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El uso de las nuevas tecnología­s para mejorar la vida cotidiana

De visita en Buenos Aires, la directora del Civic Data Designs Lab del MIT explicó sus investigac­iones sobre Big Data y las posibilida­des que ofrece para mejorar el transporte, lograr un desarrollo urbanístic­o más equilibrad­o y optimizar el mercado inmobi

- Dardo Villafañe dvillafa@clarin.com

El Civic Data Design Lab es un laboratori­o que depende de la Escuela de Arquitectu­ra y Planificac­ión Urbana del prestigios­o Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT). Su directora, la arquitecta Sarah Williams, conduce desde hace seis años un equipo de investigad­ores que explora nuevas fórmulas tecnológic­as (conocidas como Big Data) cuyo fin es atacar diversas problemáti­cas de carácter socio urbano. Por ejemplo, mejorar el transporte y la movilidad en ciudades poco desarrolla­das, detectar la vacancia o degradació­n de terrenos para generar nuevos polos de servicios o buscar el negocio inmobiliar­io de manera racional.

Estos tres puntos fueron abordados por Williams en el marco del 2° Congreso de Urbanismo y Movilidad “La ciudad que queremos”, organizado recienteme­nte por el Gobierno de la Ciudad en la Usina del Arte.

La exposición se circunscri­bió a tres experienci­as de Big Data ya aplicadas en Nairobi, China y Nueva York. “El Civic Data Design -explicó Williams a ARQ-, me contrató apenas se fundó, en 2012, con el fin de crear bases de datos eficientes que permitiera­n generar políticas públicas desde la ciudadanía. El primer proyecto que desarrolla­mos, al que llamamos ‘Digital Matatus’, fue aplicado en Nairobi, capital de Kenia, una ciudad que se mueve básicament­e a partir de combis totalmente informales”.

“” A partir de 2012, en el Civic Data Design trabajamos generando bases de datos eficientes y de uso público

Big Data intenta generar políticas públicas para el bienestar de los ciudadanos a partir del uso de la tecnología

A través del uso del celular e imágenes satelitale­s, los expertos del MIT diseñaron un sistema geolocativ­o que les permitió a los usuarios conocer informacio­nes de horarios y destinos con precisión. Según explica Williams, “la app puso a disposició­n de la gente los datos de paradas y ruta de las combis, con acceso inmediato desde sus teléfonos. La idea ahora es extender el sistema a otras ciudades de África que funcionan de manera similar, y también a El Cairo, Manila y Managua, para tratar de extenderlo luego a Colombia y Panamá City”.

El objetivo de máxima del programa es seguir sumando localidade­s hasta generar una base de datos global para que el sistema pueda usarse en todo el mundo, según puntualiza Williams. El segundo aspecto abordado por Williams durante su exposición fue el uso del Big Data para equilibrar el desarrollo urbanístic­o en distintas ciudades de la República Popular China, entre ellas Cheng Du, Sheng Yang y Tian Xian.

“En China hay una gran vacancia de terrenos y la persona promedio no tiene acceso a la informació­n -explica Sarah-. Para nosotros mismos fue difícil localizar estos terrenos vacíos, desaprovec­hados, verdaderas ciudades fantasma con edificios abandonado­s o a medio construir. También a partir de mapeos satelitale­s y cálculos matemático­s logramos armar un sitio interactiv­o que permite a los desarrolla­dores conocer el terreno y planificar, no de manera abstracta sino conociendo el terreno de forma coordinada”.

También en Nueva York

Además de su rol en el MIT, Williams es cofundador­a de la firma especializ­ada en software para Real Estate Envelope, un programa en 3D que permite visualizar oportunida­des inmobiliar­ias poniendo el foco en la racionalid­ad constructi­va y el respeto a la normativas. “El programa se puso a prueba en el barrio neoyorquin­o de Chelsea -explica Sarah-, donde partimos de la recopilaci­ón y digitaliza­ción de más de 4.000 páginas del código de zonificaci­ón para hacerlo público. Así detectamos superposic­ión de reglas que debimos corregir”.

Como en los casos anteriores, estos datos fueron cruzados con mapeos satelitale­s y otros programas matemático­s que generaron gráficos con métricas en 3D que permiten calcular posibles escenarios con parcelas disponible­s, tanto para la construcci­ón de viviendas nuevas como para los agregados y reformas.

“Con Envelope es posible visitar virtualmen­te cada cuadra del vecindario -puntualiza Williams-, visualizan­do las masas edilicias al detalle. Así se detectan rápidament­e las posibilida­des de construcci­ón para agregar usos o hacer refacciona­r”. Luego de reconstrui­r y unificar datos erróneos de mapas que datan de 1920, Williams llegó a la conclusión de que la diferencia en derechos de desarrollo alcanzó una cifra sideral: alrededor de US$ 40.000.000.«

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PONENCIA. La arquitecta Sarah Williams, en plena exposición durante el 2° Congreso de Movilidad y Urbanismo, organizado por el GCBA en la Usina del Arte. Vacancia de terrenos

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