Tres fachadas y una esquina.
El conjunto de cuatro unidades ocupa una ochava en el centro neurálgico del Distrito Audiovisual. El proyecto, del estudio Cottet Iachetti Arquitectos, propicia visuales a escala urbana. Las claves.
Fraga 297, de Cottet Iachetti, en el corazón del Distrito Audiovisual.
En el corazón del Distrito Audiovisual se respira un clima hipster, donde el circuito de restaurantes gourmet, centros culturales y tiendas de decoración ofrece lo mejor del lifestyle sin abandonar su tradicional espíritu de barrio.
En este marco se ubica un conjunto de cuatro viviendas que, sin desentonar, ofrece un abordaje disruptivo. Fraga 297 ocupa un terreno de esquina en Chacarita, el barrio porteño que aún mantiene un tejido de baja densidad. Los protagonistas, además de las productoras de TV, cine y publicidad que ocupan los PH, son las calles con adoquines, los grafiti en los frentes y la vegetación: árboles que dan sombra, y Santa Ritas que explotan de color.
Pertenecer al área del Distrito Audiovisual implica, para los vecinos, ser parte involuntaria de decorados y aceptar la invasión de cámaras des- de hace 8 años. Sólo en 2017 se filmaron 238 publicidades y 53 largometrajes en estas calles emblemáticas.
“La dinámica del barrio se ha ido transformando con productoras, estudios de televisión, galerías de arte, ateliers y pequeños edificios de vivienda para convertirse en un nuevo polo cultural y gastonómico muy atractivo para vivir y trabajar”, explican Carlos Cottet y Victoria Iachetti, al frente del estudio que desarrolló varios proyectos en la zona.
Este conjunto surgió a partir de una condición ineludible: la esquina, que exige la liberación de la ochava, la poca altura máxima permitida y una premisa del vecino -propietario anterior del terreno- de no obstruir con la nueva edificación el patio lindero. “Estas cuestiones determinaron y ordenaron la definición volumétrica del edificio y la relación de los vanos y expansiones con el espacio urbano”, explican los autores.
El volumen toma la ochava en la planta baja generando un semicubierto de acceso y empata la altura
del edificio lindero para consolidar el tejido sobre la calle Fraga. Hacia el interior, en tanto, se despega de una de sus dos medianeras generando un vacío al Norte donde se ubicaron los patios de las dos viviendas que se acceden por planta baja.
“Esta operación permitió desarrollar el programa en un volumen con tres fachadas, generando ventilaciones cruzadas y diferentes orientaciones y visuales - algunas largas y urbanas y otras cortas e interiores- que definieron la conformación y la escala de cada unidad.
El edificio fue concebido como un conjunto de cuatro viviendas heterogéneas en un único volumen simple y de escala urbana. Un hall compacto da acceso a las unidades y está articulado a partir de un sistema de es- caleras montadas entre sí. “Este sistema resuelve los 3 metros de altura libre en el semicubierto de la ochava y el desfasaje de alturas interiores que esto genera en el desarrollo del edificio para adaptarse al tejido”, señalan Iaccetti y Cottet.
El desarrollo tipológico se centró en encastrar las unidades en el volumen y en resolver la espacialidad de cada una en función de las necesidades de sus propietarios. Cada una cuenta con expansiones privadas (patios o terrazas), resueltas en continuidad con sus espacios interiores, que se asocian más a la vida en una casa que a la de un departamento.
En cuanto a la materialidad del edificio prevalece el hormigón, los muros de mampostería blancos, revestimientos cementicios y carpinterías
r Cada unidad cuenta con expansiones propias: patios o terrazas, que aportan la sensación de vivir en un casa, más que en un departamento.
de aluminio anodizado. “La obra fue proyectada y desarrollada en su totalidad intentando combinar morfológica y materialmente con el entorno, un barrio consolidado de casas y pequeños edificios en general murarios”, agregan los arquitectos.
El ingreso por la ochava se resolvió con una piel metálica verde que enfatiza la continuidad del espacio urbano en el interior del edificio, tomando la totalidad de la vereda como parte de la especialidad interior y ofreciendo también a la esquina de la ciudad una visual profunda al interior del edificio. El portón tamiza la luz natural y calibra las visuales entre la vereda y el ingreso a las unidades. El desarrollo interior de los espacios fue proyectado en función de la luz, las visuales y la continuidad.«