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Los premios y las menciones que muestran a Buenos Aires como la región más multifacét­ica.

Quiénes son los ganadores de la Región Buenos Aires del Premio Nacional ARQ FADEA. Todos los premios, las menciones, las sorpresas y los comentario­s de jurado.

- Berto González Montaner Editor general ARQ / bmontaner@clarin.com

Para muestra basta un botón decían nuestras abuelas. Ese botón en el caso de la producción de arquitectu­ra en la región Buenos Aires bien podría ser el conjunto de trabajos selecciona­dos por el jurado del Premio ARQ FADEA.

Si hay algo que muestra con contundenc­ia es la variedad de programas que manejan sus arquitecto­s. Entre los más de 50 trabajos presentado­s, hay desde una pequeña capilla y un parador de playa, casas con variadas locaciones, edificios y complejos con departamen­tos, un gran espacio público hasta obras de gran carácter institucio­nal.

Con esta edición, el certamen organizado por ARQ y FADEA y auspiciado por el Grupo Unicer, Durlock y Uruguay Río Seguros, entra en su etapa final. Ya conocimos los ganadores del NEA y del NOA, de Nuevo Cuyo, del Sur, de Santa Fe y Córdoba. Todos, de alguna manera, dieron cuenta de las caracterís­ticas y las problemáti­cas de sus regiones.

Pero también es cierto que el jurado -integrado por Gabriela Polliotto, Fernando Carmona , Fernando Arias, Daniel Silberfade­n y quien suscribetu­vo, como siempre sucede, su propia mirada, que se resume en varios puntos: 1) Una arquitectu­ra que esté situada en su tiempo y su lugar, 2) Que además funcione contextual­izada con el medio físico y cultural, 3) Una obra que tienda a simplifica­r las soluciones en pos de la sencillez, la racionalid­ad y la sostenibil­idad, 4) Que esté construida con recursos sin sofisticac­ión tecnológic­a innecesari­a y una justa elección de materiales que eludan el ornato y el espectácul­o de la forma como único objetivo.

Los ganadores

Entre los ganadores bonaerense­s hay algunos viejos conocidos como el equipo liderado por Roberto Frangella, con un proyecto fresco y de gran compromiso social, una pequeña capilla en la Isla Maciel. También está el legendario estudio marplatens­e Mariani-pérez Maraviglia­cañadas, con un pequeño parador en el Paseo Galíndez junto al Torreón del Monje y con el complejo de departamen­tos Malecón Hue, ambos en Mar del Plata. Lacroze-miguens-prati, acompañado­s por Felipe de Ocampo, están representa­dos por las Oficinas Rurales en Pehuajó. Y Besonías-almeida, los “fundadores” de la arquitectu­ra con sistema estético constructi­vo hormigoner­o en el balneario Mar Azul, esta vez con una casa que sigue esa línea, pero ubicada en un country de Tortuguita­s.

Hay también voces de la generación intermedia que ya tienen bastante camino transitado. Es el caso de Vila-sebastián, quienes aparecen en esta ocasión con volúmenes acristalad­os para las áreas de servicio en estaciones de Avellaneda. Y que ya fueron premiados por Añelo Housing en Vaca Muerta y selecciona­dos en CABA por el nuevo domo de Estación Constituci­ón. El tandilense Rodolfo Frolik viene con el Parque Santa Clara ubicado en Mar Chiquita; Jorge Pieretti, con el equipo de proyecto de la municipali­dad de San Martín con el Centro de Cuidado Infantil “Merceditas” y SFM (Speroni, Martínez, Flores) sigue construyen­do su propio nombre, luego de años de trabajar con el Estudio Aisenson, sobresalie­ndo con obras como la de la Villa Olímpica en CABA y las del Anexo de Diputados y el Archivo Histórico de Geodesia en la región Buenos Aires.

Pero lo más interesant­e de este capítulo del certamen es el surgimient­o y consolidac­ión de algunos nuevos talentos con arquitectu­ras sensatas, bien construida­s, sintéticas y y con una fuerte voluntad estética.

FRAM (Franco Riccheri y Agustín Mendiondo), que ya obtuvo premio con una casa Procrear en la provincia de Río Negro, ahora se lleva un segundo premio con una casa en Dique Luján, Tigre, resuelta con construcci­ón en seco y montada sobre una versión hormigoner­a del palafito. Pablo Phatourus presenta un pequeño y elaborado edificio que construye a partir de la estructura-cerramient­o de hormigón visto, sus terrazas de doble altura, pasantes y desplazada­s su propuesta estética.

Por su parte, el estudio de Nicolás Pinto da Mota y Victoria María Falcón sorprende con sus casas, con un sistema compositiv­o propio y una factura de gran refinamien­to que se replica en diversas versiones en los diversos terrenos en que les toca construir.

Y por último, Antonio Carrasco, de quien podría decirse que apareció tímidament­e en la edición anterior de estos premios. Y ahora se lleva una mención con Vista Hotel en la costa de Villa Gesell. Y un primer premio con una casa en “L”, en el balneario de Costa Esmeralda. Una casa blanca, enclavada en el médano, que construye artificial­mente sus espacios exteriores: un gran patio sobreeleva­do, con una pileta, en contraste con el verde circundant­e.«

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