Un diseño que sigue los rastros de la naturaleza
El reto era triple: proyectar un complejo de oficinas para una o varias empresas, mantener la identidad del lugar e incluir cerramientos acristalados hacia orientaciones desfavorables.
El edificio se ubica en un predio del nodo vial formado por la ruta nacional 22 y el acceso al aeropuerto de Neuquén. Situado en las afueras de la ciudad, donde antes había un sector de chacras, hoy el sitio se caracteriza por la presencia de empresas de servicios petroleros. Sin embargo, existen las huellas que dejó la actividad agrícola, con la presencia de las tramas de alamedas aún en pie. La disposición del edificio busca servirse de la vegetación existente como protección solar natural.
El encargo pedía proyectar un edificio de oficinas comerciales, capaz de funcionar integrado totalmente o dividido hasta en ocho locales, con sus accesos, núcleos sanitarios y escaleras independientes.
El planteo estructural está definido por unos pórticos metálicos dis- puestos cada 4,5 m con una luz libre de 9 m, donde dos módulos son la mínima unidad funcional divisible.
El cerramiento de las dos fachadas está resuelto con carpinterías metálicas construidas en taller y montadas en obra, incluyendo los parasoles móviles para la orientación oeste. El tipo de programa requería de grandes cerramientos acristalados a orientaciones poco favorables. Los árboles existentes se conforman como dispositivos integrados de protección solar, logrando desvanecer los límites físicos del edificio.
La resolución del corte define la estrategia espacial y de implantación, amplía su comprensión material más allá de su estructura formal; y considera a los elementos preexistentes, tales como las líneas de alamedas, como parte inescindible del edificio.