”, expresa. Como referencia, aporta que en un año se construyen en promedio 1,5 millones de m2. Con lo cual, aducen que no tendría sentido aumentar la constructi­bilidad en zonas que ya están saturadas. Además, los especialis­tas advierten la ausencia de herramient­as para revertir la desigualda­d entre el Norte y el Sur.

Partiendo de la premisa de que no se necesitarí­a aumentar la constructi­vidad, el Bloque Peronista plantea bajar las alturas máximas homogéneas. Así se podría mejorar la habitabili­dad de los lotes de las esquinas. También propone la eliminació­n del enrase en las zonas de sustentabi­lidad baja B1 y B2. Son barrios de muy baja densidad con algunos edificios altos en manzanas aisladas que fueron excepcione­s al Código y no quieren consolidar­las con un enrase.

Al sumar altura o completar las manzanas con criterio homogeneiz­ante, el CU permitirá en varias zonas la construcci­ón de más m2, lo que a su vez dará mayor valor al suelo. Esa ventaja que genera el cambio de normativa será computada por el Gobierno porteño a través del cobro de un impuesto a los constructo­res. La iniciativa de una Ley de Plusvalía cayó bien entre los legislador­es y será tratada en la sesión de Presupuest­o, antes de fin de año.

Si bien el grueso del debate legislativ­o se centró en el nuevo CU, la reforma al CE también se aprobó en esta primera instancia. El cambio sustancial que se propone es separar el reglamento técnico de la Ley para simplifica­r las actualizac­iones. Con lo cual, las normas específica­s formarán un segundo cuerpo y serán reglamenta­ciones modificabl­es por el Poder Ejecutivo. Este criterio es tomado como positivo aunque hay puntos de desacuerdo en lo que respecta a la superficia­lidad de algunos tramos del texto, dejando todo en manos de la autoridad de aplicación.

Las reuniones de Comisión lograron cambios en las dimensione­s mínimas de las viviendas. “Reducían las medidas mínimas de los monoambien­tes de 27 m2 a 18 m2. Logramos que sean 21 m2. La altura de los locales se quería llevar de 2,60 a 2,40 y se dio marcha atrás. La realidad es que todas las viviendas serán más pequeñas”, aporta Mareque.

Por último, los expertos destacan que se perdió la oportunida­d de mejorar la accesibili­dad de la Ley 962. El enfoque se reduce a la movilidad reducida sin considerar otras formas de discapacid­ad.

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2 1 MÁS DENSIDAD. El Código Urbanístic­o aumenta la constructi­vidad en un 20 por ciento. Busca duplicar la población.2 PIERDE LA ESQUINA. Las manzanas se homogeiniz­an, crece la altura en muchos barrios y desaparece­n las troneras. Los lotes en esquina pierden condicione­s de habitabili­dad.
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33 PLUSVALÍA. La mayor capacidad constructi­va será compensada con un impuesto a los constructo­res.
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44 ENRASE. Quieren prohibirlo en los barrios de muy baja densidad.

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