Un local ajustado al contexto porteño
La remodelación de la tienda Hermès de Buenos Airesa se concretó con mobiliario a medida y tonos cálidos para generar ambientes acogedores e intimistas. Funciona en Avenida Alvear, dentro de un edificio diseñado por Francisco Salamone.
Después de 20 años de su desembarco en Buenos Aires, la firma Hermès - una de las pocas marcas de lujo que se mantiene ininterrumpidamente en la ciudad- acaba de remodelar completamente los interiores de su tienda, en un edificio que lleva la fir- ma de Francisco Salamone.
Denis Montel, responsable del diseño de los locales de la fima en todo el mundo, estuvo en Buenos Aires para visitar el lugar y elaborar el proyecto. “El concepto de la tienda de Hermès no es estático y evoluciona constantemente. No queremos seguir la tendencia, pero expresamos el presente”, contó por mail, ya desde París. “Cada una de las tiendas tiene características propias, pero existen algunos códigos como el mosaico de cerámicos del piso, los accesorios de iluminación “Grecques”, o el Exlibris ( sello de la marca) de la entrada, permiten que los clientes reconozcan que están en una tienda de Hermès, independientemente del lugar del mundo en que se encuentren”.
En Buenos Aires, la fachada renovada se ensambla con el edificio, en la esquina de Av. Alvear y Ayacucho. La boutique saca provecho de dos ventanales y dos vidrieras a media altura, que permiten el paso de luz natural que embellece los espacios.
Al traspasar la entrada, el exlibris y los leitmotivs arquitectónicos dan la bienvenida a los visitantes, que pueden encontrar todas las especialidades de Hermès distribuidas en el área central. Los productos en cuero se exhiben en un pequeño entrepiso ubicado en el espacio más privado de la boutique, que oficia de pequeño salón.
Toda la planta baja, las escaleras y el entrepiso, están recubiertos de fragmentos de piedras de color marrón y ocre, y astillas de vidrio marrones. Los colores cálidos de las paredes y los pisos, combinados con la luz natural, crean una atmósfera acogedora, que se hace cada vez más íntima a medida que uno se adentra hacia el fondo de la tienda.
Diseñado especialmente para esta boutique, el exhibidor de carteras de cuero se ubica arriba de los relojes; y el sofá hecho a medida se encuentra en el área de productos de cuero, empotrado dentro de un compartimento de madera.
Los productos de la marca, una empresa de la familia Hermès que se viene desarrollando desde 1837, a lo largo de seis generaciones de empresarios y artesanos, se exhiben como en un museo. Y sus creadores aseguran que, desde sus comienzos como fabricantes de arneses hasta autores de íconos como las carteras Kelly y Birkin, sus valores fundamentales permanecen: libertad creativa, exquisitez artesanal, innovación y excelencia.
En cuanto al proceso creativo de la remodelación, Montel explica que “cada tienda está hecha a medida y sostiene un diálogo con su contexto, sin abandonar los códigos que indican al cliente que está en una tienda de Hermès. Empezamos por analizar el contexto, el lugar y los alrededores. La idea es crear un ‘ domicilio’, para que la tienda nueva tenga una integración fluida con la ciudad”.
Luego, dice el arquitecto, “los materiales, las terminaciones, los colores e incluso el gesto arquitectónico se eligen o se diseñan proyecto por proyecto. Se usa el mismo enfoque para el tipo de edificio en el que estemos, independientemente de que sea antiguo o moderno”. «