La era de la madurez: funciones cotidianas en escalas reales
Los espacios respetan la envolvente histórica del convento y plantean recorridos generosos. El bar, la cocina, el baño principal y el dormitorio, protagonistas de un diseño inteligente y funcional.
El desafío de conservar la huella original del convento y aportar soluciones que se destaquen por innovadoras o disruptivas convocó a los diseñadores a reflexionar sobre el asunto. ¿Cómo sorprender sin exagerar con la tecnología o los materiales? ¿Qué privilegiar?
En los espacios dedicados a la “mediana edad” estas preguntas encuentran sus respuestas en la distribución dinámica de las acciones. Los recorridos sectorizados organizan el abordaje del Dormitorio Principal (Arq. Viviana Melamed), Una cocina de otro tiempo (Alvarez Bonín, de Angelo, Lauferman, Tumburus), el Baño Principal (Dis. Alejandra Mahíques y Arq. Teresa Falcone), el Comedor (Arq. Alberto Negrin) y el Bar Hedonista (Arq. Mauricio Mare).
Con una propuesta que articula el dormitorio con el exterior lúdico, Melamed armó un dormitorio flexible con espacios para compartir y para disfrutar en modo individual.
“El dormitorio para esta pareja parte de una propuesta orgánica, con materiales nobles. Ellos son habitantes de este tiempo, privilegian lo natural. La tecnología es parte de su cotidianeidad. Valoran el espacio verde y por eso deciden aprovechar cada situación, derribando barreras interior/exterior en cuanto a usos y resoluciones”, dice Melamed. Los paneles móviles contribuyen a reforzar esta interacción. La biblioteca aloja sus tesoros: libros, objetos y obras de arte en un universo vegetal que le da personalidad al espacio. “Mientras que los tonos grises cálidos y arcillosos de las paredes, pisos y biblioteca garantizan el sosiego de un espacio bien estructurado y equilibrado para el descanso, un abanico de verdes y rosados aparece en contrapunto para encenderlos. Las texturas sutiles de las diferentes maderas y lustres susurran calma sin diluir su carácter”, explica la autora.
El baño principal, en tanto, juega con la circulación del usuario y le recuerda que pasado y presente se cruzan entre mármoles, objetos vintage y aberturas preexistentes. El estudio de Alejandra Mahíques (diseñadora de interiores) y la arquitecta Teresa Falcone apostó al contraste histórico que determina la caja del convento. Y planteó un recorrido circular que encuentra su punto común en una pieza de piedra natural de cantera que funciona como una alfombra para salir de la bañera exenta. Un espejo XL aloja el gran mueble revestido, con la bacha semi embutida. Los sensores de movimiento encienden las luces led, que enfocan puntualmente al sillón Lunar, de Patricia Lascano.
La puesta del Comedor combina las especialidades de Alberto Negrin: arquitectura y escenografía. La lucarna de corte celestial que sobrevuela la imponente mesa central, una pieza de madera maciza, determina la geometría pura del espacio. Las ventanas y molduras originales marcan el ritmo, al tiempo que la antítesis material genera un diálogo interesante.
“Se mezclan lo primitivo y la tecnología, como una breve historia de nuestro paso por la vida. Sofisticado y simple, el comedor aloja mármoles y fuegos, maderas y acrílicos”, señala Negrin sobre este refugio contemporáneo para sentarse a comer y conversar. Atemporal y actual a la vez.
La Cocina Gorenje By Ora Ito, por otra parte, sugiere dos áreas de trabajo definidas. Los arquitectos Maia Lauferman, Leandro de Angelo y Natalia Alvarez Bonin, más el diseñador Lucas Tumburus, partieron de una planta de 30m2 para configurar dos funciones unificadas por el diseño. La cocina se arma sobre la base de dos grandes mesadas paralelas. Una central realizada en mármol y madera que alberga los fuegos, de la que se desprende una mesa de vidrio con estructura metálica. La segunda mesada, en superficie compacta y madera, flota sobre una pared revestida en mármol y contiene el sector de lavado. La huerta de especies aromáticas aporta verde y propone identificar al usuario con una cocina de autor. «