DEJAR UNA HUELLA EN LA CIUDAD
Desde mi punto de vista, la arquitectura es una profesión bastante completa e integral, que conecta desde una visión sociológica el arte con la creatividad y la técnica; y por otro lado da la posibilidad de hacer ciudad y mejorar la calidad de vida de las personas”, señala Gustavo Alama. Y expresa su interés por la restauración, recuperación y puesta en valor del patrimonio arquitectónico: “Merece un grado de atención que no se le suele dar, a fin de conservar los valores de un edificio y aquello que le confiere a la manzana, barrio o ciudad en la que se encuentra, y que está arraigado a su esencia e identidad. Y poder adaptarlo a las necesidades que la sociedad tiene actualmente, dotándolo de nuevos usos, a partir de una correcta obra de intervención patrimonial”. Gustavo se acaba de incorporar a un estudio de asesoría patrimonial para trabajar en la documentación del estado de conservación de tres edificios públicos.
Martín Faingold cuenta que eligió estudiar arquitectura mucho antes de empezar la facultad. “Siempre me emocionó la idea de poder dejar una huella en la ciudad, sea del tamaño que sea. Actualmente estoy dedicándome exclusivamente a terminar la carrera. Mientras cursaba trabajé en estudios de arquitectura con el objetivo de aprender y desarrollarme como profesional”, comparte.