EN EL FUTURO, LO VIRTUAL SE IMPONDRÁ SOBRE LO MATERIAL
Los espacios ya no se definirán por sus propiedades físicas y satisfacer deseos personales será el objetivo en los próximos años. ¿Pasarán los arquitectos a convertirse en programadores de plataformas virtuales?
La arquitectura, tal como la conocemos, va a desaparecer. Distintas teorías anticipan su futuro. En la complejidad del presente conviven años de historia zipeados junto con especulaciones sobre el futuro y miradas hacia el pasado. La tecnología no solo provee herramientas para recrear el pasado, sino que también es clave en el estudio, postulación y construcción de futuros posibles para la arquitectura. Algunas especulaciones sobre el rumbo que tomará en los próximos años están relacionadas con la recreación del hábitat natural del hombre; realzan su condición terrenal y proponen reforzar la relación del hombre con la naturaleza. Otras apuntan a la desmaterialización de la arquitectura. En este escenario, la virtualidad se impone por sobre la materialidad y la vuelve prescindible. Todo se vuelca sobre las sensaciones y la experiencia vivida. Ni la arquitectura ni los espacios transitables dependerán ya de sus propiedades físicas, sino de las propiedades subjetivas de la experiencia del usuario. ¿Será el futuro de la arquitectura adaptable a cada persona? Posiblemente, en el futuro, lo único que necesitaremos para recorrer un edificio será un dispositivo que nos permita entrar “virtualmente” en él. Nuestros sentidos guiarían la experiencia, sentiríamos calor o frío al acercarnos o alejarnos de las aberturas; el olor a pasto recién cortado al salir a los jardines, el vapor de agua proveniente de una ducha y el perfume de cada ambiente, independientemente de lo realmente existente en el lugar. Nuestra experiencia, disociada de la cualidad física del espacio, podría asociarse con las de otras personas y así vivir conjuntamente en una atmósfera virtual. Cómo “programar” los espacios según los gustos y deseos personales será la búsqueda del arquitecto del futuro, para lograr la máxima confortabilidad. ¿Pasarán los arquitectos a convertirse en programadores de plataformas virtuales? De la intensidad sensorial con la que ellos sean capaces de plasmar la realidad dependerán las atmósferas resultantes que funcionarán como generadoras de experiencias. ¿Será la arquitectura del futuro controlada por empresas como Google, Samsung o Microsoft? ¿Estaremos ante el nacimiento de una atmósfera virtual colectiva y el fin de la arquitectura? Existen hoy referentes contemporáneos en el ámbito de arquitectura de atmósferas. Arquitectos como Peter Zumthor o Diller & Scofidio crearon, en su concepción fenomenológica de la arquitectura, obras generadoras de experiencias y capaces de ser vividas a través de todos los sentidos. El Blur Building (foto) de Diller & Scofidio es una obra concebida como un edificio sin fronteras, cuya forma muta constantemente y hace imposible su definición en plantas ni alzados. Un edificio cuya esencia proviene del mundo natural y sus “fachadas” son creadas por el vapor del agua existente en su entorno. En él, sus visitantes se mueven en una atmósfera de límites difusos guiados por sus sentidos y solamente a través de la experiencia inmersiva es que se puede comprender el edificio; el mismo no termina de existir si no es por los sentidos humanos. La sensación del vapor de agua sobre la piel, la niebla acumulada en ciertos sectores que blurea y descubre elementos -como las otras personas recorriéndolo o el cielo azul- y el sonido resultante de la cercanía con una gran masa de agua son los elementos más importantes que componen el edificio. Detrás de ellos, la estructura material que sostiene la plataforma y difusores de vapor pasa desapercibida entre la niebla y no tiene mayor impacto sobre los visitantes. ¿Podrá la virtualidad en el futuro reemplazar a la materialidad en la generación de atmósferas? ¿De qué manera cambiará la interacción de los usuarios con el espacio? En las Termas de Vals de Zumthor, el escenario experiencial que plantea la obra genera sensaciones irrepetibles en otros lugares. El vapor y la luz tamizada generan una atmósfera cálida e irreproducible que impacta en el usuario constantemente. La idea de edificio, para Zumthor, es que alguien posea un recuerdo de él por algo que ocurrió allí. Considera el entendimiento emocional como lo necesario para disfrutar y/o admirar un edificio. ¿Serán las atmósferas virtuales en el futuro cada vez más inmersivas, difuminando el portal entre ambos mundos? ¿Continuará el mundo material siendo el de mayor importancia o se invertirán los roles quedando los usuarios eventualmente atrapados en una simulación?
Ya sin materialidad ni estructura necesaria, la atmósfera restante propone una realidad virtual capaz de provocar en el usuario distintas sensaciones. La atmósfera cobrará vida a través de la experiencia; y se nutrirá de la misma para mutar y evolucionar. La materialidad quedará como un concepto obsoleto y los límites de los espacios dejarán de ser físicos para pasar a ser consecuencia de las sensaciones percibidas. En este futuro, las herramientas tecnológicas sustituirán a las puramente constructivas, y la arquitectura se habrá librado de problemas cotidianos como los de mantenimiento. Los acotados plazos de obra ya no serán un incordio y la duración de las mismas será eternamente indeterminada. El edificio quedará como la antigua definición para un espacio destinado a servir como vivienda o para el desarrollo de una actividad humana, ya que en el futuro las nuevas atmósferas servirán a esos propósitos.
Las etapas de diseño y proyección no precederán a la de construcción, sino a la de programación de estas plataformas virtuales generadoras de experiencias. Estas reemplazarán a los espacios necesarios para el descanso, el trabajo y la recreación. Conceptos como la escala y la intimidad podrán ser recreados virtualmente y la arquitectura del futuro podrá prescindir de todo lo que la virtualidad aporte. Podremos programar casas, jardines, parques, estadios y ciudades. ¿Llegaremos a recrearlo todo, hasta la nostalgia? «